"Cada miércoles a partir del 8 de junio saldremos a llevarles un plato de comida caliente, rico, casero, con pan y postre y todo el amor del mundo que le ponemos a cada bandeja. El año pasado repartíamos 200 bandejas cada semana, calculo no será menos este año. Necesitamos que se sumen, con mercadería: arroz, fideos tirabuzón, aceite, sal, condimentos, lenteja, porotos, carne, pollos, puré de tomate, ropa de abrigo en muy buen estado, cocida y limpia, zapatillas, frazadas. Las donaciones se pueden llegar al Hotel Misoroj, San Luis 190", detalló Gabriela Obeid en su Facebook.
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"Cada miércoles a partir del 8 de junio saldremos a llevarles un plato de comida caliente, rico, casero, con pan y postre y todo el amor del mundo que le ponemos a cada bandeja. El año pasado repartíamos 200 bandejas cada semana, calculo no será menos este año. Necesitamos que se sumen, con mercadería: arroz, fideos tirabuzón, aceite, sal, condimentos, lenteja, porotos, carne, pollos, puré de tomate, ropa de abrigo en muy buen estado, cocida y limpia, zapatillas, frazadas. Las donaciones se pueden llegar al Hotel Misoroj, San Luis 190", detalló Gabriela Obeid en su Facebook.
A solo un par de días, Gabriela y sus amigas del "plato caliente" todavía están buscando algunos ingredientes, pero confía en que -como cada año- las cosa nuevamente saldrán adelante y contará con todos los ingredientes y elementos para ofrecer una comida, tan rica como las que comemos todos en casa, servida con sabores y calor, y con una sonrisa.
La campaña de "El plato caliente" comenzó hace seis años. Un día un grupo de amigas, esas que se conocen de la facultad, del trabajo, de las buenos y malos momentos de la vida resolvieron que era el momento de mirar un poquito para afuera, y comenzar a dar.
Para aquellos que no conocen la historia del "Plato caliente", les recordamos que también se va ayudando a resolver situaciones de vida, de las personas que se van encontrando durante los tres meses que dura el operativo de rescate. Hace dos años, Gabriela ayudó a un cocinero, que vivía en la calle, a volver trabajar en lo que sabía hacer. Así fue que Lucho logró tener un carrito de panchos y trabajar en el parque San Martín. Esto le permitió alquilar una habitación y salir de la calle. En otra ocasión ayudaron a una abuela a reconstruir su baño y que no tuviera que pasar necesidades, y así las historias se multiplican.
Aquellos que quieran aportar dinero pueden hacerlo llegar con una transferencia a la cuenta del hijo de Gabriel CVU (cuenta virtual) 0000007900204491273837 FRANCOLONGHI321.UALA