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Enseñanzas que dejó la pandemia

Sabado, 13 de agosto de 2022 02:16

La pandemia, que nos cayó de golpe y con la guardia baja, generó controversias y dejó enseñanzas. Una de las primeras, es un error plantear el COVID en términos de todo o nada.

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La pandemia, que nos cayó de golpe y con la guardia baja, generó controversias y dejó enseñanzas. Una de las primeras, es un error plantear el COVID en términos de todo o nada.

Durante la mayor parte de la pandemia ha sido difícil observar la trayectoria de la enfermedad, salvo a través de la lente del partidismo y las políticas.

A quienes viven con relativa normalidad se les ha acusado de restar importancia al COVID; a quienes han pedido mantener las precauciones los tacharon de alarmistas histéricos.

Ejemplos hay muchos.

El pensamiento no binario tiene sus raíces en la comprensión de que las cosas cambian; nada es fijo e inmutable.

El pensamiento no binario busca la diversidad infinita y la fluidez de la experiencia en lugar de clasificaciones binarias rígidas.

Lo que sí revela la evidencia es que el virus no es "mejor" o "peor", sino diferente a cualquier otro microorganismo con el que lo comparemos. En todo caso, este tipo de pensamiento binario se utiliza para desviar la atención de otras verdades importantes. Por ejemplo, discutir sobre si el COVID-19 es más o menos letal que la gripe, si sirve para oscurecer conversaciones serias sobre la falta de atención adecuada para la más familiar de las gripes. Y lo cierto es que deberíamos tomar mucho más en serio a esta enfermedad tan común: por ejemplo, debería haber vacunación universal.

Es un error llamar "antivacunas" a quienes dudan sobre inmunizarse contra el COVID. La vacunación contra este virus pandémico generó dudas, pero esto fue un fenómeno global.

Los verdaderos antivacunas, opuestos a cualquier forma de inmunización, incluso frente al sarampión o la viruela, son muy distintos de los que dudaron o dudan de las vacunas anti COVID. Son grupos muy distintos, con motivaciones diferentes.

La pandemia tomó al mundo por sorpresa, la comunicación no fue buena y las medidas que se adoptaron, necesariamente, tenían que generar temores e inseguridad.

Hay tres grupos: quienes se vacunaron de inmediato, los que manifiestan dudas y otros con reticencias muy importantes. Dentro de este último grupo estarían los antivacunas que representan un porcentaje pequeño. No ayuda tachar de antivacunas o negacionistas a quienes prefieren esperar, esa es gente que duda y que no tiene confianza, pero la confianza hay que ganarla.

Esta pandemia nos ha enseñado que los datos y las certezas envejecen rápidamente.

Por eso no hay que hablar de certezas absolutas, hay que hablar de probabilidades, intervalos de confianza, límites de pronóstico.

Hay que abandonar el pensamiento binario ya que en esta pandemia no sólo hubo blancos y negros, sino también grises.

La vida no es binaria y la pandemia del coronavirus tampoco.

 

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