¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

20°
25 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Dimensión social de la salud mental

Las recurrentes crisis en Salta muestran la ausencia de visión y planes que contemplen las características propias de estas patologías.
Viernes, 19 de agosto de 2022 02:12

La salud pública tuvo en otros tiempos como principal problema a solucionar la erradicación y control de las enfermedades epidémicas y después las endémicas que justificaban altos índices de mortalidad. Luego, la preocupación de la autoridad sanitaria se dirigió a combatir la mortalidad maternoinfantil y actualmente lo que prevalecen son las enfermedades crónicas, degenerativas, la geriatría y las enfermedades mentales. Aún hoy no se aprecia en nuestro país y en nuestra provincia -atendiendo a la crisis del servicio neuropsiquiátrico - el valor social negativo que representan las enfermedades mentales, las enfermedades degenerativas del cerebro y la discapacidad en general.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La salud pública tuvo en otros tiempos como principal problema a solucionar la erradicación y control de las enfermedades epidémicas y después las endémicas que justificaban altos índices de mortalidad. Luego, la preocupación de la autoridad sanitaria se dirigió a combatir la mortalidad maternoinfantil y actualmente lo que prevalecen son las enfermedades crónicas, degenerativas, la geriatría y las enfermedades mentales. Aún hoy no se aprecia en nuestro país y en nuestra provincia -atendiendo a la crisis del servicio neuropsiquiátrico - el valor social negativo que representan las enfermedades mentales, las enfermedades degenerativas del cerebro y la discapacidad en general.

Estas enfermedades son tenidas en cuenta cuando cuestan una jubilación o pensión prematura, una discapacidad o invalidez, muchas partidas dinerarias especiales en los presupuestos nacional, provincial o municipal, delitos y hasta crímenes cometidos por locos o psicópatas, judicialización con pleitos y reclamos sin fin por ayudas, asistencia, subsidios. Cada vez más las enfermedades neuropsiquiátricas constituyen un importante problema para la salud que no tienen solución solo con un enfoque asistencial médico.

Enfoque y diagnóstico

La idea y la praxis que lleva demasiados años de frustraciones de clasificar y estibar los enfermos mentales y/o neurológicos crónicos como residuos humanos, al decir de Ramón Carrillo en los años de la década del 40 del siglo pasado, en hospitales u hospicios reciclados es científicamente inconsistente, anacrónico, sumamente costoso en términos de financiación y deleznable desde el punto de vista psicosocial.

Desde esa época la Argentina ha establecido la protección de la salud como derecho y la obligación o deber del Estado de proveer a esa protección a lo que se suman una serie de derechos sociales.

En el caso de las enfermedades mentales no debe predominar el criterio biológico o el jurídico en exclusiva; se puede ser demente, alienado, loco, psicópata, enfermo mental de hecho y de derecho.

Estamos todavía anclados en el criterio de incompatibilidad funcional por la que los enfermos mentales no pueden ser asistidos o internados en los hospitales generales, lo que constituye una herencia ideológica negativa y acrílica a partir de los antiguos manicomios.

Los inconvenientes solo existen en la cabeza de algunos profesionales que no saben psiquiatría y que tienen prejuicios no resueltos acerca de los problemas mentales; anexos de internación psiquiátrica aguda y consultorios psiquiátricos y de psicología en los hospitales generales son viables, necesarios, de muy bajo costo y deben actuar en coordinación con los servicios de clínica general y algunas especialidades.

La externación

Sería aconsejable, antes de la externación de los hospitales psiquiátricos monovalentes, que primero se creara o se mejorara y reforzaran las redes sociofamiliares de contención y se ajustara la prevención primaria, secundaria y terciaria en materia de salud mental, para lograr un egreso exitoso del paciente en una red social digna, que lanzarlo a la fosa de los leones de la calle impía... "sin más amparo que el cielo y otro amigo que el facón" - como dice el Martín Fierro -. En otras palabras, expulsar al enfermo hacia el desarraigo, la falta de familia, la crudeza del desamparo, la droga, la soledad, el pillaje, el robo, las violaciones a su persona, el crimen sádico, sin consideración alguna por la vida, como lo demuestran los hechos de sangre cotidianamente repetidos.

Tampoco sabemos si la familia recibirá con agrado al enfermo cuando éste se halle fuera de los muros del hospital, porque hay que tener la paciencia, la experiencia y la capacidad de soportar el cada día de los enfermos mentales con las atroces mañanas de ansiedad y las noches horribles de insomnio por las que pasa un melancólico, o bien, la irritante inercia del esquizofrénico con defectos residuales; la aparición fulminante del delirio, en los pacientes que sufren alucinaciones persecutorias; los episodios maníacos, junto al abuso de sustancias, las fugas del hogar de los adolescentes, unido al tedio paralizante de los borderline; los exabruptos y extravagancias del esquizofrénico; las sorprendentes, desopilantes y peligrosas actitudes de un demente deteriorado, o la consternación que nos depara un retraso mental profundo; la manipulación constante de la que hace uso el psicópata respecto de sus allegados más íntimos; la violencia, el robo o el uso de la droga dentro del hogar.

La superespecialización

El factor de la superespecialización en psiquiatría como en otras ramas de la medicina constituye otro obstáculo. Se encuentra plenamente vigente y profundizado el dualismo cartesiano en materia psiquiátrica. De esta manera, se diferencian los que sostienen que la causa de las enfermedades mentales radica en la biología -como los genetistas, los neurobiólogos, los neurocientíficos y los psicofarmacólogos- de los que consideran que la verdad acerca de la causalidad de la enfermedad mental se halla en las razones psicológicas, familiares y sociales. En cada una de estas disciplinas existen especialistas que tratan pacientes bajo los postulados de las mismas; los psicofarmacólogos, los psicoterapeutas individuales, grupales, neurocientistas, etc., pero no existen los especialistas en rehabilitación psiquiátrica

Falta mucho aún para consolidar una psiquiatría clínica independiente, que anexe todos los criterios con un estilo amplio, sin dogmatismos o reduccionismos,

 Una psiquiatría que tenga bien en cuenta todos los factores y requisitos para el tratamiento integral de la persona enferma, ya sean neuróticos, psicópatas, psicóticos o enfermos psicosomáticos. También debe considerar las medidas de rehabilitación como absolutamente necesarias desde el comienzo de la prevención secundaria como parte insustituible del tratamiento integral, es decir, una rehabilitación psiquiátrica, con trabajo e inserción social desde el inicio mismo en que el psiquiatra y la institución toman contacto con el enfermo.
Los partidarios a ultranza de que se caigan los muros de los hospitales psiquiátricos pertenecen a un apartado singular de profesionales de la salud que intenta, con tales propuestas, encantar a un sector de la población sin dar soluciones realistas y consistentes.
La comunidad, mientras tanto, aprueba sin mayor interés las iniciativas, pero mira de soslayo, observa con recelo y con aprensión el egreso de psicóticos, ya que no se encuentra pedagógicamente instruida y preparada o incentivada para recibirlos.
La idea de cerrar los hospitales psiquiátricos no es mala en sí misma pero se usa como excusa la de desmanicomializar, pero en realidad se está deshospitalizando en lugar de fortalecer los hospitales para mejorar la prevención secundaria.
Se deja de lado el hecho de proporcionar una mayor atención personalizada en los nosocomios que ya se encuentran en actividad, creando una red preventiva generalizada que abarque a toda la República, a fin de que, inmediatamente, al ingreso del paciente, se evalúe cuánto tiempo durará su internación y a qué estamento de la rehabilitación se lo podrá derivar en un futuro.

No solo en Salta

Según encuestas de la Organización Mundial de la Salud, el 41% de las naciones carecen de un plan de salud mental que enfoque las enfermedades mentales más crecientes numéricamente hablando teniendo en cuenta que afectan a cerca del 11% de la población mundial; entre ellas se agrupan la depresión, la enfermedad de Alzheimer, el grupo de las esquizofrenias y las epilepsias; se deben agregar los padecimientos por estrés postraumático (agudo/crónico), reacciones neuróticas graves y las secuelas de la drogodependencia y el alcoholismo.
Si los pacientes egresan en las condiciones en que estaban cuando ingresaron, no les queda a los enfermos más remedio que la caridad de la comunidad o la muerte en las calles. Si quedan dentro del hospital, pero sin rehabilitación que se ocupe de ellos, estarán muertos civilmente.
La magnitud del problema se acrecienta cuando la propia familia del enfermo se niega a readmitirlos, es causante de las crisis o cuando a la enfermedad se unen la vejez, la pobreza y la soledad.
Es imprescindible que la acción del hospital psiquiátrico monovalente sea ágil y que esté conectado en red con los centros de salud más importantes, lograr la externación en pocos meses, trabajar con la familia la rehabilitación por el trabajo e inclusión social.
Dar altas, muchas altas, externar a los enfermos que están presos, cautivos y dependientes en los hospitales, sin valorar los recursos de inserción que tiene el paciente no parece lo más acertado y conveniente.
Nos falta mucho para que los Planes de Salud Mental sean coherentes y equitativos, que contemple el accionar sobre los enfermos externados, teniendo en cuenta que son seres humanos y, a pesar de no votar, poseen derechos y obligaciones.
 

PUBLICIDAD