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La contaminación del Pilcomayo

Domingo, 21 de agosto de 2022 02:54

Por Enrique Ganam - Geólogo

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Por Enrique Ganam - Geólogo

(Gerente de Medio Ambiente de la empresa Proyectos Pastos Grandes S.A.)
 
En Bolivia la actividad minera no posee los controles que tiene Argentina. La contaminación del río Pilcomayo es de larga data. No es novedad que agua y sedimentos contengan elevados contenidos de metales pesados. La recomendación de no pescar en sus aguas se ha repetido desde hace mucho tiempo.
Las nacientes del río Pilcomayo extendidas en territorio boliviano incluye la región de Potosí. Donde la actividad minera está presente desde los tiempos de la colonia y el Dr. Ricardo Alonso ha ilustrado impecablemente en sus notas. No solo tenemos como fuente de contaminación los diques de actividades extractivas recientes hay que sumar los relaves y escombreras de muchísimos años que son lixiviadas por el agua y conducidas al Pilcomayo. 
Nuestro país vecino en general carece de capacidad de control y de políticas ambientales. Puede que en teoría las posean, pero no las ponen en práctica. No solo la actividad minera sino todas sus actividades en general. Por ejemplo, con grandes esfuerzos la provincia de Salta inició trabajos para la recuperación de la planta de tratamiento de efluentes cloacales de Salvador Mazza de manera que sus los líquidos no contaminen al río Itiyuro. Sin embargo, desde Yacuiba los efluentes cloacales eran vertidos crudos (es decir sin ningún tipo de tratamiento) al cauce. También debemos tener en cuenta el alto grado de informalidad de la minería en Bolivia donde las actividades se realizan desde muy pequeña escala a gran escala. Su organización en comunidades en muchos casos implica parcelas donde cada miembro tiene derecho a realizar labores mineras sumado a que el manejo de explosivos y sustancias químicas también carece de controles. Un colega me comentaba que había ferias donde se podía comprar dinamita con la misma facilidad que un par de medias. En épocas de inestabilidad y manifestaciones es común ver a los mineros llevando en sus manos un par de cartuchos de dinamita. Estas cosas en Argentina no pasan debido a un marco legal regulatorio fuertemente controlado por las autoridades, de lo cual es testigo todo el sector minero. Es tan estricta la regulación que participan organismos nacionales, provinciales y las comunidades de las zonas de influencia de cada proyecto minero. Lamentablemente, el río Pilcomayo recibe los lixiviados de una región donde la minería se desarrolla desde hace siglos y eventos como los ocurridos recientemente solo agravan una situación que está muy lejos de solucionarse. Quizás el Gobierno nacional debería tomar cartas en el asunto ya que un medio ambiente sano debería ser considerado también como parte de nuestra soberanía. 

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