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Denuncian un nuevo caso de “arquitectura parasitaria” en el barrio porteño de San Telmo

Advierten sobre esta nueva forma de inversión de obras y la destrucción de los edificios patrimoniales.  
Jueves, 04 de agosto de 2022 19:51

La asociación Basta de Demoler denunció hoy la construcción de un edificio en el barrio porteño de San Telmo sobre una propiedad que data de inicios del siglo XX y cuenta con catalogación patrimonial, en la que funcionó la sede de la cristalería Rigolleau.

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La asociación Basta de Demoler denunció hoy la construcción de un edificio en el barrio porteño de San Telmo sobre una propiedad que data de inicios del siglo XX y cuenta con catalogación patrimonial, en la que funcionó la sede de la cristalería Rigolleau.


Según afirmaron, días atrás arrancaron los trabajos en el predio situado en la intersección de las avenidas Paseo Colón e Independencia, donde se mantiene en pie el histórico inmueble proyectado por el arquitecto Jorge Bunge.

La empresa a cargo del desarrollo urbanístico levantará allí, a continuación de la construcción patrimonial, un edificio de 10 pisos con departamentos “de lujo” que superará en altura a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, situada en la vereda de enfrente.

“La cristalería Rigolleau, bajo la dirección de Enrique Shaw, fue un exponente en la época de lo que se denominó paternalismo industrial ya que se trataba de empresas que brindaban a sus obreros acceso a la vivienda, la educación, la salud y la recreación para que estos adquirieran un sentido de pertenencia a la compañía”, explicaron desde Basta de Demoler.

Y señalaron que “muchas de las acciones sociales realizadas por Shaw como director de la empresa dieron como resultado que desde 2021 esté en proceso de canonización por el Vaticano”.

Para la asociación que trabaja en defensa del patrimonio urbano, el caso denunciado “no es aislado” ya que, tiempo atrás, elaboraron un informe que contiene una decena de ejemplos que se dieron en distintos barrios porteños de lo que denominaron “arquitectura parasitaria”.

 

 

Al respecto, explicaron que el proceso ocurre a partir de “la autorización del Gobierno porteño sistemáticamente de intervenciones en edificios protegidos que desnaturalizan el patrimonio arquitectónico e incumplen la legislación vigente”.

“La arquitectura parásita se sirve del valor urbano del edificio anfitrión para posicionarse en el mercado inmobiliario. Paradójicamente; suelen asociarse el valor patrimonial del bien y su entorno urbano como valor agregado al proyecto inmobiliario”, advirtieron.

Sin embargo, señalaron que “estas pesadas intervenciones y los incompatibles cambios de uso implican la demolición simbólica del edificio”.

Entre los casos mencionados se encuentra la ex Vinagrega Hüsser, en Arregui al 4200, un edificio industrial racionalista en el barrio de Monte Castro.

El lote cuenta con una protección, pero la administración porteña otorgó un permiso para construir torres con 120 unidades y 15 pisos de altura en un barrio de casas bajas.

Otro ejemplo se da en Luis María Campos 1126, donde está una de las últimas residencias con jardín que quedan sobre las Barranca de Belgrano y donde también fue habilitado un edificio de perímetro semi libre.
 

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