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Una luchadora incansable sufre la falta de colectivos con piso bajo

Milagros Laime vive en el barrio Norte Grande. Por falta de accesibilidad en el servicio de pasajeros no puede salir a ganarse la vida con su silla de ruedas ni ir a clases para terminar la escuela.
Domingo, 07 de agosto de 2022 00:00

Milagros Laime vive en el barrio Norte Grande, donde desde hace un tiempo la falta de colectivos con piso bajo y rampa de accesibilidad para personas con capacidad motora reducida le impide ganarse la vida. "En estos momentos estoy vendiendo cartones del bingo del hospital San Bernardo, pero sin colectivos con pisos bajos en las líneas 2D y 2F no puedo salir a ofrecerlos en la silla de ruedas. Tampoco puedo ir a las clases con las que estoy tratando de terminar la escuela. Antes algunos pasaban, pero los sacaron cuando comenzaron las vacaciones de julio. Hice el reclamo y me dijeron que en una semana estarían circulando de nuevo, pero sigue pasando el tiempo y no aparecen", se quejó Milagros.

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Milagros Laime vive en el barrio Norte Grande, donde desde hace un tiempo la falta de colectivos con piso bajo y rampa de accesibilidad para personas con capacidad motora reducida le impide ganarse la vida. "En estos momentos estoy vendiendo cartones del bingo del hospital San Bernardo, pero sin colectivos con pisos bajos en las líneas 2D y 2F no puedo salir a ofrecerlos en la silla de ruedas. Tampoco puedo ir a las clases con las que estoy tratando de terminar la escuela. Antes algunos pasaban, pero los sacaron cuando comenzaron las vacaciones de julio. Hice el reclamo y me dijeron que en una semana estarían circulando de nuevo, pero sigue pasando el tiempo y no aparecen", se quejó Milagros.

La historia de esta mujer de 66 años es conmovedora. Tuvo poliomielitis al nacer y a los ocho meses quedó paralítica, por lo que casi toda su vida se desplazó de rodillas.

Después de innumerables pedidos, el PAMI le entregó una silla de ruedas eléctrica a fines de 2013.

Milagros nació el 4 de enero de 1956. Cuando tenía ocho meses de vida, la poliomielitis le paralizó de por vida las extremidades inferiores.

De férreo carácter y luchadora inclaudicable, a los 22 años fue mamá. Diez embarazos perdidos no la desanimaron a conquistar su sueño más anhelado. Tuvo seis hijos por parto normal. Primero llegó Alejandra y después vinieron Rosana, Rafael, Claudia, Maribel y Ana Paula. Con el paso de los años, la familia se agrandó con 18 nietos y nietas. Hoy Milagros es también la feliz bisabuela de una nena y un varoncito.

Trabajó siempre. No conoce otro modo de vivir. Su tesón encierra una aleccionadora paradoja, porque la mujer, que por años arrastró su humanidad por calles y veredas vendiendo bingos, medias o alfajores, es un ejemplo vivo de la dignidad.

Con una dura vida a cuestas, Milagros hoy sufre la falta de accesibilidad en el servicio público de pasajeros.

A fines de enero Saeta anunció la incorporación de 20 colectivos nuevos adquiridos por las empresas El Cóndor, Ahynarca, Alto Molino y San Ignacio. En esa presentación se destacó que parte de esos coches eran de piso bajo y estaba dotados de rampas. Con 10 de aquellos 20 colectivos, El Cóndor resaltó como la operadora que más unidades 0 km incorporó, pero en las imágenes difundidas entonces ninguna parecía ser de piso bajo. Solo semanas antes Gabriela Ortiz, referente de la Asociación SER, había afirmado que la falta de accesibilidad para personas con dificultad de movilidad es altamente frecuente en corredores de distintas operadoras.

 

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