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Génetica vs. hábitos: Cómo no perder la capacidad para recordar o decidir

Un estudio de las universidades de Mississippi y Texas indica cómo reducir estas probabilidades de sufrir alteraciones.  
Martes, 09 de agosto de 2022 22:00


Una investigación sobre el riesgo genético de sufrir demencia y la influencia de los hábitos de vida publicada en mayo y elaborada por investigadores de los centros sanitarios de la Universidad de Mississippi y de la de Texas pone de manifiesto algo que los neurólogos ya sospechaban: por muy alto que sea el riesgo que tiene una persona de sufrir Alzhéimer, si mejora sus hábitos de vida, puede reducirlo notablemente. Estos buenos hábitos los suelen recomendar, sobre todo, los cardiólogos, pero cada vez resulta más evidente que sirven también para prevenir otros problemas; en este caso, referidos a la salud cerebral. 
Los siete sencillos hábitos de vida (Life’s Simple Seven, en inglés) consisten en:

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Una investigación sobre el riesgo genético de sufrir demencia y la influencia de los hábitos de vida publicada en mayo y elaborada por investigadores de los centros sanitarios de la Universidad de Mississippi y de la de Texas pone de manifiesto algo que los neurólogos ya sospechaban: por muy alto que sea el riesgo que tiene una persona de sufrir Alzhéimer, si mejora sus hábitos de vida, puede reducirlo notablemente. Estos buenos hábitos los suelen recomendar, sobre todo, los cardiólogos, pero cada vez resulta más evidente que sirven también para prevenir otros problemas; en este caso, referidos a la salud cerebral. 
Los siete sencillos hábitos de vida (Life’s Simple Seven, en inglés) consisten en:

 

  • Comer de forma saludable
  • No tener sobrepeso
  • No fumar
  • Hacer actividad física
  • Controlar el colesterol
  • Monitorear la presión sanguínea
  • Reducir el azúcar en sangre.

 

Las dos universidades, unidas a la John Hopkins, a la Universidad de Minnesota y a la de Carolina del Norte, han llevado a cabo un seguimiento a más de 11.000 personas durante casi tres décadas (desde 1987 hasta 2019), cuando los participantes tenían entre 45 y 65 años, como explica Adrienne Tin, profesora de la Universidad de Mississippi e investigadora principal del estudio. 


Los neurólogos consultados destacan el tamaño de la muestra analizada y el período de seguimiento, pero coinciden en que las conclusiones del estudio “constatan lo que manda el sentido común: que, si uno lleva un estilo de vida saludable, aun teniendo un riesgo para padecer una enfermedad como el Alzhéimer, ese riesgo disminuye”, como resume el portavoz de la Sociedad Española de Neurología, Guillermo García Ribas.


Explica la especialista en trastornos del movimiento y enfermedades neurodegenerativas del servicio de neurología del Hospital Puerta de Hierro Pilar Sánchez Alonso: “Curiosamente, tenemos menos enfermos de Alzhéimer de los que se podían prever hace 30 años. Y eso sin tener ningún tratamiento. Disminuir la carga vascular, que es lo único que ha cambiado en este tiempo, ha hecho que las proyecciones de lo que se esperaba hayan bajado como en un 20%. Este estudio hace algo muy concreto, que es relacionar el riesgo de sufrir demencia con esos siete factores”.

 


Eso sí, esos hábitos deben tomarse en las edades medias de la vida: “No vale que los empieces a hacer a los 70 años, hay que hacerlo sobre los 40 o los 50, que es cuando se empieza a acumular daño en el cerebro”, advierte Sánchez Alonso, que añade: “Lo más importante que podés hacer es practicar deporte, no ser sedentario, no fumar, no tener exceso de peso y, si tienes el colesterol alto, tomar las medidas necesarias. Todo eso solemos oír que es importante para el corazón también lo es para las enfermedades neurológicas y para la demencia en particular. Y, por favor, hagan ustedes una vida activa intelectualmente”.


Los resultados del estudio pueden ser esperanzadores para quienes están preocupados por tener antecedentes de algún tipo de demencia, según explica el neurólogo García Ribas: “Muchos familiares, hijos de personas con esta enfermedad, suelen preguntar si se puede hacer algo. Lo que nos dice este estudio es que, llevando una vida con una dieta más adecuada y evitando factores de riesgo vascular y el tabaco, estas personas reducen la probabilidad de tener Alzhéimer, aunque tengan un riesgo familiar”. 


Aunque estas recomendaciones puedan resultar útiles para todas las personas, ya que el estudio se refiere a aquellas que tienen un riesgo genético alto, debe esclarecerse en qué consiste exactamente ese peligro. Según Sánchez Alonso, “solo el 5% de las enfermedades de Alzhéimer (la más común de las demencias, que puede representar entre un 60% y un 70% de los casos) son hereditarias, con una mutación que se pasa de padres a hijos”.
 

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