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El federalismo real

Sabado, 24 de septiembre de 2022 02:51

Cuando intentamos interpretar nuestro atraso socioeconómico, ya endémico, surgen causas muy variadas que reconocen orígenes diversos. Es palmaria la falta de un plan de desarrollo a mediano y largo plazo, con metas y caminos definidos para alcanzarlas.

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Cuando intentamos interpretar nuestro atraso socioeconómico, ya endémico, surgen causas muy variadas que reconocen orígenes diversos. Es palmaria la falta de un plan de desarrollo a mediano y largo plazo, con metas y caminos definidos para alcanzarlas.

El plan de desarrollo 2030 es un interesante compendio de metas pero no plantea cómo llegar a ellas. Algunos otros intentos en el mismo sentido nunca alcanzaron el estatus de política de Estado, de manera que al cambiar el gobierno "cayeron en desuso". Solo se salva de esta crítica el plan turístico del gobernador Juan Carlos Romero, que consolidó a la provincia como destino turístico nacional e internacional y, año a año, esto ratifica como una importante fuente de ingresos en la provincia, además de generar una movilización comercial extendida a diversos puntos de su geografía.

En la actualidad también la minería está tomando impulso; la seguridad jurídica y la estabilidad impositiva provinciales deben un marco positivo a las inversiones como vector de desarrollo en crecimiento y consolidación de fundamental importancia, impulsado por la demanda exponencial de litio en el mundo. Volviendo al análisis del principio, a la par de las falencias propias, es necesario considerar las trabas o inhibiciones que ha opuesto el gobierno central a muchos intentos locales, desde los exorbitantes impuestos nacionales y las regulaciones de todo tipo.

La palabra "federalismo" tiene sabor a historia, a tradiciones, a epopeyas heroicas de caudillos y, como tal, está en la primera página del diccionario de los políticos que quieren reconciliarse con la sociedad del interior. Sin embargo cumple en muchos casos apenas un rol folclórico. Se lo declama pero ni se lo defiende ni se lo aplica en la realidad económica, política, social, gremial, etc. Salta necesita del federalismo como herramienta para producir las transformaciones necesarias en su territorio y en su sociedad. Tenemos una legislación tributaria que responde a las necesidades y condiciones de la zona núcleo, de manera que las disposiciones, alícuotas y plazos no reconocen las particularidades de mercado, distancia, clima, suelo, infraestructura, población, culturas, etc., que como tales demandan adecuaciones en cada región y contemplarlas sería una base de justicia y equidad.

Casos flagrantes

Sobran los ejemplos. La ley de bosques, que el poder central nunca cumplió, es uno de ellos. Debía erogar en 2022, 45.000 millones pero solo transfirió 1.215 millones. El incumplimiento de esta ley se remonta al año de su sanción 2010. A pesar de este flagrante incumplimiento del poder central no ha habido quejas de consideración por parte de las provincias afectadas.

La producción de biocombustibles, en especial biodiesel, está regulada por la Ley Nacional 27640, actualizada hace poco tiempo, de manera que la comercialización queda bajo la decisión de la Secretaría de Energía de la Nación como autoridad de aplicación.

Es decir, no podemos producir biodiésel a partir de la soja que producimos en nuestro suelo, comercializarlo y utilizarlo en nuestra provincia porque dicha ley lo prohíbe. Todas las reglas son impuestas por el secretario de Energía de la Nación, quien nos fija un cupo para venderle exclusivamente a las petroleras designadas, o en su defecto a una petrolera exportadora. Federalismo real sería poder disponer nuestro biodiésel para uso provincial como mínimo, contribuyendo así a la radicación de fábricas procesadoras de soja en toda nuestra geografía acompañando las zonas productoras, con ventajas de todo tipo; radicación de industrias, puestos de trabajo y arraigo, ahorros sustanciales en logística y transporte al sur -que paga el productor salteño-, independencia energética, mejora ambiental (los biocombustibles son neutros en lo que a emisión de CO2 se refiere) , producción de expeller y fabricación de balanceados con maíz salteño (70%) y núcleo vitamínico del sur (10%) . Sin contar el alivio de carreteras, la menor contaminación y el ahorro para la producción salteña de fletes y contrafletes.

Esta es una breve descripción del efecto mágico que puede tener un federalismo real en nuestro sistema productivo.

La decisión regional

La administración de las riquezas mineras provinciales debe ser gestionada por la provincia de Salta, haciendo valer sus atribuciones, establecidas en la Constitución Nacional y como parte de un planteo federal real.

Actualmente, por medidas nacionales que traban la importación de insumos químicos, tenemos mineras en zozobra por no poder disponer los componentes necesarios para la lixiviación del oro y el borax.

Y como caso extremo de centralismo, la imposibilidad de la provincia de Corrientes que no puede ingresar 20 camiones 0 km para combatir los incendios forestales porque la Aduana le impide a la provincia girar dólares al exterior; esta circunstancia se da en un contexto de necesidades y urgencias, de las cuales son prueba contundente las sequías y los más que potenciales incendios rurales y forestales.

Las obras públicas son, en muchos casos, definidas o propuestas por la administración central, por lo que muy comúnmente no responden a las reales necesidades y prioridades productivas específicas de la región. Desde hace años esta interrumpido el ferrocarril con Bolivia, a pesar de que el último tramo de la ruta 34, San Pedro - Salvador Maza, tiene de apenas dos carriles y puentes inadecuados para el transporte por camiones.

No están favorecidos los negocios con países vecinos de frontera común con Salta, ni en infraestructura ni en un marco legal para exportaciones a esos países. Gobernar con conciencia de federalismo real significa tomar decisiones cruciales privilegiando el interés provincial y establecer convenios de intercambio comercial regional.

Ejemplos elocuentes de federalismo real son Córdoba, con la producción y consumo de biodiésel en la provincia, y Mendoza y Jujuy con la no adhesión al feriado nacional decretado por DNU en razón del atentado contra la vicepresidenta.

Por cierto, el Gobierno provincial debe negociar continuamente con el poder central, pero ello no es óbice para que no exija un marco de autonomía en la decisión política, administración comercial y económica, trazado y ejecución de infraestructuras, además de las políticas sanitarias y administrativas.

Podemos entender, pero no aceptar en nuestro medio, las consecuencias de las políticas nacionales supuestamente tendientes a resolver problemas macroeconómicos, pero que bloquean el desarrollo regional. Hasta aquí los resultados están a la vista. Los guarismos de nuestra provincia nos ubican en las últimas posiciones del ranking nacional. Tal vez sea el momento de cambiar radicalmente la óptica y plantearnos el federalismo como palanca del desarrollo genuino y sustentable.

Los salteños tenemos una gran cuota de responsabilidad en el atraso provincial, pero es indisimulable el peso del centralismo a lo largo de nuestra historia, que con honrosas excepciones contribuyó a consolidar nuestro estancamiento. No podemos seguir debatiéndonos en la sinrazón de falta de autonomía provincial mientras el mundo nos pasa por encima y nuestro pueblo es cada vez mas pobre.

La historia no nos da más plazo y nadie nos regalará nuestros derechos; el federalismo debe ser una bandera primero y una realidad tangible en corto plazo. La convergencia de nuestras instituciones y partidos políticos en tal sentido es una necesidad imperiosa y urgente.

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