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La inflación se "come" las jubilaciones en toda Latinoamérica

La mayoría de los sistemas de pensiones tambalean frente al incremento del costo de vida en las principales economías de todo el continente.
Domingo, 25 de septiembre de 2022 01:27

El efecto de la inflación que golpea con especial dureza en los últimos meses está haciendo tambalear los sistemas de pensiones de las principales economías de América, que enfrentan la crisis con diversas estrategias que, a buen seguro, requerirán esfuerzos adicionales.

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El efecto de la inflación que golpea con especial dureza en los últimos meses está haciendo tambalear los sistemas de pensiones de las principales economías de América, que enfrentan la crisis con diversas estrategias que, a buen seguro, requerirán esfuerzos adicionales.

La revalorización de las pensiones se verá afectada en Estados Unidos, México, Brasil, Colombia, Argentina y Chile, países que, con modelos distintos, coinciden en una circunstancia: todos acusan el impacto de la subida de los precios y servicios derivada de la guerra en Ucrania, la pandemia, el aumento de las tarifas del transporte y la energía y los desajustes en la cadena de distribución global.

En Colombia, Mauricio Olivera, vicerrector académico de la Universidad de los Andes y gerente general de Econometría Consultores, explica que las dos crisis -la pandemia y la inflación- están sacudiendo sobre todo a los países más débiles fiscalmente y ponen en riesgo los sistemas de pensiones.

En México, un trabajador formal promedio recibe menos del 30% de su salario cuando se jubila, por debajo de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según un reporte del Banco de México. Por ello, algunos sectores reclaman la eliminación del sistema privado de pensiones. Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha descartado nuevas reformas tras la promulgada en 2021, que aumentó en un 40% el ingreso de los jubilados, redujo el requisito de 25 años de cotización a 15 e incrementó el aporte total del Estado y las empresas a la pensión del 6,5% al 15% sin aumentar la cuota de los trabajadores.

En Estados Unidos, los ingresos para pensionados dependen de diferentes fuentes, como pagos de la Seguridad Social o fondos de pensiones, y no se espera que se reduzcan a una sola.

Ante tasas de inflación históricas, los beneficios de la Seguridad Social, un sistema público de pagos que se nutre de contribuciones obligatorias, contempla aumentos mensuales según la evolución de los precios. Pero no es suficiente: los incrementos van del 2% al 3% anual, muy por debajo de la inflación que fue 8,3% en agosto.

En Brasil, el Congreso aprobó en 2019 una reforma que impuso la edad mínima de jubilación de 62 años para las mujeres y de 65 para los hombres, con un tiempo mínimo de contribución de 15 y 20 años, respectivamente. Hasta entonces, los brasileños se jubilaban con poco más de 50 años, puesto que el sistema permitía hacerlo tras contribuir durante al menos tres décadas.

En 2021, el sistema de pensiones sufrió una reducción nominal del 4,6% frente al año anterior.

En Colombia existe un sistema mixto de pensiones que permite a los trabajadores cotizar en la estatal Colpensiones, bajo el sistema de prima media, o en los fondos privados, que funcionan desde 1993 como cuentas individuales de capitalización que reciben los aportes del trabajador y determinan el monto de la pensión.

El presidente Gustavo Petro ha propuesto crear un nuevo sistema basado en un esquema de pilares, partiendo por el más básico, para dar mayor cobertura a las personas pobres de la tercera edad, que actualmente carecen de una pensión, y siguiendo por otros dos que varían según los ingresos del trabajador.

Un sistema similar funciona en Perú, donde la afiliación a un sistema de pensiones es obligatoria para todos los trabajadores dependientes, que deben escoger entre el modelo privado, con al menos 20 años de cotización del 13% del sueldo o ingresos, o el público, para lograr una pensión mínima de 500 soles (unos 130 dólares).

El aumento de los precios, que hasta agosto acumula el 6,3%, ha provocado en los últimos años que las personas quieran retirar parte de sus fondos privados, lo que está generando tensiones en el sistema bancario.

Sin reparto en Chile

Chile fue pionero en la región en desechar el modelo de reparto: cada trabajador formal aporta el 10% de su salario mensual a una cuenta personal de la que puede disponer cuando se jubile (60 años las mujeres y 65 años los hombres) y que es tutelada por una Administradora de Fondos de Pensiones (AFP), empresas privadas reguladas por el Estado que obtienen beneficios millonarios tras invertir esos ahorros en los mercados, que suman cerca del 8% del PIB chileno. Pero en noviembre del año pasado, la pensión promedio para los hombres fue de 360.000 pesos (cerca de 360 dólares) y para las mujeres de 239.000 pesos (cerca de 239 dólares.

Sistema argentino

En Argentina, en cambio, el sistema de pensiones vigente es estatal y de reparto o solidario, es decir, se nutre con los aportes a la seguridad social de un porcentaje de los ingresos obligatorios de los trabajadores independientes y asalariados. La ley establece que la jubilación debe ser equivalente a un 82% del ingreso con el que el trabajador se retiró y además actualizarse periódicamente.

Sin embargo, según cálculos del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), de la Fundación Mediterránea, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2022 -suponiendo que este año acabe acumulando una inflación del 95%-, los precios al consumidor habrán sumado un alza del 300%, mientras que las jubilaciones solo se incrementarán el 257%.

 

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