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La autoficción: intimidad, acciones legales y escándalos

Escribir en los límites entre ficción y realidad -secretos familiares, recuerdos y reelaboraciones tardías- enfrenta el costo de involucrar a otros y desata polémicas.
Lunes, 05 de septiembre de 2022 01:22

En el territorio difuso pero fértil donde se desdibujan los límites entre ficción y la realidad, los autores que eligen la autoficción para contar secretos familiares, recuerdos y reelaboraciones tardías enfrentan el costo de involucrar a otros y deben lidiar con reproches, acciones legales y respuestas públicas, la contracara de la publicación que al parecer no solo trae premios y reconocimiento.

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En el territorio difuso pero fértil donde se desdibujan los límites entre ficción y la realidad, los autores que eligen la autoficción para contar secretos familiares, recuerdos y reelaboraciones tardías enfrentan el costo de involucrar a otros y deben lidiar con reproches, acciones legales y respuestas públicas, la contracara de la publicación que al parecer no solo trae premios y reconocimiento.

¿Existe un límite ético a la hora escribir y usar como materia prima divorcios, enfermedades y conflictos familiares y abrirle a los lectores la intimidad que incluye a otros?

Esos sinsabores familiares que trae aparejado el género salieron a la luz en los últimos días alrededor de la película que llevará al cine "El salto de papá", libro que en 2017 publicó el periodista Martín Sivak en el que a partir del suicidio de su padre Jorge Sivak y del secuestro y posterior asesinato de su tío Osvaldo Sivak, traza un recorrido de la historia familiar.

La coproducción anunció que eligió al actor Rodrigo de La Serna como protagonista, y aclaró que se tratará de "una ficción inspirada en hechos reales", una línea que no evitó que surgieran los problemas. Las hijas de Osvaldo Sivak expresaron su negativa a que se realizara sin que ellas tuvieran acceso al guion basado en el libro de su primo. Gabriel, hermano del autor, solicitó leer el guión y tras el rechazo, judicializó el tema. "Busco impedir la utilización del nombre de mi padre y el de mi familia en esta película producida en un contexto carente de humanidad y de respeto que incurre en la ilegalidad", dijo.

Escritura reparadora

La escritora argentina Belén López Peiró narra en "Por qué volvías cada verano" la historia del abuso sexual que sufrió de pequeña en el ámbito familiar. Toma prestadas las voces adyacentes y familiares para que la historia pueda verse desde otros rincones. Esa elección le permite dar cuenta de la complejidad de la institución familiar, de ausencias, de abandonos y hasta de hipocresía.

"Saberse padre o madre de una persona así... hay algo que te interpela sí o sí en relación al cuidado, las ausencias, las presencias... Creo que ellos entendieron que la escritura era parte de mi proceso. Pasó algo que creo que es importante y que va más allá de este caso particular, sucede a quienes escribimos no ficción: a veces la escritura va en contra de nosotras mismas. Ocurre cuando te das cuenta de que algo es importante y que el destinatario no puede ser nunca la familia, porque si vos escribís para tu familia, muy pocas veces vas a poder romper con los límites ya establecidos. Yo venía a contar esta historia y lo importante era esta historia, no todo lo demás", contó López Peiró en una entrevista con Vogue, cuando su libro se publicó en España.

Durante una presentación en la Feria del Libro, la autora invitó a su madre, su padre y su hermano y leyó cinco voces, algunas eran ellos. "Sentí que algo de lo que había hecho ahí me había permitido volver a acercarme de nuevo a ellos, volver a poder construir ese lazo, reconstruir esa familia. Y ellos supieron entenderlo", relató sobre esa veta reparadora que, en su caso, tuvo la escritura.

En debate

En los últimos años y tal vez a partir de cierta moda editorial de publicar textos de autoficción, escritores y críticos debaten el valor literario que tiene el género más confesional. Pero es poco lo que se dice sobre qué pasa con los otros, las personas-personajes involucrados que, muchas veces, se sienten sin potestad antes las decisiones literarias de los autores. En su diario, "Las palabras justas" (Anagrama), Milena Busquets -quien contó su vínculo con su madre en "También esto pasará" y un tramo de su adolescencia en "Gemas"- es categórica sobre lo artificial de la tabicación entre realidad y ficción: "El término autoficción desaparecerá, de hecho, ya está desapareciendo, pero habrá servido para señalar una tendencia y un camino. Las intimidades más terribles que uno puede contar son siempre sobre uno mismo, no sé por qué los demás se preocupan tanto. En general, un escritor tiene más de suicida que de asesino".

Pocas escritoras han tratado tantos temas ligados a la intimidad femenina de una manera tan cruda, lúcida y directa como Annie Ernaux. Un aborto adolescente, su matrimonio, su aventura con un hombre casado o el cáncer de mama son algunas de las ventanas a su propia vida que la autora francesa ha abierto sin tapujos. Narrado con aire de diario íntimo, en "Perderse", uno de sus últimos libros traducidos al castellano, la autora cuenta su aventura con un diplomático ruso. Sin embargo, lejos de escribir para recordar o interpelar a aquel hombre, usó la historia para contar otro capítulo de su biografía. "Tuve una relación con un hombre que estaba celoso de mi historia con "el ruso' y sabiendo que, además, había un diario íntimo de esos días, me pidió algo que me resultó muy violento, que lo guardara bajo llave. Reconozco que por debilidad (el amor a veces nos hace caer en eso) acepté sus demandas. Cuando rompí con él, decidí releer ese diario y me sorprendió mucho porque me parecía escrito por otra mujer. Tenía la impresión de leer una novela, aunque ya conociera el final. En ese momento, decidí publicarlo. Lo que me dio el valor para hacerlo fue el tiempo que había pasado de aquella historia", confesó Ernaux y confirma el efecto reparador que a veces tiene el tiempo, algo que facilita la publicación.

Reescribir

También la obra de Emmanuel CarrŠre se convirtió en material de disputa durante su divorcio con la madre de su hija menor, la periodista HélŠne Devynck.

En "Yoga" contó su vínculo con la práctica y el tratamiento psiquiátrico con el que logró estabilizarse tras una crisis existencial. Como la mayoría de los libros que llegan a las librerías, fue reescrito varias veces antes de imprimirse aunque el autor aceptó que en vez de cambiar cuestiones estilísticas o de atender caprichos literarios, tuvo que acatar las amputaciones que le indicó su exesposa. "Mientras estábamos juntos, leí y edité sus manuscritos. Era un trabajo invisible y gratuito, por supuesto", dijo Devynck en una carta pública que se dio a conocer en la revista Vanity Fair cuando apareció "Yoga" en agosto de 2020.

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