Guillermo Villafañe hace diez años estaba en el hospital Garrahan con su pequeña hija Micaela buscando un tratamiento neurológico que mejore su calidad de vida.
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Guillermo Villafañe hace diez años estaba en el hospital Garrahan con su pequeña hija Micaela buscando un tratamiento neurológico que mejore su calidad de vida.
En medio de tanta desesperación personal se puso a la par de tantos padres angustiados por la salud de sus hijos. Pero algo en él lo llevó a ayudar a los demás a pesar del momento que estaba pasando.
Se decidió a ser donante voluntario de médula ósea, como un acto solidario hacia tantas personas que lo ameriten.
Guillermo Villafañe es remisero, tiene tres hijos y es de Rosario de Lerma. En el año 2021 lo llamaron del Incucai de Buenos Aires ante la necesidad de un joven de 18 años de Neuquén, cuya compatibilidad era la recomendada para un trasplante de médula, lo antes posible.
"Recién me llamaron hace un año y medio a mediados del 2021 para decirme si aceptaba ser donante, y que necesitaban hacerme algunos estudios en Buenos Aires. Primero, antes de dar la respuesta, dialogué con algunos médicos conocidos y me dijeron que lo mejor que podía hacer en la vida es donar médula, que no me iba a pasar nada, que no iba a quedar con secuelas ni nada", expresó sobre su experiencia para animarse a dar este trascendental paso.
Guillermo, con algunos prejuicios propios por falta de conocimiento, decidió viajar para realizarse todos los chequeos recomendados por el Incucai a todos los donantes potenciales.
"Me dijeron que yo era donante de médula porque había un chico que posiblemente era compatible conmigo. Me hicieron los estudios y llevaron mi sangre a Buenos Aires. Yo tenía la certeza que era 100% compatible con el chico de 18 años. Y que los podía ayudar. Hablé con mi familia y partí a Buenos Aires", cuenta con mucha parsimonia Guillermo su decisión altruista.
Su hija Micaela, entre tanto, se recuperó de su salud gracias a la oportuna intervención de los especialistas del Garrahan.
Guillermo recuerda esos pasillos de lamentos y esperanzas encontradas de muchos padres por sus hijos "en el hospital Garrahan hay muchísimos niños muy mal de salud. Con mucha tristeza no me quería ir de ese buen hospital cuando mejoró mi hijita. Hay tantos chicos que sufren de enfermedades. Me dije a mí mismo ¿Por qué no ayudar de alguna forma a esa gente? Y llené un formulario para ser donante. Fue después de 10 años de aquel momento que me llamaron porque era compatible con este joven".
Guillermo es una de las tantas buenas personas que hacen cosas extraordinarias sin que nosotros sepamos quienes son o qué hacen de su vida. Dice que donar sangre y médula ósea es un acto necesario que deberíamos estar conscientes de realizarlo por el bien de los demás "no sabía nada de cómo era el operativo y los exámenes cuando te llaman para extraer médula, solo algo básico. Hace 10 años que me había anotado como dónante".
Villafañe hace un alto en su remise y cuenta "me pusieron cinco inyecciones por día durante 5 días para que mi médula empezara a generar más médula después. No duele. No es nada del otro mundo. Me llevaron al hospital Alemán y ahí me sacaron médula".
Dice que lo internaron a las 7 de la mañana y a las pocas horas le dieron el alta. "Mi médula estaba bien sana. Quería saber a quién iba el trasplante. Pero no se puede saber, solo si las partes luego de un año así lo quieren. Solo sé, por el momento, que el joven es de Neuquén y está muy bien de salud. Que pudo recuperarse de una situación complicada. Y eso me hace muy feliz, porque alguien está mejor y podrá disfrutar de la vida, como mi hija y tantos otros. Hice lo que tenía que hacer, ayudar a alguien", dijo con una profunda satisfacción.