Para el Gobierno nacional, y para la cultura política en general, el problema central son las elecciones; para la sociedad, el trabajo y el poder adquisitivo del salario; para la industria, el campo y el comercio, evitar el quebranto y tratar de crecer.
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Para el Gobierno nacional, y para la cultura política en general, el problema central son las elecciones; para la sociedad, el trabajo y el poder adquisitivo del salario; para la industria, el campo y el comercio, evitar el quebranto y tratar de crecer.
A todos los afecta la inflación, que genera malestar, provoca daños a la producción y pone en peligro electoral a los gobernantes. Pero los tiempos, para ellos, son diferentes.
La sequía y los incendios del año pasado mostraron la distancia que separa al gobierno de la actividad rural: el ministro Juan Cabandié, que se sepa, no hizo nada, salvo repetir el latiguillo de que los incendios son autoinfligidos por los dueños de los campos. Una hipótesis sostenida por el Instituto Patria y adoptada por Máximo Kirchner. Es la misma consigna que alienta, por ejemplo, la nunca investigada destrucción de silobolsas y el discurso anticampo.
La sequía fue un desastre que empezó hace tres años y en algunas partes del país comenzó a retroceder. La sequía no permite el mantenimiento de la hacienda en el campo por falta de pasturas; por eso los productores la llevaron al corral, que acelera la terminación, y el aumento de oferta a fines de la primavera hizo que los precios siguieran bajos.
Para la ganadería el costo fue muy alto.
La sobreoferta debida a la liquidación de hacienda provocó pérdidas a los feed lot de entre 35 y 40.000 pesos por animal vendido, debido a que hubo más faena, más oferta y menos exportación.
Los precios se retrasaron con respecto al índice inflacionario del 94,8%: en el mostrador, alrededor del 52%, y sobre todo, en el mercado de hacienda, con un 35%. Es decir, el precio de la carne funcionó como un ancla para que la canasta alimentaria no superara los tres dígitos en 2022.
En enero el precio del ganado en pie comenzó a subir (como suben todos los precios cuando hay inflación) sin recuperar lo perdido el año pasado y comenzó a hacerse sentir en los precios al consumidor.
Un engaño, según la SRS
La cadena alimentaria no es simple y en cada eslabón hay condiciones específicas de precios y costos. Pero el ministro de Economía, Sergio Massa, decidió anticiparse al aumento con una intervención denominada "Precios Justos Carne".
Para la Sociedad Rural de Salta esa decisión es una "tomadura de pelo". En un comunicado, la entidad sostuvo que "los anuncios del Gobierno nacional para bajar el precio de la carne dan cuenta de la inoperancia e irresponsabilidad de nuestros gobernantes, que simplemente les toman el pelo a los argentinos bajo el falso concepto de equidad".
El sistema es la continuación de los Cortes Cuidados, incluye siete cortes no exportables y fue firmado por el secretario Matías Tombolini y por las asociaciones de grandes supermercadistas. No incluye a los productores y prevé ofrecer los beneficios en las carnicerías de barrio que figuren como responsable inscripto en la AFIP o como monotributista, con tres o más empleados, que son una ínfima minoría.
Prevé reintegros del 10% con tarjetas de débito y del 35% con tarjetas de crédito del Banco Nación sábados y domingos. Además, aumenta el volumen que ya había tenido el programa Cortes Cuidados de 6 mil toneladas mensuales a 15 mil.
Según la Rural salteña "tanto el acuerdo de los precios de '15 mil toneladas' mensuales por corte como el subsidio para productores que manden hasta 100 novillos a los feedlot son medidas nefastas. 15 mil toneladas mensuales es el equivalente al 8% del consumo total de habitante por año, en números redondos, son 400 gramos por habitante, lo cual no tiene posibilidad alguna de tener éxito".
El comunicado añade que "ante un gobierno sin rumbo en lo económico, la implementación de Precios Cuidados lo único que hace es distorsionar el cálculo de la inflación anual y de esa manera engañar a todos los argentinos".
Baño de realidad
El programa comenzó a aplicarse el viernes y está previsto extenderlo hasta el 31 de marzo, proyectando aumentos fijos que oscilan entre el 3 y 4% hasta junio, por lo menos.
Y arrancó mal. La AFIP se vio obligada a abrir un nuevo registro para incorporar a las carnicerías no inscriptas.
Según el análisis de la página especializada Bichos de Campo, "la gran marginalidad impositiva que existe en este rubro minorista es el talón de Aquiles del plan lanzado por Sergio Massa".
La devolución de 10% en las compras con tarjeta está destinada a las carnicerías de barrio y supermercados, mientras que las grandes cadenas serán abastecidas solamente por los frigoríficos exportadores con cortes baratos. Pero el reintegro del 10% del monto de la compra tiene un tope de $2.000 mensuales; o sea una compra de $20.000 en todo el mes.
Por ahora, el aumento de la carne no incidió en la inflación de enero, que fue del 6%, mientras que los precios de la carne bovina subieron en promedio un 4,4%. Como el aumento se produjo en la última semana del mes, y fue superior en el mercado de hacienda que en los mostradores, se espera que el impacto se sienta en febrero.
Los precios del rubro se están nivelando con la inflación.