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Aclarando, que no es poco...

Martes, 07 de febrero de 2023 02:31

Avanzando los tiempos electorales, se caldean internas y externas en todo el arco político, aunque insustanciales para una ciudadanía indiferente y agobiada por sus añejas necesidades insatisfechas. Una elemental prudencia exige cuidado con lo que se dice y que lo dicho tenga fundamentos: todo puede ser luego usado en su contra, señores candidatos.

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Avanzando los tiempos electorales, se caldean internas y externas en todo el arco político, aunque insustanciales para una ciudadanía indiferente y agobiada por sus añejas necesidades insatisfechas. Una elemental prudencia exige cuidado con lo que se dice y que lo dicho tenga fundamentos: todo puede ser luego usado en su contra, señores candidatos.

Según declaró en el portal laTeclainfo del 31 de enero pasado (repicado por medios "nacionales"), el ministro bonaerense Andrés Larroque comparó al gobierno de Alberto Fernández con el de Arturo Frondizi. Contextualicemos: Larroque en realidad sumaba fichas al embate previo del ministro W. de Pedro -protocandidato del camporismo- contra su ¿jefe? político-institucional, el mismísimo presidente, por haberlo éste ninguneado cuando la reciente visita del resurrecto Lula.

Si bien las internas políticas son de otro costal, siento necesidad de aclarar algunos aspectos en tanto desarrollista irredento. Apunto, así, a la involucrada experiencia de gobierno más lúcida del siglo XX, frustrada en marzo de 1962 por una necia conjura cívico-militar, que nos frustró el acceso al "umbral" de poder industrial cuando eso era factible por estas latitudes.

En el mentado reportaje, Larroque cargó contra Fernández, sea por licuar la unidad del FdT o por contribuir a la proscripción de Cristina, exponiéndolo como mero administrador infiel. Obviamente tal perorata estaba dirigida más a la propia tropa que "fuori mura". Y como al pasar manifestó ex cathedra, textualmente: "Yo creo que hay tres modelos en la Argentina: el liberal, que obviamente lo expresó con toda contundencia Mauricio Macri; el justicialista, que lo expresaron Juan Perón y Eva Perón, y que volvimos a ver en la Argentina con Néstor y Cristina; y después hay un tercero, que es el que expresó en su momento Frondizi, que pondera lo nacional pero que no pone en la centralidad la justicia social. Creo que es lo que estamos viviendo hoy". La cuestión de la justicia social y de la distribución del ingreso es hoy "un tema de segundo orden para el presidente", remató.

Aquí van, entonces, algunas consideraciones sobre la interpretación ornitológica de la historia argentina, a vista de Cuervo.

1°- Habló de tres "modelos" argentinos. Me permito señalar que la dupla Frondizi-Frigerio propuso un "proyecto" desarrollista, que no es lo mismo, y del cual hasta la fecha carecemos. Un breve trabajo de Alberto Buela (cuyo peronismo está fuera de duda), rastreable por internet, distinguió conceptualmente un proyecto de país de un modelo de gobierno. Sería bueno que sus compañeros hagan un esfuerzo y lo lean. Mal que nos pese, la economía argentina sigue en la noria del proyecto liberal de la Generación del 80, cuya consecuencia palpable e irreversible macrocefalia se resume e insume en el AMBA, pedacito de país donde se define y condiciona nuestro destino nacional.

2°- Macri, quien había colgado en su escritorio de Olivos un retrato de Frondizi, peor aún, no se sabe bien qué es: un aficionado gradualista, un neodesarrollista o un neoliberal (si, en rigor, esas categorías existen), un ortodoxo clásico, según se desprende de sus declaraciones actuales. Dejo al lector el encuadre ideológico del programa de gobierno que pilota, como puede, el compañero Massa (nacido políticamente en la UCeDé). Los árboles se conocen por sus frutos.

3°- La justicia social expresada indiscutiblemente en aquel tiempo por Juan y Eva Perón, se basó en los ingresos por la exportación de granos y carnes a un mundo en reconstrucción urgido de alimentos, relegando el afianzamiento del poder nacional con una decidida política industrialista, como la iniciada por Kubitschek en Brasil entre 1956 y 1961 y Frondizi acá.

4°- Vamos ahora al "modelo" de Frondizi, que según Larroque carecía de centralidad en la justicia social, quedando por ende debajo de su ranking. No sé si el amigo Cuervo sabrá de la vasta literatura frondo-frigerista, en especial Las condiciones de la Victoria e Introducción a los problemas nacionales (ambos accesibles en el portal https://www.visiondesarrollista.org). Recuerdo pues las fuentes de la denominada corriente económica estructuralista latinoamericana, gestada en la CEPAL en los años '50, "desarrollismo" para la práctica gubernamental de Argentina, Brasil y México: a- keynesianismo, por la indispensable presencia estatal como planificador e inductor de las economías nacionales; b- liberalismo, en cuanto nunca abandonó la ley de oferta y demanda; c- socialismo, pues la economía está inexcusablemente al servicio del bien común de los pueblos. Esta conceptualización explica el otro error conceptual del entrevistado.

Finalmente, en ese reportaje Larroque incurrió en la sospechosa omisión del "modelo" republicano, para decirlo en sus términos, que parece estar fuera de su radar. ¿Cuánto de república tuvieron las gestiones de Kirchner y ambos Fernández? Ya traté la cuestión en estas y otras páginas, por lo que me parece oportuno recordar mi posición en la presente nota.

Argentina vivió durante el siglo XX tres grandes momentos históricos: el primero fue el acceso al poder de las clases medias a través del voto universal y obligatorio de la mano del radicalismo, embrión de nuestra democracia republicana; el peronismo, años después, incorporó a las mujeres y trabajadores bajo la proclama de justicia social; el tercero, implicó el más serio intento de industrialización desarrollista. Ninguno de los tres logró acabadamente sus objetivos. Por tal razón sigo sosteniendo que la única forma de zafar de nuestras frustraciones es intentar sintetizar esos tres grandes momentos en un proyecto geopolítico, que urge tener.

Por último, y docente al fin, me permito sugerir a los aspirantes al Congreso de la Nación, por si no la hicieron ya, la lectura de dos libros que han abordado con precisión cómo las grandes potencias industriales construyeron el poder nacional que las colocó en la primacía en que todavía se encuentran. Será un excelente ejercicio intelectual en tiempos de cambio epocal y reconfiguración geopolítica mundial. Uno es Retirar la escalera. La estrategia del desarrollo en perspectiva histórica (Libros de la Catarata 2004) de Ha-Joon Chang; el otro es La insubordinación fundante. Breve historia de la construcción del poder de las naciones (Biblos/Politeia, 2014) de Marcelo Gullo. Ambos libros incitan a reflexionar sobre qué implica "desarrollo" a esta altura del siglo XXI.

De este modo espero haber contribuido mínimamente al debate inexistente. Muchas gracias a todos y todas.

 

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