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La cosecha de agua, una salida a la crisis para familias del Chaco salteño

La Mesa del Agua se reunió en Orán para analizar los avances del método que se viene aplicando a pequeña escala en las comunidades dispersas de aborígenes y criollos.
Sabado, 25 de marzo de 2023 00:00

El Chaco salteño arde bajo 45 grados de calor. El follaje, aún verde, es engañoso porque al final de la sequía, la falta de lluvias parte la tierra en mil pedazos y las plantas, adaptadas con espinas y profundas raíces ocultan en parte la desesperación del resto de los seres vivos en ese lugar.

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El Chaco salteño arde bajo 45 grados de calor. El follaje, aún verde, es engañoso porque al final de la sequía, la falta de lluvias parte la tierra en mil pedazos y las plantas, adaptadas con espinas y profundas raíces ocultan en parte la desesperación del resto de los seres vivos en ese lugar.

En El Ocultar, un paraje ubicado a 30 km de La Unión, en Rivadavia Banda Sur, el sol golpea sin misericordia sobre el techo verde de los algarrobos. Abajo, una comunidad originaria espera por el milagro del agua al final de la temporada seca. Un pozo circular de unos tres metros de diámetros, por dos de profundidad, es el lugar elegido para guardar celosamente la salvación del agua, hasta la próxima lluvia.

Los "cisterneros" hicieron un buen trabajo. El techo de zinc, que hace las veces de colector del agua de lluvia, tiene la pendiente adecuada y los ductos llevan sin obstrucción el líquido hasta el almacenamiento. Tras las últimas preciptaciones esa cisterna pudo almacenar unos 20 mil litros de agua, una cantidad aproximada para que una familia de cinco personas pueda responder a la demanda de higiene y consumo durante los 8 meses de sequía.

Desde el año 2013 este tipo de construcciones se vienen desarrollando con mayor frecuencia en el Chaco salteño, allí donde las comunidades dispersas de aborígenes y criollos deben procurarse el agua de cada día para poder sobrevivir a una clima cada vez más impiadoso y adverso.

La semana pasada 71 indígenas que trabajan en la construcción de sistemas de captación de agua de lluvia y cisternas se reunieron por primera vez en Orán, dentro del marco de la Mesa de Agua del Chaco salteño, integrada por el INTA, Fundapaz, la Orden Franciscana, comunidades indígenas y criollas y el Gobierno provincial.

Se dialogó sobre las etapas del proceso de construcción de las cisternas y la importancia del acceso al agua segura para las familias, en un marco que pretende consolidar socialmente un método alternativo para obtener agua para el consumo humano en lugares donde es imposible llegar con servicios.

Cristina Garros es presidenta de Fundapaz, fundación que representa el brazo ejecutor del programa que surgió hace más de una década en Brasil, de la mano de quien hoy es el secretario de Asuntos Indígenas del vecino país.

"Ellos tienen una gran extensión de territoio semiarido, más alla de la Amazonia, pero las comundides también tienen una formación; respetan contenidos y cuidados de agua y hay una cisterna en cada casa", explica Garros, tras las reuniones que se desarrollaron en el norte de la provincia.

"Justamente esa es una de las ideas que se planteó con los cisterneros: que se construyan las cosechas para cada una de las viviendas, porque si no se generan conflictos permanentes entre los miembros de las comunidades", señaló.

El objetivo: construir una cisterna por cada familia

En el Chaco salteño el sentido de solidaridad se pierde muchas veces en la necesidad de agua. Y así queda demostrado con lo que pasa en las cosechas comunitarias, donde los conflictos aparecen a menudo por diferencias sobre el uso y el nivel de consumo de cada miembro de la comunidad.

"El conflicto aparece cuando hay diferencias sobre el consumo. Para higiene, para cocinar o incluso para darle de beber a los animales, el agua de las cosechas resulta un bien demasiado apreciable", explica Garros.

Es así que lo que al principio fue una prueba, hoy va tomando la forma de una alternativa que se ha sociabilizado para obtener agua en los lugares donde es escasa. Y todo hace prever que este método se va a masificar en esos lugares.

"Uno de los pedidos que hicieron las comunidades es que las cisternas sean para cada familia, a fin de evitar los conflictos. Se aceptó al idea; es razonable lo que se plantea y se hará para cada casa y después para las escuelas, centros de salud y algún otro establecimiento en donde sea necesario".

Al respecto Garros explicó que uno de los temas abordados en la Mesa del Agua que se llevó a cabo en Orán fue el análisis de las obras para este año. "Analizamos con qué fondos contamos para el 2023 y en consecuencia qué proyectos y obras tenemos previstas. En base a eso ya tenemos la aproximación de cuantas cisternas se harían este año".

Fundapaz motorizó en el último año la construcción de 200 cisternas, aunque aun están muy lejos de las 1000 que tienen previsto construir.

La zona de influencia y la población

Más de 70 personas, entre constructores y beneficiarios, de El Bananal y Ledesma en Jujuy, de Santiago del Estero, de El Ocultar y La Unión, de Rivadavia Banda Sur; de Los Blancos de Rivadavia Banda Norte y la organización zonal de la Ruta 81, asistieron al encuentro que se desarrolló en la ciudad de Orán. Entre estos, también participaron representantes de las organizaciones criollas del lote 75, y de comunidades wichi y guaraní de Embarcación; junto a referentes de comunidades de Santa Victoria Este. "La finalidad es que la gente del Chaco tenga agua segura, por eso planteamos que los beneficiarios son las poblaciones dispersas, allí donde los servicios no pueden llegar" expresó Cristina Garros.

   Cristina Garros.

La situación con los pozos de agua 

La Corte Interamericana dictaminó en su fallo de 2020 que los pueblos del Chaco salteño deben tener como derecho inalienable alimentación, acceso al agua, ambiente sano e identidad cultural. La Corte exigió al Estado argentino un estudio que identifique las situaciones críticas de falta de acceso a agua potable o alimentación y que formule un plan de acción en el que determine las acciones que realizará y el tiempo en el que serán ejecutadas. El plan deberá ser elaborado en diálogo con las comunidades y su implementación será inmediata a partir de su presentación.

Además de presidir Fundapaz, Cristina Garros es directora de Derecho Ambiental de la Universidad Católica de Salta y brinda apoyo desde el punto de vista legal y capacitación para que este plan se ejecute en esos términos.

"Desde los organismos de la sociedad civil, que somos los que aportamos el dinero que conseguimos del Gobierno nacional, provincial y postulamos a fondos internacionales, entendemos que esta es una alternativa válida para el acceso al agua potable, pero no es la única" aseguró.

El pozo de agua es una alternativa muy común y que da resultados donde realmente hay agua buena. "Hay otros sistemas, la cosecha no es lo único pero hay que analizar calidad, cantidad y costos", advirtió Garros.

Se puede hacer tranquilamente un pozo y si no están los otros sistemas. La gente está acostumbrada al pozo, pero es difícil encontrar uno con agua dulce. Hay que hacer uno muy profundo para que realmente salga agua potable. En la experiencia que tenemos hay que tener mucha suerte para llegar a un pozo con agua apta para el consumo humano", explicó.

"Además de esto, las perforaciones más profundas son más costosas, muy caras, y hay un montón que no están funcionando. Además, tienen que tener una bomba que funciona con electricidad o con combustible, entonces el problema se hace mucho más grave aún, y ese déficit de energía hace más problemática la situación"

Una perforación de calidad debe tener suficiente cantidad de agua. Las más someras llegan a durar un año cuando mucho, porque es poca el agua superficial disponible.

El agua salada, ni para construir

La situación se plantea de una forma muy compleja para el acceso al agua potable o dulce en las zonas donde se trabaja con las cosechas. Incluso, a la hora de su construcción muchas veces no se puede avanzar, ya que las construcciones de los dispositivos de cemento y hormigón no admiten el agua salada que se extrae en la zona.

"La sociedad civil aporta herramientas, bombas, el cemento y los techos de zinc que sirven para hacer alguna actividad en la obra construida. Todos los materiales son aportados por Fundapaz y la Orden Franciscana. Hasta el agua hay que llevar porque no se puede construir con agua salada y entonces hay que llevar hasta el medio del monte agua para comenzar las construcciones", relató Garros.

Al respecto, los asistentes a la reunión en Orán brindaron su testimonio del proceso de emplazamiento y uso de este método, además de abordar los trabajos realizados. También se abordó el trabajo rural y en red con representantes de la Organización Internacional del Trabajo, se exhibieron videos institucionales de la experiencia en Brasil.

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