Hace dos meses la cancha de fútbol y el espacio recreativo del Colegio de Montaña de Alfarcito están atiborrados de sedimentos y piedras que se deslizaron desde los cerros cercanos al paraje, ubicado a 90 kilómetros de la capital salteña.
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Hace dos meses la cancha de fútbol y el espacio recreativo del Colegio de Montaña de Alfarcito están atiborrados de sedimentos y piedras que se deslizaron desde los cerros cercanos al paraje, ubicado a 90 kilómetros de la capital salteña.
Sobre los 2.800 metros por arriba del nivel del mar, el proyecto educativo del recordado sacerdote Sigfrido "Chifri" Moroder sufrió los embates de la naturaleza en este verano.
Han pasado varias semanas desde la última gran tormenta y el desastre está a la vista de todos, y sin que nadie pueda reparar los daños.
Como nadie se acerca llevando ayuda para los arreglos de caminos, la consideración para este colegio de montaña, que contiene a cientos de chicos de los cerros de la precordillera salteña, corre la misma suerte.
"Nos prometieron reuniones con los vecinos para solucionar un montón de problemas de las comunidades. Y en estos momentos se suma que el espacio de contención deportiva del colegio de Alfarcito está lleno de barro y agua. Los chicos están encerrados en las aulas. No pueden practicar educación física. Estamos muy olvidados", reclamó el vecino Antonio Bautista.
En diciembre pasado un deslizamiento invadió gran parte del centro eclesial del colegio, en particular el espacio deportivo que integra un cancha de fútbol, donde los alumnos desarrollan sus actividades recreativas y de educación física tan necesarias en su desarrollo personal.
Tras las vacaciones y apenas comenzaron las clases la situación sigue igual, es decir tres meses después, con el agravante de que nadie se hizo eco del pedido de colaboración de parte del colegio de Alfarcito y miembros de esta comunidad. "Los chicos están limpiando con pico y pala el predio. Nadie nos ayuda. Los docentes y vecinos ayudamos a sacar el barro, pero es mucho el trabajo. No entiendo porque se han olvidado de esta zona. En las elecciones vienen todos".
Resulta que el daño también llegó al centro de acopio de las papas andinas. Vital para el almacenaje de este producto gastronómico tan apetecible a nivel mundial. Según algunos vecinos en diálogo con El Tribuno, la situación de los parajes sobre la ruta nacional 51 se complicó con las lluvias. Vialidad ha mandado maquinarias rápidamente en la reparación de caminos. Pero nuestros representantes no aparecen. Nos prometieron diálogo, pero nadie viene".
Han pasado las semanas y el predio sigue igual como hace tres meses atrás. Los vecinos admiten que no les queda otra manera de hacer público sus pedidos porque nadie los escucha. "Hay gente que amenazó hacer piquetes para ser escuchados. Nosotros solo pedimos ayuda para limpiar este predio tan necesario para los alumnos".
El enorme esfuerzo del padre "Chifri"
Lo que fue creado con tanto esfuerzo con el curita católico "Chifri" en agosto de 1999, pensando en cientos de jóvenes sin oportunidades de desarrollo personal, por estos días sufre los atropellos de la naturaleza, pero también la desidia y el desinterés de muchos. La gente del lugar pide dignidad desde hace un rato largo, y hoy se aprecia que ese pedido cayó en saco roto con solo observar el predio deportivo de tres hectáreas totalmente colmatado de agua, barro y piedras.
La naturaleza no se apiadó en los cerros de la precordillera entre la Quebrada del Toro y la zona de Las Cuevas. Todo en Campo Quijano.
En Alfarcito, el río turbio se metió en las instalaciones de almacenamiento de papas y las canchas de los chicos del colegio. Hasta el día de hoy nadie acudió a ayudar a este establecimiento educativo pese a los pedidos.
La inauguración del colegio secundario de montaña 8214 de Alfarcito, en diciembre de 2009, fue un inmenso desafío en el que la voluntad inquebrantable de Chifri dio el ejemplo más trascendente de una profunda fe en Dios y en la gente de la Quebrada del Toro.