Las obras de reversión del Gasoducto Norte tomaron un fuerte impulso a fines de enero último, tras la publicación de la resolución 17/2023 de la Secretaría de Energía de la Nación. Con esa decisión el organismo de la cartera de Economía autorizó a Transportadora de Gas del Norte (TGN) a iniciar las obras para cambiar el sentido del ducto, que desde 1960 lleva gas de Campo Durán al área metropolitana de Buenos Aires.
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Las obras de reversión del Gasoducto Norte tomaron un fuerte impulso a fines de enero último, tras la publicación de la resolución 17/2023 de la Secretaría de Energía de la Nación. Con esa decisión el organismo de la cartera de Economía autorizó a Transportadora de Gas del Norte (TGN) a iniciar las obras para cambiar el sentido del ducto, que desde 1960 lleva gas de Campo Durán al área metropolitana de Buenos Aires.
La firma transportista presentó el 12 de enero el pedido de autorización para empezar a ejecutar las adecuaciones en las plantas compresoras de Leones y Tío Pujio, en la provincia de Córdoba, como también obras de confiabilidad previstas en el ducto troncal que, a partir del próximo período invernal, acercaría gas de Vaca Muerta hasta las puertas del NOA en Tucumán.
TGN, en vista del plazo estimado de finalización de las citadas obras, propuso que estas se contemplen en la actualización tarifaria de transición que el Gobierno nacional ordenó llevar adelante al Enargas mediante el decreto 815 del 6 de diciembre de 2022.
En la resolución 17 el organismo que conduce Flavia Royón hizo notar que "se han evidenciado importantes incrementos en la inyección de gas natural, producto de la ejecución del Plan Gas.Ar durante los años 2021 y 2022, en particular en la cuenca neuquina". De esa forma, en medio de la agonía de los yacimientos gasíferos de la cuenca noroeste, el Gobierno nacional justificó la necesidad de ejecutar las obras de reversión del Gasoducto Norte "lo antes posible".
Las etapas I y II del proceso reversión puesto en marcha incluyen nuevas líneas de 24 y 30 pulgadas, con sus respectivas válvulas de succión y descarga, sistemas de presurización, conexionado y programación de sistemas lógicos de control, adecuaciones del sistema de iluminación y obras civiles complementarias. También están comprendidas pruebas hidráulicas en los tramos 10 y 11 del Gasoducto Norte para que pueda operar hacia el norte del país con presiones y cargas mayores.
Por décadas, el Gasoducto Norte, la refinería de Campo Durán y el poliducto que se extiende desde el complejo de Aguaray hasta Montecristo (Córdoba) han sido piezas arteriales de la industria del gas y del petróleo del norte argentino, pero el rumbo que ha tomado la política energética nacional desde 2002 a esta parte ha hundido a los yacimientos gasíferos del departamento San Martín a más no poder. Hoy su suerte, como la de cientos de empleos sostenidos por la actividad en la región, parece haber quedado atada a las estrategias comerciales con las que un grupo de petroleras espera redimensionar negocios en una cuenca hundida con gas y crudo medanito de Vaca Muerta.
Paralelamente a los trabajos iniciados por TGN, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció obras complementarias que se financiarán con un crédito de 540 millones de dólares del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). El paquete incluye una nueva línea de 120 kilómetros, con tubos de 30 pulgadas, y la reversión de las plantas compresoras de Ferreyra, Deán Funes, Lavalle y Lumbreras.
El objetivo más cercano de la reversión consiste en inyectar al norte, a partir del próximo invierno, unos 3 millones de metros cúbicos diarios de gas que se adicionarían a los 4 millones que enviaría Bolivia en los meses fríos, como despacho máximo garantizado, ante la caída de producción de los yacimientos de Tarija.
Una obra emblemática de la Cuenca Noroeste
Por el momento puede decirse que el Gasoducto Norte es una emblemática obra de interconexión que nace en Campo Durán (Salta) y llega hasta la planta compresora San Jerónimo (Santa Fe). Tiene desplegados 4.550 kilómetros de líneas, en 1.454 kilómetros de extensión, y 12 plantas compresoras que impulsan el gas hacia Buenos Aires con una potencia instalada de 204.620 HP.
A partir de San Jerónimo, dos líneas troncales paralelas se conectan con el anillo de alta presión que alimenta el área metropolitana de Buenos Aires. Otra rama del sistema nace en San Jerónimo, llega a la ciudad de Santa Fe, cruza el río Paraná y termina en la provincia de Entre Ríos.
Si se cumplen los plazos previstos para la finalización del nuevo gasoducto que se construye desde Vaca Muerta hasta Buenos Aires y las obras de reversión que avanzan a toda marcha, desde junio o julio todo quedará al revés, como las políticas que en las últimas dos décadas dejaron a los gigantes del gas de Salta -Ramos, Aguaragüe y Acambuco- a un paso del cierre ¿Serán el gas y el crudo de Vaca Muerta, como también los combustibles que llegarán al norte refinados desde Luján de Cuyo (Mendoza), suficientes para sostener los empleos que dependen de la actividad en la región? Esta pregunta, que resuena desde hace un tiempo en el seno del gremio del sector, espera definiciones y garantías en el norte salteño.