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La inseguridad, naturalizada

Viernes, 07 de abril de 2023 00:00

La agresión al ministro de Seguridad Sergio Berni, a raíz de su presencia rocambolesca en una manifestación en repudio al asesinato del colectivero Daniel Barrientos, no es una postal más de lo que sucede en el conurbano bonaerense. En todo caso significa visibilizar y a la vez pensar que la inseguridad no es un hecho aislado que sucedió en el partido de La Matanza, sino una alarma que se extiende por todo el país. Los diagnósticos ya los conocemos. A las soluciones no. Porque ni este episodio puede pasar desapercibido, ni la inseguridad es un tema para tomarlo livianamente dentro del contexto electoral coyunturalista, sino una cuestión que amerita adoptar decisiones que se traduzcan en políticas públicas que se sostengan en el tiempo. A La Matanza le sumanos Rosario, la frontera norte, la Triple frontera, etc. E inexorablemente llegamos a la conclusión de que, pese a todo, aún estamos a tiempo de revertir una situación que en poco tiempo más puede tornarse inmanejable.

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La agresión al ministro de Seguridad Sergio Berni, a raíz de su presencia rocambolesca en una manifestación en repudio al asesinato del colectivero Daniel Barrientos, no es una postal más de lo que sucede en el conurbano bonaerense. En todo caso significa visibilizar y a la vez pensar que la inseguridad no es un hecho aislado que sucedió en el partido de La Matanza, sino una alarma que se extiende por todo el país. Los diagnósticos ya los conocemos. A las soluciones no. Porque ni este episodio puede pasar desapercibido, ni la inseguridad es un tema para tomarlo livianamente dentro del contexto electoral coyunturalista, sino una cuestión que amerita adoptar decisiones que se traduzcan en políticas públicas que se sostengan en el tiempo. A La Matanza le sumanos Rosario, la frontera norte, la Triple frontera, etc. E inexorablemente llegamos a la conclusión de que, pese a todo, aún estamos a tiempo de revertir una situación que en poco tiempo más puede tornarse inmanejable.

Quienes quieren impactar con grandilocuencia, eligen y prefieren proponer que se designe al Ejército Argentino para que cumpla esta misión, y así creen, ingenuamente, que el problema se detendrá. Ahora bien, esa fuerza armada está preparada para la defensa nacional; para acudir a misiones internacionales de paz; para realizar con gran eficacia tareas humanitarias y acudir en caso de catástrofes y emergencias en auxilio de la población. Sin embargo, no es una fuerza de seguridad, es una de las tres fuerzas armadas que tiene el país y según la ley 24.059 -denominada de Seguridad Interior- no puede intervenir en asuntos internos del Estado. Más allá de que la formación y adiestramiento para la defensa nada tienen que ver con la seguridad interior de un país. Desde hace mucho tiempo, quien escribe estas líneas propicia que se celebre un Pacto Federal de Seguridad, cuya eficacia en caso de suscribirse se notaría inmediatamente. Recordemos que cada provincia argentina tiene su policía, más la ciudad de Buenos Aires con su policía metropolitana, es decir que hasta ahí ya se suman 24 fuerzas y si agregamos a las 5 fuerzas de seguridad nacionales, tenemos que un total de 29 fuerzas policiales y de seguridad son las encargadas, entre otras cosas, de combatir al narcotráfico. Una de las caras más siniestras y tenebrosas de la inseguridad.

¿En qué consiste el Pacto Federal de Seguridad? Si coexisten 29 instituciones policiales dentro de un mismo territorio, no cabe duda de que si no hay una coordinación adecuada, su funcionamiento nunca podrá ser el ideal; al menos para determinados delitos complejos de carácter transnacional. Algunas de esas fuerzas tienen el doble de efectivos, como es el caso de la Policía de la provincia de Buenos Aires, que duplica al propio Ejército Argentino y otras tienen menos de diez mil cuadros, lo cual muestra la enorme asimetría existente entre ellas.

El denominador común es que, en su gran mayoría, sí tienen entre sus integrantes personas capacitadas ética y profesionalmente para combatir el crimen organizado. En países de la Unión Europea o en los Estados Unidos se formaron lo que se denominan task force cuya traducción podría ser el de fuerza especial o grupo de trabajo. Esa fuerza especial se nutre de efectivos o bien de diferentes países, como ocurre con Europol, o bien con miembros de diferentes fuerzas como es el caso de los Estados Unidos. En ambos supuestos su actuación es encomiable porque reciben el adiestramiento adecuado, la capacitación y actualización de los diferentes fenómenos delictivos, entre ellos la cibercriminalidad que está causando estragos a nivel global, más un presupuesto acorde con las necesidades que demanda.

En la Argentina no se avizora porqué no se puede hacer en escala reducida, exactamente lo mismo. Las hipótesis de conflictos de seguridad en nuestro país son graves dada su ubicación geoestratégica y geopolítica. Basta observar la hidrovía del Paraná que nos conecta con Brasil, Paraguay y Uruguay. Ese curso de agua no solamente tiene un altísimo impacto productivo, sino también tiene un lado b, debido a que es una de las rutas predilectas tanto del narcotráfico como de la trata internacional de personas. Aún no se definió políticamente la explotación comercial de la hidrovía. Mucho menos el patrullaje y el control que resulta indispensable realizar. El complejo hidrovial Zárate - Brazo Largo, la Triple Frontera, la Frontera Norte, el paso Cristo Redentor más todos los pasos fronterizos no habilitados brindan una idea cabal no solamente de desprotección, sino de desguarnecimiento absoluto de nuestras fronteras como también de la seguridad como política de Estado. Este es el estado actual de las cosas en materia de seguridad.

El Pacto Federal de Seguridad y la formación de una fuerza única de actuación permanente en todo el territorio nacional, especializada en el combate de la criminalidad compleja y la cibercriminalidad, podría ser una solución apropiada para recuperar desde zonas liberadas hasta controles perimidos por los años que llevan instalados en el mismo lugar. Ya no se usan más los controles fijos en materia de seguridad, sino los móviles y repentinos. A su vez, se podría dotar perfectamente a esa fuerza única de una división aerotransportada para transporte y vigilancia, porque por otro lado, todas las fuerzas provinciales y nacionales tendrían el deber de prestar colaboración y auxilio. Este modelo, seguramente lo adoptarían otros países de la región, sin perjuicio de que varios de ellos también podrían aportar a la Argentina especialistas en adiestramiento para llevar a cabo tareas de prevención, patrullaje y procedimientos dadas las diferentes realidades que les tocó afrontar en sus respectivos territorios. Utilizando el juego de palabras, lo que sí es seguro es que debemos hacer algo urgente y efectivo para no estar cada vez más inseguros.

 

 

 

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