¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

27°
28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La ausencia de Francisco marcó el Vía Crucis

Por el frío, el Papa siguió la tradicional celebración desde su residencia.
Sabado, 08 de abril de 2023 01:38

El papa Francisco siguió ayer desde el Vaticano el tradicional Vía Crucis del Coliseo romano, que este año estuvo centrado en las "voces de paz en un mundo en guerra" con testimonios de varios países, y al que no pudo asistir por las bajas temperaturas que atraviesa la capital italiana a menos de una semana de que fuera dado de alta de una bronquitis.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El papa Francisco siguió ayer desde el Vaticano el tradicional Vía Crucis del Coliseo romano, que este año estuvo centrado en las "voces de paz en un mundo en guerra" con testimonios de varios países, y al que no pudo asistir por las bajas temperaturas que atraviesa la capital italiana a menos de una semana de que fuera dado de alta de una bronquitis.

Debido al intenso frío de la noche romana, el pontífice de 86 años se unió desde su residencia de Casa Santa Marta "en oración" a las casi 20.000 personas que participaron de la celebración en la que se leyeron 14 reflexiones y pedidos por la paz.

Aunque se ausentó para terminar de recuperarse tras recibir el alta hospitalaria hace una semana, Francisco quiso que las catorce meditaciones del Vía Crucis, que narran la subida al Calvario de Jesús, su crucifixión y su deposición en el sepulcro, describiesen la que él llama la "Tercera Guerra Mundial a trozos".

Se trata de la primera vez que Francisco no acude personalmente a este rito, aunque Juan Pablo II tampoco participó en 2005 por su delicado estado de salud, poco antes de fallecer.

La ausencia no evitó que el Coliseo, símbolo de la persecución de los primeros cristianos, volviera a acoger a miles de fieles -unos 20.000 según el Vaticano- para participar en un rito que se remonta al siglo XVIII, en tiempos de Benedicto XIV, aunque fue retomado en 1959 por Juan XIII.

En cada estación del recorrido se leyeron los testimonios de víctimas de algunas tragedias actuales como la migración forzada en África, la guerra de Ucrania, los conflictos religiosos en Oriente Medio y la violencia en Latinoamérica.

Mientras, representantes de cada una de las regiones fueron pasándose una cruz.

Meditación

La meditación de la décima parada fue una carta escrita por un joven ucraniano y un ruso. El ucraniano recordó cuando huyó con su familia de Mariúpol hasta Italia, donde vivía su abuela, pero al poco tiempo decidieron regresar, ya que su padre fue reclutado por el Ejército.

"Aquí la situación sigue siendo difícil, hay guerra por todos lados. Pero en mi corazón quedó esa certeza que me decía mi abuela cuando lloraba: 'Ya verás, todo pasará. Y con la ayuda de Dios, la paz volverá'", imploró.

Por su parte, el ruso dijo que hablaba "con sentimiento de culpa" y rememoró cuando una carta informó a su familia del fallecimiento de su hermano: "Todos nos decían que debíamos estar orgullosos, pero en casa había sufrimiento y tristeza".

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD