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Ir a votar es ejercer la libertad de elegir

Domingo, 14 de mayo de 2023 02:07

Los salteños celebraremos en 2023 los cuarenta años transcurridos desde el restablecimiento del orden constitucional. Hoy elegiremos a las autoridades provinciales y municipales con nuestro voto, que es un compromiso, tanto para los candidatos como para los votantes.

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Los salteños celebraremos en 2023 los cuarenta años transcurridos desde el restablecimiento del orden constitucional. Hoy elegiremos a las autoridades provinciales y municipales con nuestro voto, que es un compromiso, tanto para los candidatos como para los votantes.

La democracia, como "el gobierno del pueblo", es un sistema que se ubica en las antípodas de las dictaduras de cualquier signo, porque estos regímenes se imponen por la fuerza de las armas.

Es un sistema destinado a garantizar la igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley, sin privilegios de ninguna naturaleza. Un sistema por el cual la ciudadanía traslada la deliberación y la decisión a los funcionarios elegidos para gobernar y a los legisladores que representan las distintas ideologías, opiniones y proyectos.

Y a lo largo de la historia, especialmente, los últimos cuatro siglos, los países que optaron por la democracia lograron los mayores niveles de bienestar, equidad y, sobre todo, de libertad. Las dictaduras padecidas por los argentinos a lo largo del siglo XX nos permitieron, con alto costo, ponderar el valor de la democracia.

El derecho a votar humaniza la política, la mejora, y la convierte en el único marco dentro del cual la ley tiene vigencia plena para asegurar al ciudadano vivir en un Estado de Derecho, con libertades y obligaciones.

Por eso, es necesario que todos participemos de la elección.

Hoy, la división extrema y el malestar con la política, la inflación y su secuela de pobreza y el desempleo desalientan a mucha gente, que prefiere no concurrir a las urnas. Es necesario, en primer lugar, señalar que la crisis económica por la que atravesamos es un fenómeno amplio, que afecta especialmente a nuestro país desde el mismo comienzo de la última dictadura. Una crisis que los gobiernos democráticos han manejado con diversos enfoques y sin lograr resultados definitivos. Ninguna dictadura, y ninguna ilusión mesiánica resolverían nuestros problemas. Por el contrario, la posibilidad de votar otorga a la gente el poder de elegir a quienes le parecen mejores candidatos, y comprometerlos a que cumplan sus propuestas.

Nadie podrá hacer milagros, porque los problemas de fondo se resuelven a largo plazo. Tampoco nadie hará un gobierno o una gestión perfecta, porque el ser humano no puede ser infalible. Pero, sin dudas, siempre gobernará mejor el que surja del voto ciudadano que el déspota que se imponga por las armas o por intrigas palaciegas.

La democracia es representación y participación del pueblo en la vida pública. Por eso la libertad de prensa, de opinión, de expresión y de información son inherentes a este sistema de gobierno. Sin esas libertades es imposible ejercer una mirada crítica sobre los gobiernos ni plantear reclamos sobre problemas de la sociedad y flaquezas de las autoridades y las instituciones. Pero la participación debería canalizarse también a través de los partidos políticos, que no deben ser meras maquinarias electorales sino centros de análisis, información y gestación de proyectos.

Los argentinos, con todos nuestros problemas a cuestas, tenemos al menos el derecho de votar con absoluta libertad. Podemos elegir a quien nos parece y decidir sin presiones ni prejuicios. Hoy, muchas democracias se ven amenazadas por el crecimiento económico de países autoritarios y la aparición de líderes carismáticos que proponen la regresión a fundamentalismos del pasado. Los pueblos, sin embargo, no pueden comprometer sus libertades siguiendo a una quimera.

La democracia nació como la posibilidad de que la racionalidad maneje y ponga límites al poder, y para asegurar el imperio de la ley sancionada por los elegidos del pueblo, y no de los dioses. Es decir, nació para empoderar a las sociedades en la vida política.

Más allá de ciertas decepciones, hay que ir a votar. El sufragio de cada salteño en esta jornada será un aporte para que la provincia avance a pie firme hacia el futuro.

 

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