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"Espero que el narcotráfico y la violencia que se viven en Rosario nunca lleguen a Orán"

Viernes, 26 de mayo de 2023 02:24

Hoy se realizará la ceremonia de ordenación episcopal del presbítero Claudio Pablo Castricone como obispo auxiliar de la Diócesis de la Nueva Orán. La ceremonia se realizará en la iglesia Catedral a partir de las 20. A horas de su asunción, Castricone mantuvo una amena entrevista con El Tribuno, en la que adelantó sus objetivos de trabajo en este nuevo desafío.

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Hoy se realizará la ceremonia de ordenación episcopal del presbítero Claudio Pablo Castricone como obispo auxiliar de la Diócesis de la Nueva Orán. La ceremonia se realizará en la iglesia Catedral a partir de las 20. A horas de su asunción, Castricone mantuvo una amena entrevista con El Tribuno, en la que adelantó sus objetivos de trabajo en este nuevo desafío.

¿A partir de ahora como lo vamos a llamar?

Simplemente padre obispo, no monseñor. Creo que es el término correcto. Monseñor es un título que ya está perimido, significa mi señor y mi señor es solamente Jesucristo

¿Cómo era su vida antes de su nombramiento?

Realmente esta decisión me tomó por sorpresa, porque generalmente se nombra obispos a hombres de entre 50 y 55 años o con algún título de grado, excepto lo que uno aprende en el seminario, y la verdad no es mi caso. Mi vida hasta hace un mes era la de un párroco, en Rosario de Santa Fe, en un barrio periférico, delegado episcopal para la pastoral de barrios populares en uno de los tres más violentos de la provincia, con los Hogares de Cristo, en centros barriales, con cinco escuelas parroquiales, realmente con muchísima actividad. También estuve en la Junta Nacional de Catequesis hasta 2021 y en la Junta Diocesana de Catequesis hasta venir acá.

¿Qué conocimiento tiene de la Diócesis de Orán?

Yo no tenía ningún conocimiento de Orán; para nada. Yo estuve cinco años en Formosa porque quise completar una etapa de mi vida cumpliendo una opción por los aborígenes. Finalmente me nombraron como párroco y estaba en catequesis, por lo cual viajaba seguido a Salta y Jujuy; tomaba la ruta nacional 81 y circulaba por Embarcación y Pichanal, pero era solo de pasada.

¿Qué le llamó la atención de la ciudad de Orán?

Apenas llegué me llamó la atención que el centro sea tan chiquito y esté rodeado de barrios populares, incluso cerca de las mismas avenidas. La cantidad de calles de tierra. Yo de eso me había olvidado en Rosario. Allá prácticamente todas las calles están asfaltadas, incluso en los barrios más vulnerables.

"Me llamó la atención que el centro sea chiquito y esté rodeado de barrios con calles de tierra. Les pido que me ayuden a ser obispo; vengo de otra cultura y tengo que asumir esta nueva".

Usted viene de una de las ciudades más violentas del país, donde el narcotráfico hace estragos. ¿Qué reflexión tiene al respecto?

El tema de la droga está en todos lados. Lo que pasa es que en Rosario se suma la violencia, cosa que espero nunca llegue acá. Los narcos, el narcomenudeo, la disputas por el territorio, crean un ambiente de mucha violencia. Y desde las cárceles se dirige todo, increíblemente. No sé por qué no ponen inhibidores de señal para que los narcos no sigan manejando todo a su gusto. No sé si hay ahora más droga que antes en Rosario. Lo que sí hay es más violencia.

¿Qué es lo que deja para asumir como obispo?

Yo le pedí a la gente que me hiciera una sola despedida, porque sentía que el corazón no iba aguantar. Fueron más de 700 personas con las que compartí. La última semana en Rosario fue muy conmovedora. El viernes me costó entrar a la parroquia Nuestra Señora de Fátima; realmente esto fue duro porque si bien en esa parroquia estuve un poco más de 7 años, cada paso que daba sabía que era el último. Uno deja los afectos, y precisamente eso me llevo. Me traje el cariño de la gente.

¿Qué expectativas tiene para el cargo?

No vine con grandes expectativas porque me parece que uno se tiene que sumar a lo que ya se está haciendo, porque si no, uno corre el peligro de creer que "la historia empieza conmigo". Primero debo conocer el lugar donde estoy. Yo quiero sumarme a trabajar en lo que venía haciendo, en barrios populares, en la pastoral penitenciaria y carcelaria, y me gustaría involucrarme en la pastoral aborigen, que es una deuda pendiente que tengo desde cuando estuve en Formosa. Después, bueno, en la catequesis, ya que durante dos años fui director nacional de Catequesis, creo que en esas áreas puedo aportarle mucho a la Diócesis. Hay que seguir fomentando la religiosidad popular. Los jóvenes la van dejando y me parece que algo tan rico como es la entrada en la fe, hay que fortalecerla desde la catequesis para que no se pierda este valor tan grande. Es algo propio del norte argentino que no debemos perder.

¿Cuál es su compromiso en esta tarea?

Fundamentalmente, vengo a acompañar al obispo Luis, a ver qué es lo que espera de mí, o en qué lo puedo ayudar. Sumarme a lo que él quiera desde lo que yo puedo ayudar.

¿Cuál es el perfil del padre Claudio?

Creo que la palabra que me define es la de pastor. Algo que tengo que hacer ahora es dejar de mirar como párroco para tener una mirada más amplia. Quiero ser un obispo que esté junto al pueblo. Nuestro gran desafío es que la gente se encuentre con Cristo, que Jesús llene el corazón de las personas.

¿Cómo se siente antes de la asunción?

Yo no me siento inseguro de mí mismo, en la no confianza en mis propias fuerzas. Por eso estoy convencido de que todo tiene que ser obra de Dios y no mía. Hay un salmo que dice "si el Señor no construye la casa, en vano trabajan los albañiles". Mi sueño es que caminemos juntos, que seamos una diócesis, que vivamos el espíritu de la sinodalidad. El obispo es pastor y nuestra tarea es mantenernos unidos y esa será una prioridad.

¿Cuál es su mensaje a la comunidad?

Les pido que me ayuden a ser obispo. Vengo de otra cultura y tengo que asumir esta nueva. Espero que la comunidad me ayude a inculturarme, es decir integrar estas dos culturas. No es simplemente dejar de decir "dale" y cambiarlo por "meta". Es mucho más profundo y eso me llevará tiempo, y algunos golpes. Además, me quiero compenetrar de la cultura aborigen. Para ser verdaderamente una autoridad te tenés que encarnar. Espero lograrlo con la gracia de Dios.

 

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