¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

20°
28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

El legado de Belgrano y el poder absoluto

Sabado, 27 de mayo de 2023 02:46

Uno de los momentos más emocionantes de la historia argentina se desarrolló en los días previos a la batalla de Salta. El general Manuel Belgrano, al frente del Ejército del Norte, emprendió la traducción de un texto que quería legar a la posteridad. La situación es conmovedora. Uno de los padres de la Patria, en vísperas de jugarse el pellejo en el campo de batalla, se dedica a una tarea intelectual con el objeto de ofrendar a sus compatriotas unas palabras que considera trascendentes. Doble ofrenda: de sangre y de ideas.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Uno de los momentos más emocionantes de la historia argentina se desarrolló en los días previos a la batalla de Salta. El general Manuel Belgrano, al frente del Ejército del Norte, emprendió la traducción de un texto que quería legar a la posteridad. La situación es conmovedora. Uno de los padres de la Patria, en vísperas de jugarse el pellejo en el campo de batalla, se dedica a una tarea intelectual con el objeto de ofrendar a sus compatriotas unas palabras que considera trascendentes. Doble ofrenda: de sangre y de ideas.

Esa pieza destinada a nosotros, a todos los argentinos que vinimos después, es la "Despedida de Washington al pueblo de los Estados Unidos". Rumbo al fragor de la lucha el jefe militar encara la tarea de pasar al español esas líneas en inglés que le habían llegado en 1805. Ya las había traducido dos años antes de la versión final. La fatalidad quiso que debiera quemar sus papeles luego de la batalla de Tacuarí. Con lo cual debió partir de cero en su faena. Fechó el fin de su tarea el 2 de febrero, dieciocho días antes de entrar en batalla.

George Washington había escrito esa carta a sus compatriotas cuando le fueron a pedir que cumpliera un tercer período de gobierno. A pesar de que la Constitución de los Estados Unidos no se lo impedía, decidió retirarse y con eso dejó sentado el principio para su nación de que los presidentes solo podían gobernar dos períodos. Eso fue norma no escrita hasta Franklin D. Roosevelt, quien con la excusa de que el país estaba en guerra fue reelegido por segunda vez en 1940. Luego, victorioso, volvió a ganar en 1944 y empezó su cuarto período, pero murió al año siguiente. Iba rumbo a ser una suerte de Gildo Insfran yanqui. Fue ahí que el Partido Republicano planteó la 22ª enmienda, dejando por escrito que los presidentes pueden cumplir dos períodos, sin posibilidad de volver. El principio consagrado por Washington fue confirmado explícitamente para que nadie sintiera la tentación de romperlo otra vez. Es el valor de la ejemplariedad de las grandes personalidades.

Cuando Barack Obama estaba terminando su segundo mandato, le contó a un auditorio de representantes africanos en Etiopía que consideraba ser un buen presidente y que si se postulara podría ganar un tercer mandato. "Pero no puedo. La ley es la ley, y nadie está por encima, ni siquiera el presidente", les explicó. "Nadie debería ser presidente de por vida. Tu país está mejor si hay sangre e ideas nuevas. Todavía soy un hombre bastante joven, pero sé que alguien con nueva energía y conocimientos será bueno para mi país". Estaba interpelando a las presidencias vitalicias de muchos países africanos.

Al primer presidente estadounidense que fijó ese criterio Belgrano quiso perpetuarlo en la memoria de los argentinos y escribió: "Suplico solo al gobierno, a mis conciudadanos, y a cuantos piensen en la felicidad de la América, que no se separen de su bolsillo este librito, que lo lean, lo estudien, lo mediten, y se propongan imitar a ese gran hombre, para que se logre el fin a que aspiramos de constituirnos en una nación libre e independiente".

Las palabras premonitorias de Washington legadas por Belgrano con su traducción parecen un manual para que no sucedan los desaguisados en San Juan y Tucumán. Allí, eternizados gobernantes buscaron hacerle trampas a la letra de la Constitución de su provincia. Empujaron a la Corte nacional a dar cautelares que reavivaron la pelea política con el Gobierno nacional, siempre presto a tergiversar como Washington advertía que no debía hacerse. Hubo consideraciones desopilantes desde el grupo de gobierno. Una cadena nacional presidencial que no desentonó con la actuación presidencial habitual. El paroxismo de la sinrazón fue cuando el siempre aliado del Gobierno nacional y exgobernador sanjuanino José Luis Gioja declaró que todos le habían dicho al actual gobernador que no podía postularse. La rápida bajada del postulante tucumano y ex jefe de Gabinete nacional es muestra que tampoco tenía una convicción muy fuerte de lo que estaba haciendo. Se tiró un lance, por si pasaba.

En las consideraciones de Washington traídas al presente está implícito que cada poder actual cumpla su papel. La Justicia tiene que velar porque no suceda lo ilegal. ¿No es imprescindible que si hay justificadas dudas de la legalidad de una postulación nada menos que a la gobernación de una provincia el máximo tribunal vele por el cumplimiento de la ley? ¿Eso es entrometerse en la democracia o garantizarla? Parecería casi imposible sacar adelante un país donde el grupo que ocupa el poder circunstancialmente pone en tensión lo legal por sus intereses de partido y personales de alguno de sus referentes.

Queda la sensación de que muchas de las constituciones provinciales tienen en su articulado o monstruosidades como Formosa con una reelección indefinida o reglas de juego poco claras que llevan a los conflictos que se desataron esta semana. Daría la impresión de que, con astucia para el mal, la redacción está hecha para dejar espacio a la trampa. Es interesante bajo esta luz recordar el ejemplo de Washington y, sobre todo, el de Belgrano. Ambos le dieron a las palabras el valor que deberían tener. Es muy difícil construir el futuro cuando a cada paso se trampea con lo dicho y lo escrito para sacar una ventaja pequeña y mezquina. (Fragmento)

* Miembro correspondiente de la Academia Argentina de Letras por la provincia de Mendoza.

* Publicado en el Club Político Argentino

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD