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Tartagal recuerda a Anita Reyes de Heredia, una investigadora destacada

Hija del primer farmacéutico que tuvo Tartagal y creadora del primer Centro de Recuperación Histórica de la región. Dejó un importante legado.
Martes, 06 de junio de 2023 11:28

Este mes de junio Tartagal celebra 99 años de su fundación institucional y las festividades religiosas en honor a San Antonio de Padua.

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Este mes de junio Tartagal celebra 99 años de su fundación institucional y las festividades religiosas en honor a San Antonio de Padua.

En ese contexto es bueno recordar a aquellos hombres y mujeres que desde sus cimientos mismos hicieron a esta comunidad que comenzó siendo un precario asentamiento en el paraje Yariguarenda -hoy más conocido como santuario Virgen de la Peña- pero que con el paso del tiempo se fue ubicando en los dos laterales de Ñancahuasú -la quebrada grande-, el río que hoy divide en dos a la ciudad cabecera del departamento San Martín. 

Quien volcó muchos años de su vida para reconstruir la historia de los pioneros de Tartagal y de la región, y que a través de los años fue conformando un verdadero museo con piezas artesanales hechas con las manos laboriosas de los originarios del norte fue doña Ana Reyes de Heredia, hija de aquel primer farmacéutico que tuvo Tartagal y creadora del primer Centro de Recuperación Histórica de Tartagal .

Su trabajo fue reconocido institucionalmente y declarado de interés municipal y sus escritos, recopilaciones , testimonios orales que pudo recoger, fueron fundamentales para que los estudiantes pudieran conocer un poco más de los orígenes de este pueblo de frontera.  

Tartagal cumplirá 99 años y Ana Reyes de Heredia, en sus escritos e investigaciones, determinó datos muy curiosos pero que conforman la verdadera historia de Tartagal; como por ejemplo que en los primeros años del siglo XX vivían en Tartagal algunas familias de origen chino en lo que es hoy la primera cuadra de la calle San Martín, casi a metros de la avenida 20 de febrero, por aquel entonces la única calle que habría de extenderse paralela a lo que años después serían las vías del ferrocarril.

Los chinos eran dueños de unas fondas en la que los lugareños de aquel entonces -seguramente dedicados a la explotación maderera o al comercio con el sur de Bolivia, y otros que trabajaban para la Standard Oil Company- llegaban para descansar y disfrutar de sabrosos platos de la comida oriental, tan novedosa para la región. 

Por varias décadas Ana Reyes supo atender su local comercial ubicado frente a la calle Güemes, frente a la plaza San Martín,  donde contaba con una gran cantidad de artesanías fabricadas por los originarios de la región; vasijas, caretas, utensilios que usaban los aborígenes para sus tareas diarias; artesanías en cueros, otras fabricadas con elementos vegetales; bateas, tejidos y literalmente miles de piezas de todo tipo se podían encontrar en su local.

En su vivienda, ubicada en los fondos del comercio, atesoraba muebles que le habían sido regalados por sus abuelos, por tanto fácilmente provenían del Siglo XIX. Fue la principal impulsora que en la plaza de Tartagal, cuando se realizó la remodelación del principal paseo público, se incluyeran monolitos, bustos y placas que perpetúan el nombre de aquellos primeros pobladores. Muchas de las placas -algunas fueron robadas- fueron costeadas por la propia Ana Reyes, porque para ella la historia de Tartagal era un tema demasiado importante y consideraba fundamental que las futuras generaciones pudieran tener certezas con rigor histórico de la génesis del pueblo. 

El primer farmacéutico

Ana Reyes era hija de primer farmacéutico que tuvo Tartagal, el doctor Jesús Miguel Reyes, un profesional salteño -unos de los pocos profesionales del pueblo- que había vivido unos años en su ciudad luego de recibirse como farmacéutico.

Su hija solía recordar que Jesús Miguel Reyes había nacido el 14 de julio de 1887 en la ciudad de Salta, donde hizo la escuela primaria, fue bautizado en la Iglesia de La Viña y alternaba sus días entre la casa de sus padres y la finca "La Paz",  propiedad de la familia ubicada en el partido de Velardes, camino a La Isla.

El secundario lo realizó en el Colegio Nacional y cinco años más tarde comenzó sus estudios universitarios en la ciudad de La Plata, donde egresó como farmacéutico.Tiempo después realizó el doctorado en bioquímica y farmacia en la Universidad de Buenos Aires. Ya de regreso a la ciudad de Salta el flamante doctor instaló una farmacia en cercanías de la Catedral Basílica, pero poco tiempo después decidió trasladarse a Orán, donde tenía familiares cercanos.

Allí vivió algunos años, donde contrajo matrimonio con Nélida Paz, una jóven oriunda de Embarcación, para luego trasladarse ambos hacia Tartagal. Y es que el pueblo comenzaba a ser muy nombrado como un lugar de grandes oportunidades, precisamente por la explotación de la madera, el comercio con Bolivia y la industria del petróleo de la empresa americana la Standard Oil Company.

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