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La carrera hacia ninguna parte

Las luchas internas en los principales frentes electorales generan una tormenta que desconcierta aún más a un electorado ávido de respuestas responsables.
Jueves, 08 de junio de 2023 20:49

Al recibir su premio Nobel de Literatura 1950, Sir Bertrand Russell se preguntó cuáles anhelos eran políticamente importantes. La respuesta fue tan violenta y huracanada como el humor del Canal de la Mancha y analizaba sin piedad las falacias, engaños y bajezas a las que recurren los políticos, advirtiendo al votante que es su obligación saber que, detrás de sus declaraciones idealistas, lo que en realidad los moviliza es su interés egoísta, interés que -a veces- puede ser odio enmascarado ¡a tantas cosas y a tantos! y siempre, pero siempre, encubierto o descubierto amor al poder.

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Al recibir su premio Nobel de Literatura 1950, Sir Bertrand Russell se preguntó cuáles anhelos eran políticamente importantes. La respuesta fue tan violenta y huracanada como el humor del Canal de la Mancha y analizaba sin piedad las falacias, engaños y bajezas a las que recurren los políticos, advirtiendo al votante que es su obligación saber que, detrás de sus declaraciones idealistas, lo que en realidad los moviliza es su interés egoísta, interés que -a veces- puede ser odio enmascarado ¡a tantas cosas y a tantos! y siempre, pero siempre, encubierto o descubierto amor al poder.

Sin la irreverencia y sarcasmo de Russell ni la estridencia y exultación de sus arengas, la ¿dirigencia? política ha dado fe de muchas de las observaciones russellianas, pues ha montado un espectáculo lamentable que refleja la expresión coloquial de "juntáronse el codicioso y el tramposo". Adjudicándose recíprocamente estas aptitudes, tan alejados de los problemas reales de la gente como el desgobierno del FdT (que a sus evidentes desacuerdos suma ahora la casi extorsión de Massa para evitar las Paso luego de un deslucido e infructuoso regreso de China), absortos en sus ambiciones personales y en mantener su impunidad a cualquier costo, unos y otros ni siquiera fingen que les importan los problemas cotidianos e impostergables de los ciudadanos. Solo pelean con mezquindad y ceguera los lugares disponibles: no tienen la menor intención de presentar a la ciudadanía una plataforma electoral de sus respectivos espacios ni el plan de gobierno a concretar gane quien gane y pierda quien pierda, priorizando solo sus candidaturas y ninguneando a los votantes al no ofrecer en detalle una propuesta consensuada sino enunciados particulares y aislados.

Cada cual hace la suya, como lo prueba la trifulca desatada por los precandidatos a presidente de JxC Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales que se descolgaron con una propuesta -que el timming volvió casi cínica- de sumar al gobernador Schiaretti a ese espacio. El anuncio, realizado a escasos días de las elecciones en Córdoba y barajado hace ya 30 días por los interesados (según reveló Juan Manuel Urtubey al dar por terminada su alianza con Schiaretti) ha resultado particularmente revulsivo por varias razones: se esperó un mes para anunciarlo; se produce casi encima del 25 de junio, fecha en que se celebrarán las elecciones en Córdoba; se ignora cómo se definirían y oficializarían cargos y candidatos de esta posible fusión; se omiten los términos de la negociación que, de concretarse, deja en ridículo no sólo a todo JxC, sino también al candidato a gobernador del espacio senador Luis Juez, quién se vería obligado a explicar a los cordobeses cómo, dónde y cuándo Schiaretti se transformó de contrincante en aliado de la noche a la mañana, explicación que no entiende ni el propio Juez, que se ha cansado de acusar a aquél de funcional al kirchnerismo por las infinitas veces que los legisladores schiarettianos han aportado quórum y voto al FdT, como su apoyo al retiro de fondos coparticipables a Caba que la Corte Suprema ha ordenado restituir.

El sainete raya lo trágico cuando se pretende explicarlo. Larreta balbucea que hay que unirse para derrotar al kirchnerismo, como si esa derrota no estuviera cantada… y ¿admitida? hasta por la misma Cristina que se ilusiona con entrar al ballotage. Lousteau se pregunta por qué Pichetto sí y Schiaretti no, como si los tiempos, las circunstancias, los lugares actuales de cada uno fueran los mismos. Morales aprovecha el río revuelto que él mismo encrespó y asegura que es la interna del PRO la que ha inmovilizado a JxC y los ha hecho perder diez puntos: asegura, además, el apoyo "del radicalismo" a la propuesta mientras Alfredo Cornejo desde Mendoza, el radicalismo cordobés y el foro de intendentes radicales de Córdoba lo desdicen y rechazan. Patricia Bullrich explica que Larreta y Morales hacen lo que hacen porque saben que pierden la PASO, por tanto -y paradójicamente-, actúan desde el mismo "lado oscuro" que Carrió le adjudica a Macri, a quien acusa de buscar la derrota del propio espacio porque su sector no puede ganar.

Y mientras los ¿dirigentes? porfían en sus pequeñas ambiciones y exaltan hoy al que denostaron ayer (y al revés), se atornillan a lo que convenga con tal de perpetuarse y traicionan a quien haga falta en tanto los ciudadanos son ignorados y los corruptos sobreseídos mientras el FdT sigue asediando a la Justicia, vilipendiando a la República, socavando las instituciones, multiplicando los pobres, aumentando el gasto público sin orden ni concierto y embistiendo contra la libertad de prensa como gran final gran.

Sin siquiera sospecharlo, no hacen más que ratificar las denuncias que Giovanni Sartori formulara al recibir el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2005, galardón que el mundo libre aplaudió pues reconocía no solo su gran contribución a la Ciencia Política sino también su compromiso empecinado con la democracia y su desvelo por proteger las garantías y libertades individuales de la sociedad abierta, subrayando el imprescindible equilibrio de los tres poderes en las sociedades democráticas.

En uno de sus últimos ensayos, "La carrera hacia ninguna parte: diez lecciones sobre nuestra sociedad en peligro", advertía sobre la crisis de la Política, los límites borrosos entre libertad y dictadura, los abusos que convierten la democracia en la tiranía de la mayoría, los problemas de la inmigración, los enfrentamientos culturales y religiosos y la intolerancia de quienes predican una tolerancia que no están dispuestos a ejercitar. Tan actual hoy como entonces.

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