Imaginemos que un contacto necesita imprimir, recortar o editar una foto, para lo que te pide la imagen en su resolución original, sin la compresión brutal que añade WhatsApp. ¿Se la mandas por correo electrónico? Quizá no tengas su dirección. ¿Por Dropbox? Ni siquiera lo tienes configurado. Tranquilo, aún la puedes mandar por WhatsApp. Pero no como foto:
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Imaginemos que un contacto necesita imprimir, recortar o editar una foto, para lo que te pide la imagen en su resolución original, sin la compresión brutal que añade WhatsApp. ¿Se la mandas por correo electrónico? Quizá no tengas su dirección. ¿Por Dropbox? Ni siquiera lo tienes configurado. Tranquilo, aún la puedes mandar por WhatsApp. Pero no como foto:
- Primero vas al chat del grupo o el contacto en cuestión.
- Después le das al icono del clip para adjuntar un archivo y, en lugar de seleccionar la galería de fotos, seleccionas “Documento”.
- Por último, buscas la foto en el explorador de archivos y la envías.
Voilá! Tu contacto recibirá la imagen original, tal y como la tomó y procesó la cámara de tu teléfono. Fíjate en la diferencia: cuando me mandé a mí mismo la foto del ukelele del ejemplo me llegó un archivo de 65 KB y 800 x 1600 píxeles. Cuando me mandé la foto como documento, WhatsApp no redujo la resolución y recibí un archivo de 2,2 MB y 2080 x 4160 píxeles.
La solución ideal sería, quizá, la que implementa Telegram: allí puedes elegir siempre entre mandar la foto de forma rápida (y comprimida) o enviar la imagen original (sin compresión), consciente de que esta última ocupará más espacio y consumirá más datos móviles de tu tarifa.
Fuente: Gizmodo