Con la misión de visibilizar y concientizar a las personas sobre el trastorno por espectro autista -TEA- la fundación "Hablemos de Autismo" continúa trabajando con suma perseverancia, abordando la temática con compromiso y respeto.
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Con la misión de visibilizar y concientizar a las personas sobre el trastorno por espectro autista -TEA- la fundación "Hablemos de Autismo" continúa trabajando con suma perseverancia, abordando la temática con compromiso y respeto.
Es así que se llevó a cabo el I Congreso Internacional sobre Autismo en Salta y Jujuy, con una gran respuesta del público. Esta actividad contó con la participación de profesionales, padres y docentes que compartieron inquietudes sobre TEA, en el marco de un importante encuentro, donde la información se dejó ver en charlas y propuestas de especialistas que ofrecieron sus conocimientos a modo de compartir estrategias sobre situaciones puntuales.
"El congreso para nosotros, como fundación, deja un balance súper positivo, porque tanto profesionales como padres pudieron conectarse e informarse sobre el autismo. La modalidad fue virtual y presencial y se superaron las expectativas de todos", expresó Viviana Maza, presidenta de la fundación "Hablemos de Autismo".
Seiscientas personas fueron parte de esta propuesta interesante que integró la agenda de la fundación, así como la charla de café que brindaron el especialista mexicano Luis Felipe Martell y Germán Oviedo del proyecto "Sendas".
Dedicada a la promoción de buenas prácticas en el ámbito del autismo, esta iniciativa se desarrolló con la colaboración de profesionales provenientes de diversas disciplinas, quienes compartieron una misma referencia sobre el autismo y sus implicaciones. "Fue enriquecedora la comunicación por las herramientas que pudimos obtener y por los consejos que como papás de niños con autismo nos hizo bien recibir", dijo Maza, explicando que a nuestra provincia le hace falta todavía más para llegar a la verdadera inclusión, ya que existen casos donde se desconoce cómo proceder y ayudar a las personas bajo esta condición.
Es que muchas veces la gente no entiende bien de qué se trata el autismo y las conductas que se producen al respecto, por eso, desde la entidad sin fines de lucro se proponen cumplir con la misión de trabajar, sensibilizar y difundir, como así también acompañar y contener a las familias que lo tienen que sobrellevar. "Cada jueves tenemos las charlas con los papás porque necesitan ser escuchados", contó.
De esta manera, en este espacio de reunión no hay lugar para juicios de valor o críticas, sino para abrir las puertas de las posibilidades, orientar y mejorar la calidad de vida.
Así es que desde "Hablemos de Autismo" se promueve empoderar a las familias a través de la labor con el mejor de los propósitos. De Humahuaca, La Quiaca, Ledesma y San Pedro, entre otras localidades; llegan casos que dejan su testimonio y se sostienen con la ayuda de la fundación. Otra de las acciones que se está desarrollando desde hace dos meses en el museo histórico Lavalle es el espacio adaptado para personas con autismo e hipersensibilidad auditiva.
Los miércoles a las 17, la empatía en la institución de calle Lavalle sale a la luz gracias a pequeñas acciones que hacen la diferencia. Y entonces se merman los sonidos y se atenúan las luces de las salas, entre otras disposiciones, para reducir los estímulos durante el recorrido en el interior de la casa colonial.
Contaminación sonora en la calle
Para las personas con hipersensibilidad auditiva y las diagnosticadas con Trastorno del Espectro Autista -TEA- es muy difícil convivir con la contaminación sonora. Y es que al tener una condición especial, tienen conductas difíciles de abordar. “Al escuchar los sonidos fuertes, los chicos con autismo se lastiman, se autoagreden porque les da crisis fuertes con cambios de conducta y de ansiedad”, indicó Viviana Maza sobre la reacción que se presenta en personas con TEA. Y es que, en la actualidad, creció el porcentaje de vehículos en la ciudad y -por ende- del sonido de los motores y de ruidos en el ámbito urbano.
“No veo cuál es la necesidad de andar con el caño de escape libre, parece que la gente no entiende que hace daño”, reflexionó. La contaminación sonora es el exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona. Situación que no se controla y que no sólo a los niños con autismo perjudica, sino también a los bebés y a los adultos mayores que sufren de molestias ante la circunstancia.