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Uriel, el salteño que con la danza llegó al Teatro Colón

Llegó al teatro mayor de Buenos Aires a los 17 años, luego de una estricta selección de bailarines de Argentina y de otros países. Se formó en Tartagal.
Jueves, 28 de marzo de 2024 02:03
El elenco juvenil del Teatro Colón que integra Uriel Florentín.

Tiene 17 años y siendo un niño de 4 años se inició en la danza clásica. Meses atrás, después de una rigurosa selección de la que participaron decenas de bailarines clásicos de varios países, Jeremías Uriel Florentín fue uno de los 3 jóvenes seleccionados por el Teatro Colón, donde actualmente cursa la carrera en el Instituto Superior de Artes, para convertirse en el gran bailarín clásico que siempre soñó.

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Tiene 17 años y siendo un niño de 4 años se inició en la danza clásica. Meses atrás, después de una rigurosa selección de la que participaron decenas de bailarines clásicos de varios países, Jeremías Uriel Florentín fue uno de los 3 jóvenes seleccionados por el Teatro Colón, donde actualmente cursa la carrera en el Instituto Superior de Artes, para convertirse en el gran bailarín clásico que siempre soñó.

Comenzó a formarse en la salita de prejardín de la escuela Armada Argentina de Villa Saavedra, mientras asistía a las clases de baile clásico en el Instituto Superior de Bellas Artes de Tartagal (ISBA), un modesto instituto como tantos de la Argentina profunda, a cargo de destacados profesionales de la danza como son los profesores Patricia Nigro y Alejandro Robles. Y la prueba más irrefutable del profesionalismo de sus mentores es el lugar donde hoy Uriel Florentín, de 17 años de edad, se encuentra.

Este adolescente salteño cuya familia es oriunda de la vecina provincia de Formosa, es alumno de la carrera de Danza del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y forma parte de "Baile de Graduados", la obra ambientada en 1840 que recrea la graduación de las alumnas en una distinguida escuela de Viena y que reciben a jóvenes cadetes de una escuela militar.

Para Uriel, para sus papás Liliana y Néstor y para sus profesores Patricia y Alejandro, este es un sueño cumplido, el inicio de una promisoria carrera a la que el bailarín dedica 12 horas por día, 6 días de la semana en el Teatro Colón, adonde llega después de viajar media hora desde la pensión donde actualmente se aloja en Buenos Aires. Y es que si en tan pocos años Uriel logró tanto, lo que pueda conseguir de ahora en más es impensado porque para este ángel de la danza su techo es el mismo cielo.

Elegir el arte

Como para cualquier artista de elite, el camino de este adolescente nacido en Salta y criado en Tartagal no ha sido fácil. Por el contrario, Uriel ha resignado fiestas, salidas con amigos y todo lo hizo por la danza; hoy le toca transitar otro camino difícil, ensayando, estudiando de lunes a sábado, en jornadas que le insumen muchas horas para continuar su formación profesional con el mismo espíritu que desde el norte lo llevó al Teatro Colón.

Su mamá Liliana, quien por razones laborales reside en Formosa, relató cómo fue el inicio de Jeremías Uriel Florentín en la danza clásica, quizás la disciplina más exigente que eligió desde que tenía 4 años, cuando también comenzaba el prejardín. Y como suele suceder con los varoncitos que se vuelcan por el estilo clásico, Uriel era el único entre 20 nenas. "Para las nenas de su clase era uno más, pero eran los adultos quienes se mostraban sorprendidos porque hubiera un varoncito en la clase de danzas clásicas", recuerda orgullosa.

  El joven talento junto a sus orgullosos padres.

El niño se hizo adolescente y siguió con las prácticas hasta recibirse de profesor superior de danzas clásicas y a los 17 años, cuando sus padres regresaron a Formosa de donde la familia es oriunda, dejó Tartagal. "También es maestro de folclore, hizo mucha danza contemporánea, ganó un par de becas para hacerlas en Estados Unidos pero por razones económicas no lo pudimos mandar. Siempre participó de concursos en Salta y ganó varias medallas", recordó Liliana.

En 2023, ya de regreso en Formosa con sus padres, Uriel ingresó a una destacada academia de danzas en la capital de esa provincia luego de conseguir una beca, "y tuvo un profesor de origen ruso que lo hizo crecer, lo que se facilitó con todo el conocimiento que ya traía desde el instituto de Tartagal".

Agregó que "en junio del año pasado el Teatro Colón publicó una página donde los chicos podían inscribirse para audicionar, por lo que él y su pareja fueron preparados para esa instancia y entró en la categoría que va de los 15 hasta los 17 años. Las audiciones, que son eliminatorias, se hicieron en noviembre, y de 68 parejas quedaron 8, entre ellos Uriel y su compañera. Finalmente fueron tres los chicos que quedaron, una bailarina de Brasil, otra del sur del país y Jeremías Uriel".

Una profesión onerosa

Ser un bailarín clásico implica además del compromiso, sacrificio y constancia, recursos económicos para la carrera. "Todo es caro. Para participar de las audiciones en el teatro Colón le dieron una lista de cosas y es ahí donde tenemos que estar los padres para solventar todo lo que demanda la práctica de una disciplina que cuesta mucho. Uriel se lo merece", expresó Liliana, y agregó que la carrera en el Colón implica las prácticas de danzas clásicas, talleres, danzas españolas, clases escritas, entre tantas otras. "Es muy sacrificado pero él está feliz, porque ya tuvo la oportunidad de hablar con Julio Bocca y está maravillado con el Colón. Fue el último integrante de la obra en ingresar porque el staff ya estaba armado, pero todos lo ayudaron mucho".

A Uriel le espera un camino largo y seguramente dificultoso, pero está feliz y dispuesto a enfrentar lo que sea para ver concretado ese sueño que lo acompaña desde los 4 años, cuando con determinación decidió que la danza clásica era lo suyo. Uriel es perseverante y seguramente lo logrará, para orgullo de todos los que creen en él y de los tartagalenses que fueron testigos de su crecimiento como un gran artista.

 

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