Merlina pudo realizarse sus estudios médicos antes de volver a su pueblo natal. La pequeña wichi de ocho años, a la que abandonó su madre y en el camino se llevó el ingreso de la pensión que recibe por su enfermedad neuronal, se había visto imposibilitada de dar los primeros pasos de su tratamiento por trabas burocráticas. Estuvo a punto de regresar a Rivadavia Banda Norte con las manos vacías, pero ayer, tras conocerse la noticia, aparecieron todas las soluciones que necesitaba.
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Merlina pudo realizarse sus estudios médicos antes de volver a su pueblo natal. La pequeña wichi de ocho años, a la que abandonó su madre y en el camino se llevó el ingreso de la pensión que recibe por su enfermedad neuronal, se había visto imposibilitada de dar los primeros pasos de su tratamiento por trabas burocráticas. Estuvo a punto de regresar a Rivadavia Banda Norte con las manos vacías, pero ayer, tras conocerse la noticia, aparecieron todas las soluciones que necesitaba.
El primer impedimento desapareció cuando el ministro de Salud, Enrique Heredia, ordenó que se realicen todos los estudios pertinentes antes de determinar quién asumirá los costos de los mismos. Es que a Merlina le tenían que hacer una tomografía computada y una serie de estudios cardiológicos y genéticos. Pero el hospital no quería asumir el monto que generan los estudios, porque la chica figuraba en una obra social, que junto a la pensión por invalidez, quedó al resguardo de la madre que abandonó a Merlina y a sus tres hermanitos.
Por otra parte, Fabiana Avila, subsecretaria de Grupos en Situación de Vulnerabilidad de la Provincia, que depende del Ministerio de Derechos Humanos, le dijo a El Tribuno que “se hicieron todos los trámites para que la obra social quede a nombre del padre y para que no se repita lo que pasó en el hospital la próxima vez que Merlina necesite hacerse algún estudio médico”.
La funcionaria afirmó que asisten a la familia, desde noviembre, cuando El Tribuno publicó la primera historia de Merlina. “También esperamos la evaluación que determine las características de la silla de ruedas especial que va a necesitar y estamos trabajando con una fundación de Orán para que Merlina pueda hacer su rehabilitación en donde vive, que es en el pueblo de Morillo y no en otro lugar alejado”, agregó.
Sobre el monto de la pensión por invalidez que le corresponde a Merlina y que cobra la madre que la abandonó, la funcionaria advirtió que “se dio de baja a la pensión que estaba a nombre de la madre y se la inscribió a favor de su padre, que es el que vive con los chicos y el que cuida de la chiquita”. Avila aseguró que la Provincia realizó los trámites en tiempo y forma, pero que la baja todavía no se registró en los organismos nacionales. “Lamentablemente no tenemos injerencia en los tiempos de estas instituciones nacionales, pero hacemos constantemente el seguimiento del caso e insistimos en los pedidos”, agregó.
Tomografía para Lucía
También mejoró la suerte de Lucia, una niña originaria de tan solo ocho años, a la que por primera vez le diagnosticaron una severa enfermedad neuronal, que la tiene inmovilizada y que podía volver a Morillo sin la tomografía que pedían sus médicos. Fabiana Avila confirmó que será atendida el jueves. Antes de conocerse esta situación surgió un gesto digno de destacar: un médico privado, que había leído El Tribuno, se comunicó con este medio para poner a disposición de las pequeñas aborígenes la realización de todos los estudios sin costo alguno.