Los precoloquios de Idea, incorporados a la agenda económica, como en su momento fueron las convenciones de ADEBA, ABRA, aunque salvando las distancias, por trascendencia y gravitación, siempre fueron las partituras de un programa que se cumplía inexorablemente en la economía. Inclusive en una editorial de la revista de la entidad ya se anticipa un nuevo escenario, en donde las palabras principales serán: diálogo y confianza. Sugestivamente, en un escenario algo opacado por significativas ausencias, llamó la atención el clima reflexivo, como si los tapones de punta hubiesen quedado en la puerta del vestuario. En años anteriores, gobernadores de otras provincias llegaban con la radiografía de las economías regionales, en sintonía con los colores de la inequidad y la postergación, hoy seguramente prefieren seguir atentamente lo que ocurre en sus propios territorios.
Habida cuenta de que lo que sucede en el tablero nacional tiene ramificaciones que afectan cada vez más la temperatura del clima social en el interior. El mismo Ignacio de Mendiguren parecía elaborar cada palabra con la meticulosidad de un alfarero, para que no se preste a equivocación. “Frente a la enorme volatilidad de los cambios de las reglas de juego, es imposible ser sustentable”, afirmó, luego agregó: “Argentina saldrá cuando para un argentino no exista un mejor lugar para invertir. ¿Nos preguntamos por qué no lo hacen?, aseguró en su introducción al panel de las empresas como motor del desarrollo sustentable. “Hoy el mundo se desarrolla por regiones y las empresas están dispuestas a aceptar el desafío. Con respecto a lo que pasa en el mundo nuestros números son positivos, pero hay que pensar de manera distinta, sin buscar en el pasado las soluciones para el futuro. Hace falta un diálogo social”, aseguró el máximo directivo fábril, para concluir con una expresión que disipó todas dudas: “El tren del desarrollo está pasando de nuevo por la Argentina, que esta vez no nos encuentre peleando en el andén”.
En esa misma línea, Dante Apaza consideró durante su exposición que el entendimiento fue fundamental para planificar y pensar el plan de desarrollo estratégico Salta 2030. Dijo que siempre para construir debe existir diálogo, diálogo y diálogo.
Roberto Gandini, un dinamizador de las recordadas Convenciones de Adeba, junto a Juan Pablo Franco y Gonzalo Verdomar Weiss, nos decía al final del precoloquio: “En aquellas jornada se anticipaba el escenario económico, hoy sucede algo similar, con la diferencia de que el epicentro es en una provincia, integrando a la región a través de la perspectiva y visión de sus propios protagonistas”.
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Los precoloquios de Idea, incorporados a la agenda económica, como en su momento fueron las convenciones de ADEBA, ABRA, aunque salvando las distancias, por trascendencia y gravitación, siempre fueron las partituras de un programa que se cumplía inexorablemente en la economía. Inclusive en una editorial de la revista de la entidad ya se anticipa un nuevo escenario, en donde las palabras principales serán: diálogo y confianza. Sugestivamente, en un escenario algo opacado por significativas ausencias, llamó la atención el clima reflexivo, como si los tapones de punta hubiesen quedado en la puerta del vestuario. En años anteriores, gobernadores de otras provincias llegaban con la radiografía de las economías regionales, en sintonía con los colores de la inequidad y la postergación, hoy seguramente prefieren seguir atentamente lo que ocurre en sus propios territorios.
Habida cuenta de que lo que sucede en el tablero nacional tiene ramificaciones que afectan cada vez más la temperatura del clima social en el interior. El mismo Ignacio de Mendiguren parecía elaborar cada palabra con la meticulosidad de un alfarero, para que no se preste a equivocación. “Frente a la enorme volatilidad de los cambios de las reglas de juego, es imposible ser sustentable”, afirmó, luego agregó: “Argentina saldrá cuando para un argentino no exista un mejor lugar para invertir. ¿Nos preguntamos por qué no lo hacen?, aseguró en su introducción al panel de las empresas como motor del desarrollo sustentable. “Hoy el mundo se desarrolla por regiones y las empresas están dispuestas a aceptar el desafío. Con respecto a lo que pasa en el mundo nuestros números son positivos, pero hay que pensar de manera distinta, sin buscar en el pasado las soluciones para el futuro. Hace falta un diálogo social”, aseguró el máximo directivo fábril, para concluir con una expresión que disipó todas dudas: “El tren del desarrollo está pasando de nuevo por la Argentina, que esta vez no nos encuentre peleando en el andén”.
En esa misma línea, Dante Apaza consideró durante su exposición que el entendimiento fue fundamental para planificar y pensar el plan de desarrollo estratégico Salta 2030. Dijo que siempre para construir debe existir diálogo, diálogo y diálogo.
Roberto Gandini, un dinamizador de las recordadas Convenciones de Adeba, junto a Juan Pablo Franco y Gonzalo Verdomar Weiss, nos decía al final del precoloquio: “En aquellas jornada se anticipaba el escenario económico, hoy sucede algo similar, con la diferencia de que el epicentro es en una provincia, integrando a la región a través de la perspectiva y visión de sus propios protagonistas”.