Los vinos de Salta se ganaron hace varios años elogios y un reconocimiento internacional de los especialistas. Sin embargo, quedaba en el tintero que los propios provincianos degusten y beban más las producciones vínicas de las bodegas locales.
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Los vinos de Salta se ganaron hace varios años elogios y un reconocimiento internacional de los especialistas. Sin embargo, quedaba en el tintero que los propios provincianos degusten y beban más las producciones vínicas de las bodegas locales.
Al finalizar el 2012 se determinó que el consumo de los vinos de altura, insignia de los Valles Calchaquíes, creció un 34% en los restaurantes, peñas, bares, comercios y otros puntos de venta.
Cada vez más los salteños aprecian los sabores, los colores y los aromas del tradicional Torrontés o de cepas tintas, como Malbec, Cabernet Sauvignon, Tannat o Bonarda. En los viñedos de altura, a más 1.600 metros sobre el nivel del mar, las uvas se nutren mejor de la amplitud térmica, absorben el frío nocturno y aprovechan la mayor exposición solar. Las condiciones del suelo también contribuyen a una maduración fina de la fruta.
En lo alto
Cafayate, Yacochuya, Quebrada de las Flechas, Colomé, Tacuil y Payogasta son algunos de los terruños donde los viñedos van desde 1.600 a 3.200 msnm.
Luis García Bes, director general de Comercio de la Provincia, explicó que antes de finalizar el año, se realizó un relevamiento que determinó que el 40% de los vinos que los salteños consumían en restaurantes, bares y peñas eran de origen local, vinos de altura contra un 60% de otros lugares. En 2011, se había determinado que la producción vallista solo abarcaba un 30% de las preferencias de lo salteños.
“En ese momento nos pusimos como objetivo llegar al 50% de consumo de vino salteño y el 50% de otros lugares. En 2013 esperamos cumplir esa meta a través del plan de acción del Ministerio de Ambiente y Producción Sustentable”, destacó García Bes.
Servir bien
Si un vino fino permanece al lado de una parrilla de un restaurante y luego se vende a un comensal, seguro que el cliente no lo querrá probar otra vez. También quedará con una mala impresión si una bebida “joven” tiene varios años.
García Bes consideró esencial que en los locales gastronómicos ubiquen como corresponde las botellas y que los mozos y propietarios sepan como servirlo.
Un vino tinto se debe consumir a 18 grados y no a 25. Los blancos demandan temperaturas cercanas a los 12 grados, por lo que necesitan pasar media hora por la heladera. Para que se conozcan estos detalles, se brindaron 39 capacitaciones en diferentes restaurantes y se concretaron degustaciones en 20 puntos de la ciudad con expertos sommeliers.
"Una actividad en expansión"
“En los valles tenemos bodegas chicas, con menos de 500 mil litros. Por eso les interesa el vino con mucho valor agregado, ya que no disponen de mucho volumen”, señaló Luis García Bes, director de Comercio de Salta.
“El 99% de la uva se vinifica. Eso habla de la calidad que hay en la región”, apuntó el funcionario.
Según datos oficiales, en la última década, creció un 140 % la cantidad de bodegas en Salta. García Bes detalló que pasaron de 15 a 36 establecimientos registrados por el Instituto Nacional Vitivinícola (INV).
Más hectáreas
Por otra parte, remarcó que la superficie de viñedos se expandió en el país un 13,6% desde 2000, mientras que en los Valles Calchaquíes el resultado fue el doble; un 28%, al sumar 602 hectáreas nuevas y llegar a un total de 2635. Los proyectos se desarrollaron en Cafayate, Animaná, San Carlos, Angastaco, Molinos y Cachi.
Estados Unidos y Canadá son los países que más se llevan las bebidas salteñas. También aparecen Brasil y el resto de Sudamérica. La producción llega a 30 países.