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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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La farsa oficial del recibimiento de la fragata Libertad

Martes, 08 de enero de 2013 22:42

Crece a diario mi duda sobre la posibilidad de entender los mensajes de la señora Presidenta, he pensado a veces que comprendiéndolos en plenitud no coincidía con sus contenidos, pero últimamente es como si su idioma no fuera el mío, como si sus verdades no ocuparan ese status en mis concepciones y eso tratándose de la Presidenta es un signo de exclusión que la democracia no contempla, todos deberíamos comprender con claridad sus expresiones y el sustento y contenido de las mismas, estando o no de acuerdo. No ocurre así con nuestra Presidenta.
 

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Crece a diario mi duda sobre la posibilidad de entender los mensajes de la señora Presidenta, he pensado a veces que comprendiéndolos en plenitud no coincidía con sus contenidos, pero últimamente es como si su idioma no fuera el mío, como si sus verdades no ocuparan ese status en mis concepciones y eso tratándose de la Presidenta es un signo de exclusión que la democracia no contempla, todos deberíamos comprender con claridad sus expresiones y el sustento y contenido de las mismas, estando o no de acuerdo. No ocurre así con nuestra Presidenta.
 

Hoy llega la fragata Libertad, cuyo triste anclaje forzado en un puerto ghanés padecimos todos los argentinos y sentimos íntimamente el dolor de la afrenta a un símbolo nacional. Ciudadanos hubo que propusieron colectas para pagar la caución y liberar la nave, y eso era parte del verdadero sentir nacional. El acto de recibimiento será encabezado por la Presidenta, a quien sus huestes han proclamado capitana de la Fragata (según una prolífera campaña de afiches que empapeló Mar del Plata), olvidando sin duda que hace menos de dos meses ofrecía abandonarla a cambio de una vacua e incomprensible dignidad. Transformar en festejo triunfalista la angustiante y vergonzosa recuperación de la nave insignia, perdida en una imprudente decisión, que con su anuencia y la inexcusable responsabilidad de su gobierno puso en riesgo ese carísimo símbolo nacional, es la incomprensible metamorfosis del fracaso en triunfo.
Estas cosas son las que exceden mi comprensión ciudadana. ¿Cuál es la racionalidad de pretender nombrar capitana a la responsable del abandono del buque insignia? La fragata Libertad no es del gobierno de turno, pertenece al pueblo y debe ser respetada como tal, lo contrario agravia al soberano, que es su único dueño legítimo y como tal debería recibir su fragata y no quienes la menospreciaron como símbolo y no pusieron el celo suficiente en su cuidado y protección.

Fernando S. de San Román, Metán


 

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