Cristina Fiore habló solo cinco veces, pero sin nombrar a Salta

Pese a ser una dirigente polémica por sus constantes cambios de partido y su falta de claridad ideológica, Cristina Fiore es una mujer de muy pocas palabras. Eso se observa en la campaña electoral, en donde no tiene ningún tipo de protagonismo, y también en el Congreso, en donde estuvo en silencio en casi el 84 por ciento de las sesiones de las que participó.
Un resumen de su tarea legislativa muestra que, desde que asumió en diciembre de 2011, la diputada habló solo en cinco oportunidades y, sorprendentemente, nunca mencionó a Salta.
En el mismo período de tiempo, la senadora y candidata a renovar su banca, Sonia Escudero, tomó la palabra en 31 de las 34 sesiones que hubo, más de seis veces la cantidad de ocasiones en las que habló su rival para las elecciones del domingo próximo. Hablar en una sesión no quiere decir tener un exceso de protagonismo, sino básicamente explicarle al pueblo por qué vota como vota y qué piensa de cada tema sobre el que tiene que expedirse.
Las versiones taquigráficas de la Cámara baja demuestran que la candidata a segunda senadora nacional por el Frente para la Victoria estuvo ausente en el 16,21 por ciento de las sesiones: la mitad de ellas estuvo de licencia y la otra mitad “ausente con aviso”. Así presentado, el número puede decir poco, pero si se lo contrasta con la cantidad de plenarios en los que habló Fiore, arroja todo un dato: de las 37 sesiones que hubo desde que asumió, descontando la de su juramento, la urtubeycista faltó en seis oportunidades y emitió palabra solo en cinco. Escudero, por su parte, se ausentó solo en una -en la que faltó por estar en “comisión”-, habiendo estado presente en más del 97 por ciento de las sesiones.
Para poner esto en perspectiva y compararlo con alguien del mismo cargo y provincia que Fiore, el diputado salteño Bernardo Biella habló nueve veces solo este año, sin contar su participación en 2012 y las dos sesiones de 2011. Esto quiere decir que en el doble de tiempo Fiore habló casi la mitad que el ahora excandidato a senador por la UCR.
La diputada, que según el resultado de las primarias peleará la semana próxima la segunda banca de senadores con Sonia Escudero, está tan alineada con el kirchnerismo que no se permitió ni una sola disidencia, cosa que sí hicieron Juan Carlos Romero y Escudero, quienes votaron en forma distinta la expropiación de YPF y la ley de extranjerización de las tierras.
Si se compara la cantidad de proyectos de ley de autoría exclusiva (sin contar temas que hayan tenido iniciativas de otros legisladores) aprobados en los últimos dos años, ahí también aparece un fuerte desequilibrio: la renovadora consiguió 1 y la compañera de fórmula de Romero 4.
Fiore, sin decir una palabra en ninguno de esos debates, apoyó leyes muy antipopulares como el memorándum con Irán, el blanqueo de capitales, la reforma a las ART y la ley antiterrorista.
¿En qué debates consideró apropiado hablar la legisladora nacional? En el traspaso del subte a la Ciudad de Buenos Aires, en la expropiación de YPF, en el per saltum, en la reforma al Consejo de la Magistratura y en el Presupuesto 2014, donde no hizo ninguna mención a la situación provincial.
En la ley de leyes aprobada hace pocas semanas por el Congreso Nacional -que Fiore acompañó verbalmente y con su voto- se destinan para obras públicas en Salta unos 190 millones de pesos menos de los que se habían previsto en el Presupuesto 2013 para el año próximo. Cristina Fiore prefirió hablar de las generalidades del Presupuesto, pero ni una coma de su impacto para la provincia que representa.

Pese a ser una dirigente polémica por sus constantes cambios de partido y su falta de claridad ideológica, Cristina Fiore es una mujer de muy pocas palabras. Eso se observa en la campaña electoral, en donde no tiene ningún tipo de protagonismo, y también en el Congreso, en donde estuvo en silencio en casi el 84 por ciento de las sesiones de las que participó.
Un resumen de su tarea legislativa muestra que, desde que asumió en diciembre de 2011, la diputada habló solo en cinco oportunidades y, sorprendentemente, nunca mencionó a Salta.
En el mismo período de tiempo, la senadora y candidata a renovar su banca, Sonia Escudero, tomó la palabra en 31 de las 34 sesiones que hubo, más de seis veces la cantidad de ocasiones en las que habló su rival para las elecciones del domingo próximo. Hablar en una sesión no quiere decir tener un exceso de protagonismo, sino básicamente explicarle al pueblo por qué vota como vota y qué piensa de cada tema sobre el que tiene que expedirse.
Las versiones taquigráficas de la Cámara baja demuestran que la candidata a segunda senadora nacional por el Frente para la Victoria estuvo ausente en el 16,21 por ciento de las sesiones: la mitad de ellas estuvo de licencia y la otra mitad “ausente con aviso”. Así presentado, el número puede decir poco, pero si se lo contrasta con la cantidad de plenarios en los que habló Fiore, arroja todo un dato: de las 37 sesiones que hubo desde que asumió, descontando la de su juramento, la urtubeycista faltó en seis oportunidades y emitió palabra solo en cinco. Escudero, por su parte, se ausentó solo en una -en la que faltó por estar en “comisión”-, habiendo estado presente en más del 97 por ciento de las sesiones.
Para poner esto en perspectiva y compararlo con alguien del mismo cargo y provincia que Fiore, el diputado salteño Bernardo Biella habló nueve veces solo este año, sin contar su participación en 2012 y las dos sesiones de 2011. Esto quiere decir que en el doble de tiempo Fiore habló casi la mitad que el ahora excandidato a senador por la UCR.
La diputada, que según el resultado de las primarias peleará la semana próxima la segunda banca de senadores con Sonia Escudero, está tan alineada con el kirchnerismo que no se permitió ni una sola disidencia, cosa que sí hicieron Juan Carlos Romero y Escudero, quienes votaron en forma distinta la expropiación de YPF y la ley de extranjerización de las tierras.
Si se compara la cantidad de proyectos de ley de autoría exclusiva (sin contar temas que hayan tenido iniciativas de otros legisladores) aprobados en los últimos dos años, ahí también aparece un fuerte desequilibrio: la renovadora consiguió 1 y la compañera de fórmula de Romero 4.
Fiore, sin decir una palabra en ninguno de esos debates, apoyó leyes muy antipopulares como el memorándum con Irán, el blanqueo de capitales, la reforma a las ART y la ley antiterrorista.
¿En qué debates consideró apropiado hablar la legisladora nacional? En el traspaso del subte a la Ciudad de Buenos Aires, en la expropiación de YPF, en el per saltum, en la reforma al Consejo de la Magistratura y en el Presupuesto 2014, donde no hizo ninguna mención a la situación provincial.
En la ley de leyes aprobada hace pocas semanas por el Congreso Nacional -que Fiore acompañó verbalmente y con su voto- se destinan para obras públicas en Salta unos 190 millones de pesos menos de los que se habían previsto en el Presupuesto 2013 para el año próximo. Cristina Fiore prefirió hablar de las generalidades del Presupuesto, pero ni una coma de su impacto para la provincia que representa.