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?Desde ahora soy solo un peregrino más?

Viernes, 01 de marzo de 2013 01:06

El papa Benedicto XVI saludó a los fieles por última vez como pontífice, al decir a la multitud congregada frente a la residencia veraniega que inicia la última etapa de su vida como un “simple peregrino”, horas antes de convertirse en el primer papa en renunciar en 600 años.

Benedicto arribó a Castel Gandolfo tras una emotiva despedida del Vaticano, donde se despidió de la curia vaticana en el patio del Palacio Apostólico. Su colaborador más estrecho lloraba, y la Guardia Suiza lo acompañó en posición de firmes.

Sonaron las campanas cuando el helicóptero con Benedicto a bordo sobrevoló la Plaza de San Pedro. Sonaron nuevamente cuando arribó a la población de las afueras, donde la Piazza central estaba atestada de gente ávida por tomar fotos del momento histórico.

Horas antes, Benedicto prometió su “reverencia y obediencia incondicionales” a su sucesor, en sus palabras finales a los cardenales, en una despedida conmovedora y poderosa.

En una alocución imprevista en la Sala Clementina del Vaticano, adornada con frescos, el pontífice pareció tratar de restar importancia a preocupaciones sobre posibles conflictos a consecuencia de la peculiar situación de que existan a la vez un papa en funciones y otro retirado.

“Como una orquesta”

También emitió varias instrucciones finales a los “príncipes” de la Iglesia que escogerán a su sucesor, exhortándolos a ser más unidos cuando se reúnan para escoger al 266º líder de los 1.200 millones de católicos del mundo.

“Que el Colegio Cardenalicio funcione como una orquesta, con diversidad, una expresión de la Iglesia universal, que siempre apunte a un acuerdo armonioso”, dijo.

Fue una clara referencia a las profundas divisiones internas que han salido a relucir en meses recientes tras la publicación de documentos sensibles del Vaticano que expusieron batallas por el poder y alegaciones de corrupción en la Santa Sede.

El momento fue tan singular como la decisión de Benedicto XVI de retirarse. El papa de 85 años, con su capa de terciopelo rojo y con un bastón, se despidió de sus asesores más cercanos y de los cardenales, quienes se inclinaron a besar su anillo del pescador por última vez.

Benedicto XVI dijo que oraría por los cardenales en los próximos días mientras discutan los temas que enfrenta la Iglesia, las cualidades que son necesarias en un nuevo papa y sus preparativos para incorporarse al cónclave secreto para elegirlo.

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El papa Benedicto XVI saludó a los fieles por última vez como pontífice, al decir a la multitud congregada frente a la residencia veraniega que inicia la última etapa de su vida como un “simple peregrino”, horas antes de convertirse en el primer papa en renunciar en 600 años.

Benedicto arribó a Castel Gandolfo tras una emotiva despedida del Vaticano, donde se despidió de la curia vaticana en el patio del Palacio Apostólico. Su colaborador más estrecho lloraba, y la Guardia Suiza lo acompañó en posición de firmes.

Sonaron las campanas cuando el helicóptero con Benedicto a bordo sobrevoló la Plaza de San Pedro. Sonaron nuevamente cuando arribó a la población de las afueras, donde la Piazza central estaba atestada de gente ávida por tomar fotos del momento histórico.

Horas antes, Benedicto prometió su “reverencia y obediencia incondicionales” a su sucesor, en sus palabras finales a los cardenales, en una despedida conmovedora y poderosa.

En una alocución imprevista en la Sala Clementina del Vaticano, adornada con frescos, el pontífice pareció tratar de restar importancia a preocupaciones sobre posibles conflictos a consecuencia de la peculiar situación de que existan a la vez un papa en funciones y otro retirado.

“Como una orquesta”

También emitió varias instrucciones finales a los “príncipes” de la Iglesia que escogerán a su sucesor, exhortándolos a ser más unidos cuando se reúnan para escoger al 266º líder de los 1.200 millones de católicos del mundo.

“Que el Colegio Cardenalicio funcione como una orquesta, con diversidad, una expresión de la Iglesia universal, que siempre apunte a un acuerdo armonioso”, dijo.

Fue una clara referencia a las profundas divisiones internas que han salido a relucir en meses recientes tras la publicación de documentos sensibles del Vaticano que expusieron batallas por el poder y alegaciones de corrupción en la Santa Sede.

El momento fue tan singular como la decisión de Benedicto XVI de retirarse. El papa de 85 años, con su capa de terciopelo rojo y con un bastón, se despidió de sus asesores más cercanos y de los cardenales, quienes se inclinaron a besar su anillo del pescador por última vez.

Benedicto XVI dijo que oraría por los cardenales en los próximos días mientras discutan los temas que enfrenta la Iglesia, las cualidades que son necesarias en un nuevo papa y sus preparativos para incorporarse al cónclave secreto para elegirlo.

Obediencia incondicional

“Entre ustedes está también el futuro papa, a quien hoy prometo mi reverencia y obediencia incondicionales”, expresó Benedicto XVI en su última audiencia.

La decisión del papa de retirarse a vivir en el Vaticano, de que lo llamen “papa emérito” y “Su Santidad” y de vestir la sotana blanca asociada con el papado, ha profundizado las preocupaciones sobre la sombra que pudiera proyectar sobre el próximo Sumo Pontífice.

Pero Benedicto XVI ha tratado de aliviar esas preocupaciones durante las últimas semanas, expresando que una vez retirado estaría “oculto del mundo” y llevaría vida de oración.

El vocero vaticano, Federico Lombardi, dijo que el juramento de obediencia del pontífice era congruente con su intención de “explicar cómo piensa vivir esta situación sin precedentes de papa emérito”.
“No tiene intenciones de inmiscuirse en la posición o las decisiones o la actividad de su sucesor”, dijo Lombardi. “Pero, como cualquier otro miembro de la Iglesia, dice que reconoce la autoridad del pastor supremo de la Iglesia que será elegido para sucederlo”.
 

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