Bombos. Ruido. Bochinche. Eran los vecinos que estaban en la puerta del Concejo Deliberante protestando contra los concejales que estaban a favor del impuestazo. Tenían la esperanza de que la medida se derogaría. En medio de la sesión, el presidente solicitó un cuarto intermedio para recibir a los vecinos que quieren hacer un planteamiento. En la sala de reunión, 7 personas esperaban a los ediles. A los concejales oficialistas, claro, porque querían intentar explicarles los motivos para que se acepte la derogación. Del PJ, solo apareció Frida Fonsecas. “Vine para dar la cara”, dijo la edil.
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Bombos. Ruido. Bochinche. Eran los vecinos que estaban en la puerta del Concejo Deliberante protestando contra los concejales que estaban a favor del impuestazo. Tenían la esperanza de que la medida se derogaría. En medio de la sesión, el presidente solicitó un cuarto intermedio para recibir a los vecinos que quieren hacer un planteamiento. En la sala de reunión, 7 personas esperaban a los ediles. A los concejales oficialistas, claro, porque querían intentar explicarles los motivos para que se acepte la derogación. Del PJ, solo apareció Frida Fonsecas. “Vine para dar la cara”, dijo la edil.
Cuando la diferencia de posturas comenzó a marcarse, los vecinos presentes elevaron el tono de voz y la discusión terminó en un griterío.
“Les pido que salgan y vean los barrios cómo están y después analicen con el corazón si es justo subir los impuestos”, dijo uno de los vecinos sentado en la larga mesa de la sala de intendentes.
Fonsecas, quien tal vez esperaba que otro miembro de su bloque la acompañara ante el cuestionamiento de los vecinos, no dudó en ratificar la posición del cuerpo sobre el aumento. Les aseguró que los resultados del incremento lo verán en las obras que se realicen. Estaba presente allí Pablo López, el exdiputado del Partido Obrero, quien entregó las 10.000 firmas que rechazan la nueva ordenanza tributaria.