Blanco es profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Centro de Buenos Aires y presidente del comité ejecutivo para la Transferencia de Tecnologías de las Naciones Unidas.
De acuerdo con datos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), los sectores principales de donde surgen las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo son: energía (más del 20%), transporte (14%), industria (cerca del 20%), agricultura y los cambios de uso en el suelo -que significan deforestación- (25%).
A partir de mediados del siglo pasado, las emisiones de gases de efecto invernadero -de los cuales el más conocido es el dióxido de carbono (CO2)- se han disparado. Sin embargo, estas se han ido acumulando en la atmósfera desde 1750, antes de la Revolución Industrial.
En el mundo, una sola persona emite en promedio 6 toneladas de CO2 por año, según el IPCC. En Latinoamérica este número es similar y en los países desarrollados es de alrededor de 15.
Un mundo de petróleo
"Ellos permitieron el modelo de desarrollo actual, desvinculado completamente de los ciclos naturales del planeta: las estaciones y el día y la noche. Son las 10.30 de la mañana y estamos con las luces encendidas, sin gozar de la luz del sol, por el petróleo y el gas natural", ejemplificó.
"El petróleo corre en nuestras venas, toda nuestra vida depende de él y eso trae otras cuestiones, como la deforestación", señaló Blanco.
Gabriel Blanco INGENIERO "El petróleo corre en nuestras venas, dependemos de él y eso trae cuestiones como la deforestación".
Según el experto, el uso de agroquímicos en la agricultura ha provocado un aumento fenomenal de los gases de efecto invernadero.
"En la Argentina tenemos soja, megarrepresas hidráulicas, plan nuclear, Vaca Muerta y los hidrocarburos no convencionales, megaminería a cielo abierto", relató.
"Estos grandes ejes de desarrollo en los que estamos embarcados nosotros y todo el mundo están vinculados a grandes concentraciones del recurso, de capital y de poder político, porque, si no, no sería posible explotar todo esto de la manera en que se lo hace en la Argentina", sentenció.
La Tercera Comunicación Nacional de Cambio Climático, elaborada durante los dos últimos años por muchos expertos argentinos, señala que las emisiones han crecido a razón de más del 2 por ciento anual en promedio en los últimos 30 años.
Las decisiones
En base a los cambios observados en la temperatura en la Argentina desde 1960 hasta 2010 y a proyecciones a futuro en un escenario de mínima y otro de máxima, se prevén aumentos de 2 a 3 grados en el primer caso y hasta de 5 grados, en el segundo. Otros fenómenos vistos son precipitaciones, horas de calor, días con helada, retrocesos de glaciares, entre otros.
Blanco hizo un llamado de atención: "¿Qué recursos naturales elegimos utilizar?, ¿qué consumimos?, ¿cuánto?, ¿cómo? Sobre los estilos de vida: ¿qué queremos ser? ¿a dónde queremos llegar?, ¿queremos imitar a las sociedades industrializadas?, ¿ese es el camino que queremos?", cuestionó.
El investigador propuso pensar en otro enfoque, según el cual las cosas se valorizarán por lo que son y no por su valor monetario. "Nuevos indicadores son indispensables. El producto bruto interno (PBI) deja de lado cualquier consideración de tipo ambiental o social. ¿Qué modelo de desarrollo es posible? ¿Podemos seguir el mismo sendero de los países hoy industrializados? La respuesta es "no'', ese camino ya no es posible. ¿Es el que queremos? Produjo beneficios para una gran cantidad de personas pero generó mucha desigualdad", concluyó.
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Blanco es profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Centro de Buenos Aires y presidente del comité ejecutivo para la Transferencia de Tecnologías de las Naciones Unidas.
De acuerdo con datos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), los sectores principales de donde surgen las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo son: energía (más del 20%), transporte (14%), industria (cerca del 20%), agricultura y los cambios de uso en el suelo -que significan deforestación- (25%).
A partir de mediados del siglo pasado, las emisiones de gases de efecto invernadero -de los cuales el más conocido es el dióxido de carbono (CO2)- se han disparado. Sin embargo, estas se han ido acumulando en la atmósfera desde 1750, antes de la Revolución Industrial.
En el mundo, una sola persona emite en promedio 6 toneladas de CO2 por año, según el IPCC. En Latinoamérica este número es similar y en los países desarrollados es de alrededor de 15.
Un mundo de petróleo
"Ellos permitieron el modelo de desarrollo actual, desvinculado completamente de los ciclos naturales del planeta: las estaciones y el día y la noche. Son las 10.30 de la mañana y estamos con las luces encendidas, sin gozar de la luz del sol, por el petróleo y el gas natural", ejemplificó.
"El petróleo corre en nuestras venas, toda nuestra vida depende de él y eso trae otras cuestiones, como la deforestación", señaló Blanco.
Gabriel Blanco INGENIERO "El petróleo corre en nuestras venas, dependemos de él y eso trae cuestiones como la deforestación".
Según el experto, el uso de agroquímicos en la agricultura ha provocado un aumento fenomenal de los gases de efecto invernadero.
"En la Argentina tenemos soja, megarrepresas hidráulicas, plan nuclear, Vaca Muerta y los hidrocarburos no convencionales, megaminería a cielo abierto", relató.
"Estos grandes ejes de desarrollo en los que estamos embarcados nosotros y todo el mundo están vinculados a grandes concentraciones del recurso, de capital y de poder político, porque, si no, no sería posible explotar todo esto de la manera en que se lo hace en la Argentina", sentenció.
La Tercera Comunicación Nacional de Cambio Climático, elaborada durante los dos últimos años por muchos expertos argentinos, señala que las emisiones han crecido a razón de más del 2 por ciento anual en promedio en los últimos 30 años.
Las decisiones
En base a los cambios observados en la temperatura en la Argentina desde 1960 hasta 2010 y a proyecciones a futuro en un escenario de mínima y otro de máxima, se prevén aumentos de 2 a 3 grados en el primer caso y hasta de 5 grados, en el segundo. Otros fenómenos vistos son precipitaciones, horas de calor, días con helada, retrocesos de glaciares, entre otros.
Blanco hizo un llamado de atención: "¿Qué recursos naturales elegimos utilizar?, ¿qué consumimos?, ¿cuánto?, ¿cómo? Sobre los estilos de vida: ¿qué queremos ser? ¿a dónde queremos llegar?, ¿queremos imitar a las sociedades industrializadas?, ¿ese es el camino que queremos?", cuestionó.
El investigador propuso pensar en otro enfoque, según el cual las cosas se valorizarán por lo que son y no por su valor monetario. "Nuevos indicadores son indispensables. El producto bruto interno (PBI) deja de lado cualquier consideración de tipo ambiental o social. ¿Qué modelo de desarrollo es posible? ¿Podemos seguir el mismo sendero de los países hoy industrializados? La respuesta es "no'', ese camino ya no es posible. ¿Es el que queremos? Produjo beneficios para una gran cantidad de personas pero generó mucha desigualdad", concluyó.