Con la participación de casi la totalidad de los habitantes de los pueblos que se reparten a lo largo de los 155 kilómetros que de norte a sur tiene la Quebrada, la festividad se extenderá hasta el domingo 14 de febrero, cuando se haga, en la apoteósis del evento, el "entierro del carnaval". Hasta entonces, miles de personas se habrán convocado para compartir esa experiencia única que es vivir estos días con las tradiciones más profundas de un pueblo que no solo no las olvida, sino que las revive en cada oportunidad.
El carnaval de la Quebrada de Humahuaca es una mezcla de la celebración introducida por los españoles durante la conquista de América y los cultos de los pueblos originarios.
De esta manera se combinan la celebración de carnaval, fiesta pagana de la Grecia clásica, traída por los colonizadores europeos, con los rituales ofrendados a la Madre Tierra, Pachamama, en la que estrictamente basaban su vida social los pueblos originarios. Estas fiestas coinciden en la época de recolección de frutas y verduras, cuando el hombre disfruta de una naturaleza pletórica de alimentos y bebidas, a la vez que reinicia el ciclo de la fertilidad.
Tal vez por eso todos los eventos relacionados hacen hincapié en el acercamiento de hombres y mujeres, y más de un romance conocido se tejió bajo la advocación de esta época festiva en la Quebrada.
Un montón de alegría
Pero es la alegría el fundamento principal del carnaval de la Quebrada de Humahuaca. Para el pintor Emilio Haro Galli, radicado en Tilcara, donde preside a la comparsa Los Caprichosos, "el carnaval de la Quebrada es el más hermoso del mundo. Tiene toda la fuerza de la tierra, de un pueblo enraizado a sus costumbres, pero sin embargo está abierto para todo aquel que quiera compartir su alegría", dice. Y, efectivamente, la vida cotidiana se detiene en esos días y los habitantes de la Quebrada pasan a vivir en un tiempo fuera del tiempo, en constante estado místico, ya sea por el baile o por la abundante bebida.
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Con la participación de casi la totalidad de los habitantes de los pueblos que se reparten a lo largo de los 155 kilómetros que de norte a sur tiene la Quebrada, la festividad se extenderá hasta el domingo 14 de febrero, cuando se haga, en la apoteósis del evento, el "entierro del carnaval". Hasta entonces, miles de personas se habrán convocado para compartir esa experiencia única que es vivir estos días con las tradiciones más profundas de un pueblo que no solo no las olvida, sino que las revive en cada oportunidad.
El carnaval de la Quebrada de Humahuaca es una mezcla de la celebración introducida por los españoles durante la conquista de América y los cultos de los pueblos originarios.
De esta manera se combinan la celebración de carnaval, fiesta pagana de la Grecia clásica, traída por los colonizadores europeos, con los rituales ofrendados a la Madre Tierra, Pachamama, en la que estrictamente basaban su vida social los pueblos originarios. Estas fiestas coinciden en la época de recolección de frutas y verduras, cuando el hombre disfruta de una naturaleza pletórica de alimentos y bebidas, a la vez que reinicia el ciclo de la fertilidad.
Tal vez por eso todos los eventos relacionados hacen hincapié en el acercamiento de hombres y mujeres, y más de un romance conocido se tejió bajo la advocación de esta época festiva en la Quebrada.
Un montón de alegría
Pero es la alegría el fundamento principal del carnaval de la Quebrada de Humahuaca. Para el pintor Emilio Haro Galli, radicado en Tilcara, donde preside a la comparsa Los Caprichosos, "el carnaval de la Quebrada es el más hermoso del mundo. Tiene toda la fuerza de la tierra, de un pueblo enraizado a sus costumbres, pero sin embargo está abierto para todo aquel que quiera compartir su alegría", dice. Y, efectivamente, la vida cotidiana se detiene en esos días y los habitantes de la Quebrada pasan a vivir en un tiempo fuera del tiempo, en constante estado místico, ya sea por el baile o por la abundante bebida.