Enrique Guaymás y su primo de 19 años jugaban con una pelota en la orilla del dique Campo Alegre el sábado a la tarde. En un momento el balón se fue al agua y Enrique se metió a buscarla. El viento y las olas la alejaban; él la seguía hasta que se encontró con un barranco en el fondo, hizo un paso al vacío y comenzó a hundirse. Pidió auxilio. Su primo, desesperado, fue a buscarlo en un sector donde no tocaban fondo. Trató de sacarlo, pero Enrique había perdido todas las fuerzas. Andrés Bloser, del Club Regatas Güemes, llegó con una lancha para ayudar, pero una corriente arrastró al jovencito, sin que nadie pudiera auxiliarlo.
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Enrique Guaymás y su primo de 19 años jugaban con una pelota en la orilla del dique Campo Alegre el sábado a la tarde. En un momento el balón se fue al agua y Enrique se metió a buscarla. El viento y las olas la alejaban; él la seguía hasta que se encontró con un barranco en el fondo, hizo un paso al vacío y comenzó a hundirse. Pidió auxilio. Su primo, desesperado, fue a buscarlo en un sector donde no tocaban fondo. Trató de sacarlo, pero Enrique había perdido todas las fuerzas. Andrés Bloser, del Club Regatas Güemes, llegó con una lancha para ayudar, pero una corriente arrastró al jovencito, sin que nadie pudiera auxiliarlo.