La Confederación General del Trabajo parece acorralada con la reforma laboral que les hizo llegar el ministro Jorge Triaca.
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La Confederación General del Trabajo parece acorralada con la reforma laboral que les hizo llegar el ministro Jorge Triaca.
"Quieren cambiar el derecho laboral argentino; el derecho protector", bramó Héctor Daer. Es cierto que la "sociedad de bienestar" y el sistema laboral que dieron origen al actual derecho son del pasado.
También que, después de siete décadas, la realidad es que los asalariados en blanco y resguardados por la CGT son muy pocos, casi una elite, debido al aumento del desempleo real y al empleo no registrado, informal, y a veces esclavo.
El diálogo entre el sindicalismo clásico y el gobierno será difícil, a pesar del linaje gremial del ministro.
Pero la CGT no puede darse el lujo de romper las negociaciones. El peronismo, que siempre fue su armadura, no está en condiciones de dar pelea y el Gobierno demuestra estar dispuesto a utilizar todo su poder para obligar a los jefes sindicales a mostrarse dispuestos al diálogo. Daer advirtió que "si quieren construir consensos, deberían eliminar o modificar los temas profundos que cambian la ley de contrato de trabajo". En la misma sintonía se muestran por ahora Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid
Los gremios no aceptan modificar el pago de las indemnizaciones; la igualación de los derechos y las obligaciones del empleador y del empleado; la creación de la figura del "trabajador autónomo económicamente dependiente", excluyéndolo del régimen del contrato de trabajo. Sostienen que se está creando una "zona de exclusión de la ley laboral" y se oponen al "banco de horas", la anualización de la jornada máxima, diaria o semanal y la flexibilización del criterio que prohíbe la modificación unilateral de las condiciones de trabajo del empleado.
El Gobierno no puede darse el lujo de que se aborte el proyecto laboral y la CGT no está en condiciones de abortarlo, por ahora. Triaca intentará suavizar los cambios introducidos en la ley de contrato de trabajo para asegurarse que el proyecto llegue al Congreso con consenso gremial. El ministro se reunirá en los próximos días con la mesa chica de la organización, para ajustar los cambios que afectan a los trabajadores y al poder de los sindicatos.
Alerta en el sector tabacalero por la reforma tributaria
Productores se reunirán la próxima semana en Buenos Aires.
La reforma tributaria mantiene en alerta al sector tabacalero. Por algunos indicios que dio el Gobierno, no habría efectos negativos, no obstante plantean ciertos reparos. Quieren conocer más detalles de las modificaciones, por eso la próxima semana habrá una reunión entre representantes de esa actividad y de la industria, en Buenos Aires.
El Tribuno dialogó con referentes del sector tabacalero, quienes vieron con buenos ojos la intención de la Casa Rosada de reducir de un 75 al 70 por ciento el impuesto interno. No obstante, recuerdan que el año pasado esa alícuota estaba en 60 por ciento.
Productores esperan que la alícuota del impuesto adicional de emergencia sobre el precio final de venta de los cigarrillos, que cada año se baja a través de un decreto presidencial del 21 al 7 por ciento, quede definitivamente en ese piso.
A esas medidas, Esteban Amat, presidente de la Cámara del Tabaco, las consideró positivas.
En otro sentido, los productores tienen serias dudas y quieren conocer más definiciones sobre la idea del Gobierno de modificar la barrera que se fijó del 75 por ciento para cargar impuestos sobre el precio del tipo de cigarrillo más vendido en el mercado.
Una de las propuestas que suena es que se cambie por un monto fijo. Aunque el Gobierno quiere que el efecto sea neutro en el Fondo Especial del Tabaco, los productores aún no tienen claridad sobre el tema.