Todo parece optimismo en el Gobierno tras los acuerdos con la CGT y con los gobernadores que le permitirán avanzar en el camino que se trazó para reformar el Estado, mejorar la calidad de vida y el empleo, alentar la inversión y modernizar el país. Es decir, objetivos incuestionables pero que por ahora no salieron del arcón de los propósitos. Es probable que Mauricio Macri haya capitalizado la experiencia de Raúl Alfonsín, quien repetía que "no se puede dar todas las batallas al mismo tiempo".
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Todo parece optimismo en el Gobierno tras los acuerdos con la CGT y con los gobernadores que le permitirán avanzar en el camino que se trazó para reformar el Estado, mejorar la calidad de vida y el empleo, alentar la inversión y modernizar el país. Es decir, objetivos incuestionables pero que por ahora no salieron del arcón de los propósitos. Es probable que Mauricio Macri haya capitalizado la experiencia de Raúl Alfonsín, quien repetía que "no se puede dar todas las batallas al mismo tiempo".
Por eso, los mismos dirigentes que advertían que no admitirían ningún cercenamiento a los derechos de los trabajadores dieron el visto bueno y ya fueron invitados por Miguel Pichetto a defender la reforma laboral en el Senado.
Está claro que hubo concesiones sustanciales de parte del Gobierno. El poder de la CGT permanece intacto y la necesidad de revisar los convenios de acuerdo con las necesidades de cada región fue ignorada. Los cambios son escasos.
"Solo queda el detalle fino de la escritura", dijo ayer Héctor Daer. "Finalmente pudimos encontrar un camino que para nosotros deja en pie los derechos fundamentales de los trabajadores", añadió el gastronómico y secretario cegetista.
Daer destacó avances en materia de "blanqueo de empleados y en la formación profesional tecnológica" .
El titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo, elogió las reformas laboral e impositiva, aunque advirtió que "los costos son todavía muy altos". Sobre la situación de las economías regionales, recomendó "buscar un punto de equilibrio para que el conurbano bonaerense no siga creciendo".
El sindicalismo alcanzó su objetivo: se excluye la discusión sobre la libertad de agremiación y se preserva el monopolio sindical. No habrá reformas a los convenios colectivos; no se tocan el control y la administración de las obras sociales.
Los cambios se limitan al cálculo indemnizatorio, la tercerización y un blanqueo de trabajadores en negro.