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Ocho ilusiones partieron a Bariloche

Son los egresados de la 13ª promoción del colegio rural, que viajaron en avión.
Miércoles, 27 de septiembre de 2017 00:00

Ansiedad, expectativas, un cierto temor a lo desconocido y mucha, mucha ilusión eran ayer la suma de las emociones que se conjugaban en las caras de Brenda, Liseth, Enrique, John, Daniela, Leandro, Jaqueline y Facundo.

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Ansiedad, expectativas, un cierto temor a lo desconocido y mucha, mucha ilusión eran ayer la suma de las emociones que se conjugaban en las caras de Brenda, Liseth, Enrique, John, Daniela, Leandro, Jaqueline y Facundo.

Es que no todos los días se emprende por primera vez un viaje en avión siendo todavía adolescentes, tan lejos del pago y menos aún a un centro reconocido del turismo internacional como Bariloche.

Y se lo ganaron trabajando, incordiando a las mamás desde que iban a tercer año para que los ayuden a juntar plata y pidiendo colaboración a medio pueblo y hasta en pueblos vecinos también.

Así, vendiendo comidas para llevar, armando una fonda en el Festival del Vino Patero, vendiendo tortillas a la parrilla, cada vez que la ocasión pintaba como adecuada, y haciendo lo imposible para que el objetivo se concrete.

Liseth y Brenda mencionaron agradecidas las colaboraciones del intendente de la localidad Ramón Díaz, del de San Carlos, Roberto Vázquez, del ministro Carlos Parodi, y de los padres y numerosos comerciantes de Angastaco, quienes aportaron todos su granito de arena para que el sueño fuera posible.

Ayer, previo a su partida, visitaron las instalaciones de El Tribuno y quedaron maravillados con la amplitud y la sala de máquinas.

Pero toda su atención estaba centrada en el viaje que enprendieron a la tarde con rumbo al lago Nahuel Huapi, el hotel Llao Llao, la nieve, los hoteles, las excursiones, "la noche", el Instituto Balseiro, todos destinos que figuran en la agenda colectiva.

Obviamente, la diversión ocupará desde hoy la mayor parte de sus expectativas, pero lo distinto, como "conocer a qué sabe la nieve", como dijo John, también ocupará un espacio importante en sus días.

Los platos típicos de la zona patagónica del país y la tradición del chocolate caliente luego de cada excursión cansadora y larga.

Y, además, el no importar jamás las horas sin sueño. Ese estirar indefinadamente cada jornada hasta "que las velas no ardan", para poder volver a sus casas en los primeros días de octubre y poder decirle a sus familiares y al mundo que cumplieron su sueño, que cuando hay ganas, organización y trabajo sí se puede y todo está al alcance de la mano y se puede lograr.

Por supuesto no viajaron solos. Los acompañaron cuatro madres y dos profesores.

En resumidas cuentas, el pequeño grupo conforma una hermosa delegación de vallistos encabezada por Ester Ríos, como representante de la autoridad diaguita de Angastaco.

 

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