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Crearon un oasis en el desierto más árido de Chile

Unas 500 personas trabajan desde el 11 de diciembre para la llegada de Francisco. Texto: Bernardita Ponce Mora. Fotos: Javier Corbalán. Video: Federico Medaa. 
Miércoles, 17 de enero de 2018 22:49

El Tribuno en Chile

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El Tribuno en Chile

Un predio de 38 hectáreas de arena sobre la costa del océano Pacífico se convertirá por un día en un espacio de alegría y fe. Desde el 11 de diciembre, unas 500 personas trabajan para preparar el Campus Lobito para la misa que dará el papa Francisco hoy en Iquique. 
Ayer se esperaba que desde la medianoche comenzaran a llegar los fieles para hacer fila y conseguir un buen lugar para la celebración, que será a las 11.30. Se estima que asistirán más de 200 mil personas que serán distribuidas en nueve parcelas, aunque está previsto recibir hasta 400 mil peregrinos. 
“Mi paz les doy” es el lema que se eligió para la gira de Francisco en Chile, por Santiago, Temuco e Iquique.
El corazón de la misa será el escenario, donde estará Francisco, rodeado de decenas de sacerdotes y obispos que celebrarán junto a él la Eucaristía. Este lugar, de 65 metros de frente por 15 de fondo, fue ideado por un joven arquitecto que ofreció sus servicios al obispo de Iquique, Guillermo Vera Soto, cuando se enteró de que el Papa había elegido a su ciudad para la visita a Chile. 
Yoing Koo, de 28 años, se inspiró en la arquitectura de las iglesias de los pueblos del interior de Iquique, que son las primeras de la región y están hechas con adobe y motivos muy simples, aunque con mucha decoración en sus pilares. “Los arcos simbolizan la alianza entre la gente y los campanarios también son muy típicos”, explicó Yoing a El Tribuno. 
Entre los adornos se destacan las flores, hechas con latas de bebidas recicladas, soles y otros dibujos. “Los andinos que habitaban esta región aceptaban la fe católica pero la mezclaron mucho con sus ritos. Ellos adoraban las plantas y la danza. La fe no solo se ora, sino que se canta y se danza. Todo eso quisimos mostrar en el escenario”, manifestó el joven. El mar, en el horizonte, teñirá de celeste el escenario.
“En la decoración usamos sal y diversas plantas, que después se van a donar. A la gente que venga a Lobito se le va a entregar un paquetito con sal para que, cuando lleguen a sus casas, recuerden que Jesús dijo que nosotros tenemos que ser la sal del mundo, darle sabor al mundo”. 

Los árboles que se colocaron fueron donados por una institución del Gobierno nacional que se dedica a arborizar Chile. Tras la misa, serán plantados en diferentes lugares públicos, como recuerdo de la visita del Papa. Se trata de ejemplares típicos del norte del país, como tamarugo, algarrobo y pimiento (molle), que precisan muy poca agua para vivir.
Un detalle que no escapó a Yoing consiste en los muebles que se van a usar en la misa. El altar, el ambón -el lugar donde se va a leer la palabra de Dios- y la sede papal -la silla en la que se va a sentar Francio- son los de la Catedral de Iquique. “Nunca han salido de la iglesia y quisimos traerlos para que el Papa con su presencia los bendijera. Nos va a quedar para siempre el recuerdo y los vamos a seguir usando en nuestras principales celebraciones”, señaló el arquitecto. 
“El Papa habla mucho de cuidar el planeta. Entonces quisimos usar el reciclaje, plantar árboles y ocupar los muebles que ya teníamos -¿para qué hacer unos nuevos? Seguimos el mensaje que él nos propone de usar bien las cosas, lo que Dios nos dio”, agregó.

En el desierto

Cuando empezó la organización de la misa del Papa en Lobito, hubo que imaginar una ciudad en medio de la nada. Cuando llegaron los productores al lugar, encontraron unas canchas de fútbol y un par de instalaciones que pertenecen a la Universidad Arturo Prat, que cedió el terreno para la ocasión.
El montaje comenzó el 11 de diciembre -se empezó a planificar a fines de septiembre- y estuvo a cargo de la empresa Creatempo, que ganó la licitación para la producción de esta gran celebración. 
Unas 500 personas pusieron una cantidad de energía increíble para construir calles, instalar agua y energía eléctrica y disponer cestos de basura y más de mil baños químicos. Tanto estuvieron en los detalles que hasta juegos para niños colocaron.
 

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