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La extensión horaria debe tener un compromiso colectivo

Domingo, 10 de abril de 2022 02:10

El retroceso de la educación no se puede relativizar ni mucho menos minimizar. El país debe reconstruir un sistema que se adapte a las actuales demandas de la sociedad. Las urgencias son diversas: pedagógicas, tecnológicas, normativas y edilicias. La pandemia agravó todo. Aunque las autoridades insisten en que no se perdieron dos años, lo cierto es que la no presencialidad afectó la calidad educativa. El país no estaba preparado para la virtualidad.

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El retroceso de la educación no se puede relativizar ni mucho menos minimizar. El país debe reconstruir un sistema que se adapte a las actuales demandas de la sociedad. Las urgencias son diversas: pedagógicas, tecnológicas, normativas y edilicias. La pandemia agravó todo. Aunque las autoridades insisten en que no se perdieron dos años, lo cierto es que la no presencialidad afectó la calidad educativa. El país no estaba preparado para la virtualidad.

La propuesta del ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, de ampliar una hora las clases por jornada en las escuelas primarias posibilitará no solo un proceso de recuperación sino también el inicio del cumplimiento de pisos como el mínimo de 25 horas semanales que lo establece la Ley 26.206 de Educación Nacional. En la actualidad solo 60 escuelas en la provincia tienen jornada extendida, otro compromiso con pocos avances.

El mensaje que bajó Perczyk a los ministros provinciales el viernes pasado en la asamblea del Consejo Federal de Educación fue claro: "Más días y horas de clases son fundamentales para mejorar los aprendizajes de los chicos".

La conformación de mesas para avanzar en la implementación apunta a buscar consensos con los actores de la comunidad educativa. El diálogo es saludable y enriquecedor, sobre todo en temas transversales como la educación. No obstante, no se debe caer en una dilación.

En los últimos años, algunos gremialistas y dirigentes de los grupos denominados autoconvocados se focalizaron más en los paros que en aportar a un debate para mejorar el sistema. Esta semana ya levantaron voces en contra de la extensión horaria. Gobernar es escuchar, pero sobre todo, decidir.

Es fundamental que todos entiendan la necesidad de torcer el deterioro educativo que compromete el presente y el futuro de la Argentina. Un reciente informe del Observatorio de Argentinos por la Educación expuso que apenas 11 de cada 100 estudiantes salteños que terminan a tiempo el secundario logran niveles satisfactorios de aprendizaje en Lengua y Matemática.

¿Qué otro resultado negativo se debe esperar? No es el primer estudio que evidencia que los alumnos cumplen la educación obligatoria sin haber procesado contenidos mínimos. Sectores gremiales deben comprometerse y dejar conductas mezquinas más ante una realidad que también los interpela.

Esta semana, el ministro de Educación de la Provincia, Matías Cánepa, dijo que para la extensión horaria se debe tener en cuenta, entre otros puntos, la disponibilidad edilicia. Es cierto que eso limita cualquier proceso, ya que hoy se necesitan millonarios presupuestos para hacer arreglos o ampliaciones mínimas. La mitad de los edificios escolares de Salta tiene más de 50 años.

Es por eso que la emergencia educativa incluye claramente a la inversión pública. Es inviable dar un salto cuando la ejecución presupuestaria de Obras Públicas a noviembre del año pasado, según la Oficina de Presupuesto de Salta, era apenas del 41 por ciento. La gestión actual recibió una herencia deplorable: hay establecimientos en donde literalmente se caen los techos.

Una sociedad de la información se sustenta en la disponibilidad de las herramientas tecnológicas para un uso estratégico. El avance de la economía del conocimiento y un sistema productivo en constante transformación, y con fuerte aporte científico, requieren una formación que salga de la lógica del pizarrón. Hoy parece una utopía para los chicos que, por ejemplo, asisten a establecimientos ubicados en comunidades educativas del Chaco salteño.

Es por eso que el esfuerzo debe ser colectivo: El Estado, los docentes, los padres y los alumnos. Eso es un verdadero proyecto de país. Argentina gozó de prestigio en la región por su elevado nivel educativo, que consolidó a una amplia clase media. Gran parte de tejido social que se sustentó en la formación, hoy está afectado por la pobreza. Con una visión clara y una mayor eficiencia en la ejecución de los recursos, se puede cambiar el rumbo. Lograr la extensión horaria podría ser la oportunidad para comenzar un largo proceso de reconfiguración educativa que traiga mejores y nuevos horizontes.

 

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