Las comunidades de la Quebrada del Toro siguen recogiendo los frutos de la generosa siembra de Sigfrido Moroder, el legendario padre Chifri, quien después de su muerte continúa obrando milagrosamente en los corazones de quienes lo conocieron. Entre tantas de sus acciones para propiciar el progreso en los cerros del Toro y evitar el desarraigo de sus solitarios habitantes, el sacerdote puso énfasis en la unión de las escuelas, de sus docentes y sus alumnos, a quienes siempre abrazó y cuidó como verdaderos tesoros con miras al futuro. Por eso la Fundación Alfarcito, creada por Chifri para brindarles oportunidades, decidió honrar su memoria reuniendo a directores y maestros para conocerse, intercambiar experiencias y apoyarse mutuamente.
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Las comunidades de la Quebrada del Toro siguen recogiendo los frutos de la generosa siembra de Sigfrido Moroder, el legendario padre Chifri, quien después de su muerte continúa obrando milagrosamente en los corazones de quienes lo conocieron. Entre tantas de sus acciones para propiciar el progreso en los cerros del Toro y evitar el desarraigo de sus solitarios habitantes, el sacerdote puso énfasis en la unión de las escuelas, de sus docentes y sus alumnos, a quienes siempre abrazó y cuidó como verdaderos tesoros con miras al futuro. Por eso la Fundación Alfarcito, creada por Chifri para brindarles oportunidades, decidió honrar su memoria reuniendo a directores y maestros para conocerse, intercambiar experiencias y apoyarse mutuamente.
"La Fundación Alfarcito quiso rendir un reconocimiento a los maestros y directores de las escuelas de la Quebrada del Toro por la importante labor que llevan a cabo en todas las escuelas de los cerros. También quisimos agasajar a los jóvenes que continúan sus estudios beneficiados con el programa de becas Padre Chifri. Recibimos a nuestros queridos invitados en la casa de Marcela y Fernando Zanniello, en Campo Quijano. Amigos y miembros de la Fundación colaboraron con la preparación de los carteles, las mesas y los obsequios. Se vivió una noche mágica. Asistieron 28 maestros y 10 becarios, más un grupo grande de amigos de la Fundación. A cada uno de los docentes se les entregó un diploma reconociendo su labor y esfuerzo por la educación de los niños de la quebrada, también a los tres becarios que concretaron su propuesta solidaria con sus comunidades", detalló Carlos Figueroa, vocero de la Fundación.
Hubo un especial reconocimiento a dos mujeres que dedicaron muchos años a las escuelas de Alfarcito, Norma Aramayo, y de Santa Rosa de Tastil, Norma Yapura. Ellas se jubilaron hace un tiempo pero siguen colaborando con la obra del padre Chifri.
También fueron distinguidos dos docentes muy reconocidos, quienes trabajaron junto al padre Chifri en el colegio secundario de Alfarcito: el primer director, Robustiano Ríos, y la primera secretaria docente, Sofía Mandazas. "Fue muy emotivo escuchar a cada uno de los maestros hablar de su labor en los cerros, el recuerdo del padre Chifri y su obra por la educación de los niños y jóvenes de los cerros, también fue una grata caricia el agradecimiento de todos ellos para con la Fundación Alfarcito", añadió Figueroa.
El director de la escuela del paraje El Rosal, Aldo Palacios, quién lleva 28 años ininterrumpidos junto a los niños del lugar, recordó al padre Chifri diciendo que él quería "algún día volar en parapente para la fiesta patronal y arrojar una lluvias de flores". Cabe recordar que Chifri solía practicar parapentismo y tuvo un accidente que lo dejó en silla de ruedas.
Figueroa señaló: "Vaya un reconocimiento muy especial para Agustina Rosado Montalbetti por la exitosa concreción de este evento, en el cual todos nos enriquecimos".