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ELECCIONES 2023: La Argentina y una elección en la que impera la incertidumbre

Ninguna encuesta pudo precisar quién ganará y si habrá segunda vuelta. El feriado cambiario y la inflación hacen temer sobre lo que ocurrirá con el dólar.
Domingo, 22 de octubre de 2023 02:22

Dos interrogantes preocupan a los argentinos en este día decisivo para el futuro de la sociedad y del Estado. Y ninguno tiene una respuesta cierta y por eso, todo queda librado a la intuición. El primero es quién ganará y por cuanto, y si habrá o no balotaje. El segundo, qué va a pasar con la economía a partir de mañana.

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Dos interrogantes preocupan a los argentinos en este día decisivo para el futuro de la sociedad y del Estado. Y ninguno tiene una respuesta cierta y por eso, todo queda librado a la intuición. El primero es quién ganará y por cuanto, y si habrá o no balotaje. El segundo, qué va a pasar con la economía a partir de mañana.

El escrutinio

El primer puesto alcanzado en las PASO por el candidato de La libertad Avanza, Javier Milei, lo ubicó en el centro de la escena en los últimos dos meses. El impacto de ese éxito no previsto generó una onda expansiva que hizo pensar en un triunfo apabullante, en primera o segunda vuelta. Las encuestas no lo reflejan, aunque el desprestigio de los oráculos políticos los hace tan poco creíbles como a la misma política. La sensación persiste. La ventaja que obtuvo Milei sobre Patricia Bullrich y Sergio Massa fue exigua. Apenas un par de puntos, si se toma en cuenta que en las primarias se produjo un elevado ausentismo. Si se suma ese 32% del padrón que no fue a votar, a los votos en blanco o nulos, y a los que se quedaron sin candidato, el margen de error se agiganta para cualquier encuestador: son alrededor de 12 millones de votos posibles, que pueden generar una nueva sorpresa.

La exposición de Milei durante estas diez semanas pudo haberlo beneficiado, convenciendo a quienes piensan que es preferible a quien propone un cambio rotundo, aunque incierto en su destino, antes que elegir quienes ya están o estuvieron. Pero también pudo espantar, y mucho, a los que prefieren un gobierno malo pero conocido antes que una promesa salvadora en la que lo bueno está por conocerse.

Hoy, 35.394.425 electores estarán habilitados para elegir el nuevo presidente entre Javier Milei / Victoria Villarruel (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich / Luis Petri (Juntos por el Cambio), Sergio Massa / Agustín Rossi (Unión por la Patria), Myriam Bregman / Nicolás del Caño (Frente de Izquierda y de Trabajadores) y Juan Schiaretti /Florencio Randazzo (Hacemos Nuestro país).

Las alternativas son varias: que no haya balotaje. Los que creen en esa posibilidad imaginan a Milei presidente. Que la segunda vuelta se defina entre Milei y Massa, Milei y Bullrich y, mucho más hipotéticamente, entre Massa y Bullrich.

El fenómeno Milei, claramente, recuerda a explosiones disruptivas como la que hace 10 años produjo en Salta el Partido Obrero. El voto indignado. Sin embargo, de llegar a la presidencia el candidato libertario, tanto el heterogéneo peronismo del siglo XXI como Juntos por el Cambio enfrentarían una crisis que modificará toda la estructura política.

El día después

El escenario económico, sumergido en una larga etapa de estancamiento, con caída de los ingresos reales de los asalariados, un dólar incontrolable y una inflación arrasadora, hace que todos los argentinos estén pendientes de lo que ocurra a partir de mañana. Nadie puede estar seguro con una brecha cambiaria del 300%, la perspectiva de una dolarización como la que propone Javier Milei junto con una liberalización total de la economía, en un país sin reservas y dependiendo de la buena voluntad del FMI y de XI Jinping para evitar un desmadre. ¿Qué pasaría si Massa queda fuera de carrera hoy mismo? ¿Y si tiene posibilidades de llegar airoso al balotaje?

Las respuestas flotan entre la prolongación de este equilibrio inestable, que no depende sólo del ministro sino de la seguridad que ofrezca el escenario, y los fantasmas de 1989 y 2001. No es extraño, porque nadie corrigió los problemas estructurales. Aunque la virtual acefalía del Gobierno alimenta los temores, es probable que nada de eso ocurra.

Las medidas de supervivencia dispuestas por Massa en su doble condición de candidato y ministro solo debilitan más aún a la tambaleante economía, pero le permitieron llegar hasta ahora más o menos entero a las elecciones.

De todos modos, cualquiera sea el resultado, el país ingresa en un proceso de transición que va a tener costos muy altos.

La herencia que dejan Alberto Fernández y Cristina Kirchner es el resultado de décadas de adulteraciones del orden fiscal y del sistema productivo.

Recuperar la productividad, la competitividad y el empleo va a llevar años. El agro y Vaca Muerta podrán aliviar algo en el futuro inmediato, pero sin un cambio de rumbo, serio y responsable, todo seguirá igual.

 

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