La minería, como todas las actividades productivas humanas, se enfrenta hace un tiempo ya a un nuevo paradigma: la responsabilidad socio-ambiental de sus actividades. Es extemporáneo y hasta obsoleto el dilema de impacto ambiental si o impacto ambiental no, porque lo cierto es que hoy ya no podemos siquiera pensar que el impacto no exista.
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La minería, como todas las actividades productivas humanas, se enfrenta hace un tiempo ya a un nuevo paradigma: la responsabilidad socio-ambiental de sus actividades. Es extemporáneo y hasta obsoleto el dilema de impacto ambiental si o impacto ambiental no, porque lo cierto es que hoy ya no podemos siquiera pensar que el impacto no exista.
Con un nuevo paradigma acordado a nivel mundial, apoyado y avalado por la academia, la ciencia, la sociedad, y también con una demanda creciente del producto de la actividad minera, la solución sensata y necesaria es asumir la responsabilidad ambiental y social de las acciones de la minería en todas sus fases y en todos sus procesos.
Poder comprender, registrar y gestionar la relación con los territorios donde desembarcan los proyectos mineros es un desafío complejo. Hablamos de territorios como construcciones sociales dinámicas asociadas, en el caso América Latina, íntimamente al uso de los recursos ambientales circundantes, dependientes en gran medida de las funciones ecosistémicas y hasta definidas en su desarrollo local por estas; hablamos de territorio porque la responsabilidad de los proyectos productivos llama a la conducta cautelosa sobre los recursos naturales renovables, no renovables y también sobre las poblaciones y los medios de vida.
Con un panorama entendido bajo estos preceptos, la política ambiental minera en su herramienta más poderosa, la gestión ambiental minera, prevé la estructuración de los puntos de manejo, control y construcción más importantes cuando de sostenibilidad se trata. Entre ellos se pueden destacar:
-Regulación y cumplimiento: Es fundamental contar con un marco regulatorio sólido y eficaz que establezca estándares ambientales claros. Hoy nuestro espacio territorial se rige por el Código Minero Argentino y leyes provinciales. Además, es esencial que se asegure el cumplimiento de estas normas mediante la supervisión y la aplicación efectiva de sanciones en caso de violaciones.
-Evaluación de impacto ambiental: Antes de comenzar cualquier proyecto minero es crucial realizar una evaluación de impacto ambiental (EIA) detallada y rigurosa para identificar impactos ambientales negativos y proponer medidas de mitigación y compensación adecuadas. Las empresas mineras deben seguir los resultados de la EIA y adaptar su planificación y operaciones en consecuencia.
-Restauración de sitios mineros: Es importante que las empresas mineras tengan planes de cierre y de restauración efectivos para asegurarse de que los sitios mineros sean rehabilitados después de la explotación. Esto implica la eliminación de los residuos y la restauración del terreno para que pueda ser utilizado de nuevo para fines agrícolas, forestales u otros.
-Participación y consulta pública: La política ambiental en minería debe asegurar la participación activa y significativa de las comunidades locales y otros grupos interesados en la toma de decisiones sobre la minería. Es importante que las empresas mineras escuchen las preocupaciones y comentarios de estas partes interesadas y trabajen en estrecha colaboración con ellas para abordar sus inquietudes y minimizar los impactos negativos. El trabajo y la acción colectiva con los que conforman el espacio territorial es sino, necesario, altamente pertinente. Esta interacción de actividad económica- agente social- medio de vida traduce, en el tiempo, la entelequia de la sostenibilidad al desarrollo local real, la sostenibilidad real.
-Fomento de la tecnología y la innovación: La política ambiental en minería debe fomentar la investigación y el desarrollo de tecnologías más limpias y eficientes que reduzcan los impactos ambientales y mejoren la eficiencia energética y el uso de los recursos. El avance tecnológico marca el norte de la mejora continua, como también de la disminución y neutralización de impactos negativos asociados a las actividades mineras más típicas: desechos tóxicos, sobre uso de agua, contaminación de recursos naturales.
-Transparencia y rendición de cuentas: Es fundamental que las empresas mineras sean transparentes y rindan cuentas por sus operaciones y su desempeño ambiental. Esto implica la publicación de informes de sostenibilidad ambiental y social y la cooperación con los organismos reguladores y otras partes interesadas para garantizar una supervisión eficaz y una evaluación rigurosa del desempeño ambiental.
* Los autores pertenecen a la Facultad de Ciencias Naturales de la UNSa.