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Nuestra frágil democracia

Martes, 26 de marzo de 2024 02:11

La conmemoración del golpe de Estado de 1976 dio lugar a discursos que muestran un sesgo de la historia, por izquierda o por derecha, que tiende a legitimar la violencia política y a relativizar el valor de la democracia.

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La conmemoración del golpe de Estado de 1976 dio lugar a discursos que muestran un sesgo de la historia, por izquierda o por derecha, que tiende a legitimar la violencia política y a relativizar el valor de la democracia.

La desafortunada convocatoria de Estela de Carlotto, quien abusó de su autoridad moral al proponer la desestabilización de Javier Milei, hace pensar que olvida que fue la democracia genuina lo que hizo posible mostrar la crudeza del terrorismo de Estado y condenar a los principales responsables de crímenes de lesa humanidad.

Como sombría contrapartida, el video emitido por la Casa Rosada, con el relato parcializado de Juan Bautista Yofre, apunta a legitimar la infamia y a minimizar las desapariciones. El testimonio de María Fernanda Viola, hija del capitán Humberto Viola, asesinado junto a su otra hija de 3 años, en diciembre de 1974, es estremecedor y digno de ser escuchado. El crimen lo cometió el ERP, en una campaña en la que planificaba abatir a 25 oficiales. Una represalia por el fusilamiento de otros tantos prisioneros tras el ataque frustrado a un cuartel en Catamarca. La gente no olvida, y la historia registra la lucha armada instalada en el país, los ataques a unidades militares en Formosa y Monte Chingolo y los atropellos militares al derecho y a la ética. Nada de eso legitima el golpismo. El del 24 de marzo fue un eslabón de la antidemocracia. El peor. Antes, los muertos en la represión de Onganía, el secuestro de Aramburu -que puso en escena a Montoneros y evocó el bombardeo a Plaza de Mayo y los fusilamientos de 1956- y ya, con Lanusse, la masacre de 16 prisioneros en Trelew, que fue preludio de lo que vendría.

La historia no se engaña. Desaparición de personas, torturas, secuestros de bebés y masacres de presos son terrorismo de Estado. Cualquier país sin paz interior ni cultura democrática, y con una historia sesgada, se en camina a la violencia.

 

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