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San Felipe de Lerma en el Valle de Salta

La fundación de Salta pertenece al último ciclo de establecimiento de ciudades.
Martes, 16 de abril de 2024 01:35

El actual territorio de la provincia de Salta – en lo que se conoce en la historiografía como período preconstitucional, enseña Atilio Cornejo –formaba parte, en la época de la conquista española, de la gobernación del Tucumán, Juríes y Diaguitas y dependía del Virreinato del Perú, cuya primera capital fue Santiago del Estero, metrópolis que fuera fundada por Francisco de Aguirre en 1553. Durante los siglos XVI y XVII -destaca Gregorio Caro Figueroa, en su trabajo "El turbulento origen de Salta"- que el territorio del Tucumán abarcaba las actuales provincias de Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Salta y Jujuy. La fundación de Salta –acota- transcurrió durante la segunda mitad del siglo XVI, época en que en España reinaba Felipe II, que permaneció en el trono peninsular desde 1556 hasta 1598, cuando España consolidó el control de su vasto imperio. La fundación de Salta pertenece al último ciclo de establecimiento de ciudades: casi cien años después del inicio de la ocupación española en México y Centroamérica y sesenta posteriores de la conquista del Imperio Inca y los altiplanos andinos; y a su vez, cuarenta y siete años desde que se fundara Lima y veintinueve de la creación de Santiago del Estero del Nuevo Maestrazgo, tal su nombre originario. No debemos perder de vista sobre la llamada Madre de Ciudades que su afincamiento definitivo se produjo después de los precarios intentos de las llamadas Barco. Antecedentes de la capital de los santiagueños.

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El actual territorio de la provincia de Salta – en lo que se conoce en la historiografía como período preconstitucional, enseña Atilio Cornejo –formaba parte, en la época de la conquista española, de la gobernación del Tucumán, Juríes y Diaguitas y dependía del Virreinato del Perú, cuya primera capital fue Santiago del Estero, metrópolis que fuera fundada por Francisco de Aguirre en 1553. Durante los siglos XVI y XVII -destaca Gregorio Caro Figueroa, en su trabajo "El turbulento origen de Salta"- que el territorio del Tucumán abarcaba las actuales provincias de Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Salta y Jujuy. La fundación de Salta –acota- transcurrió durante la segunda mitad del siglo XVI, época en que en España reinaba Felipe II, que permaneció en el trono peninsular desde 1556 hasta 1598, cuando España consolidó el control de su vasto imperio. La fundación de Salta pertenece al último ciclo de establecimiento de ciudades: casi cien años después del inicio de la ocupación española en México y Centroamérica y sesenta posteriores de la conquista del Imperio Inca y los altiplanos andinos; y a su vez, cuarenta y siete años desde que se fundara Lima y veintinueve de la creación de Santiago del Estero del Nuevo Maestrazgo, tal su nombre originario. No debemos perder de vista sobre la llamada Madre de Ciudades que su afincamiento definitivo se produjo después de los precarios intentos de las llamadas Barco. Antecedentes de la capital de los santiagueños.

Las corrientes conquistadoras hacia el sur de Lima partieron en dos direcciones diferentes, con la clara intención de que se puedan instaurar controles sobre el vastísimo territorio que llegaba hasta el estrecho de Magallanes, inconquistable, hasta muchos años después y ya bajo países independientes del Reino de España. Santiago del Estero fue la base establecida para llevar a cabo la orden que dispuesta por Francisco de Toledo, quinto virrey del Perú, al cual lo gobernó durante once años. Un dato singular que ofrece Caro Figueroa en su trabajo es la votación previa por la que se decidió fundar Salta, donde actualmente está erigida la ciudad, que por lo demás es una de las pocas urbes fundada por los españoles que no se mudó de su sitio originario.

Señala dicho autor que había barios y diversos pareceres entre los realistas y con celo de servir a su majestad, el 23 de julio de 1581, Hernando de Lerma reunió en Santiago del Estero a alcaldes, regidores, tesoreros, alguaciles mayores tenían voz y voto en el cabildo y a un grupo de vecinos para pedir su opinión acerca de fundar la nueva villa en el actual valle de Lerma o en el valle Calchaquí.

Las autoridades mencionadas eran integrantes de dicha casa consistorial, como también se les llamaba a los cabildos. De las veintisiete personas que sufragaron, catorce lo hicieron a favor de que la nueva ciudad se erigiera donde está actualmente, mientras que las otras trece votaron por que se construyese en lo que actualmente es San Carlos Borromeo o simplemente San Carlos. La misma ciudad que, anteriormente fundada y reconstruida tres veces por Gonzalo de Abreu, se había llamado San Clemente de la Nueva Sevilla, pero que continuamente era atacada por guerreros calchaquíes con el objeto de que su nación no fuese tomada ni sitiada.

El argumento decisivo para la fundación de Salta fue la despoblación y que se trataba de un valle angosto, lo que le permitía estar más guarecida o al socaire de los cerros. En la nación Calchaquí, por el contrario, si bien había poca agua, sus habitantes estaban férreamente organizados para la guerra y la defensa de su territorio, lo que previsiblemente haría fracasar cualquier intento de someterlos. Ya antes habían visto frustrados sus propósitos Jerónimo Luis de Cabrera, fundador de Córdoba y el citado Gonzalo de Abreu.

El 16 de abril de 1582, el licenciado Hernando de Lerma, una compleja personalidad que terminaría sus días en el presidio, cuya única obra fue la de fundar Salta, le dio el nombre de Ciudad de Lerma en el Valle de Salta; sin embargo ese nombre pronto cayó en desuso en virtud de la resistencia que generaba la figura de su fundador y entonces comenzó a denominársela por uso de la costumbre como San Felipe del Valle de Lerma, en honor a sus patronos san Felipe y Santiago hasta aproximadamente 1588. Desde entonces se simplificó su nombre por el de Salta y el nombre de quien la fundara quedó estampado únicamente para mencionar el valle sobre el que se asienta, aunque antaño se distinguía el valle de Salta del valle de Lerma. La ciudad de salta dependió desde su fundación hasta el 1 de agosto de 1776, dependió del Virreinato del Perú, formalizándose su instauración, el 27 de octubre de 1777. A partir de allí, la vieja provincia del Tucumán, pasó a denominarse Salta del Tucumán y entonces la capital se mudó de San Miguel de Tucumán a Salta. Su primer gobernador fue Andrés de Mestre, todavía con sede en San Miguel hasta que Ramón García León tomó posesión de su cargo el 19 de diciembre de 1790 en San Salvador de Jujuy y en 1792 trasladó la capital de la intendencia de San Miguel de Tucumán a la ciudad de Salta. El 31 de agosto de 1794 Ramón García de León y Pizarro fundó la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, última población fundada por los españoles en América del Sur. El 8 de octubre de 1814, cuatro años después de la Revolución de Mayo, el primer director supremo, Gervasio Antonio de Posadas, decidió escindir Tucumán de Salta y junto con ello comenzó el desmembramiento territorial de la antigua jurisdicción de Salta del Tucumán. Pero esa ya es otra historia.

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