Para Mario Sangüezo trabajar en medio de la ríspida Puna no fue hostil. Cursó toda su primaria en una escuela a 80 kilómetros de San Antonio de los Cobres. Para la secundaria una tía lo albergó en la ciudad y se recibió de auxiliar mecánico en la Técnica 3. Luego lo siguió su mamá, la coplera Cirila, ya que sus otros tres hermanos también debían seguir sus estudios.
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Para Mario Sangüezo trabajar en medio de la ríspida Puna no fue hostil. Cursó toda su primaria en una escuela a 80 kilómetros de San Antonio de los Cobres. Para la secundaria una tía lo albergó en la ciudad y se recibió de auxiliar mecánico en la Técnica 3. Luego lo siguió su mamá, la coplera Cirila, ya que sus otros tres hermanos también debían seguir sus estudios.
Una vez recibido, sus inhóspitos orígenes y su especialidad fueron el currículum para volver a su pueblo y trabajar. "Lo que me favoreció es que era de la zona, me acostumbraba rápido", recordó. Su primer trabajo fue de camionero para Marcilese, aunque rápidamente comenzó a trabajar en la minería. "Hace 21 años", retrocedió.
Su primera mina fue Tincalayu, cercana al Salar del Hombre Muerto en Catamarca, que extraía tincal. "La minería no es lo que era antes", resaltó. En aquella época los minerales que se extraían eran pocos, por lo que aseguró, eso cambió arrastrado por la promesa del litio. "Antes la minería era solo para borato y no había la rentabilidad que tiene el litio. Eso hace que el resto de los minerales, al tener camino e infraestructura, se sigan desarrollando y tengan también rentabilidad", precisó.
La accesibilidad de los caminos, indicó, también es beneficioso para los propios integrantes de las comunidades más alejadas como Santa Rosa de los Pastos Grandes, Pocitos y Olacapato, porque les permite "planificar". Mientras que "antes era si o si hacer un viaje especial para buscar mercaderías. Hoy las empresas mineras ayudan bastante al allanar los caminos. Antes tenías que salir si o si en 4x4 o vehículos especiales", recordó.
Otros de los cambios que nombró como parte de la nueva minería son más derechos para los trabajadores, con jornadas más cortas y períodos más protocolizados. "Antes se llegaban a hacer períodos de 30 días de trabajo por 7 de descanso o hasta 45 días de trabajo por 10 de descanso. Hoy por hoy está casi estandarizado, de 1 día trabajado por un día de descanso", precisó.
Los servicios médicos, de higiene y seguridad, de lavandería, limpieza y de catering que "eran de otro mundo" son otros de los servicios que Sangüezo nombró y que llevan a que "hoy otra gente trabaje en minería".
Las oportunidades de trabajo, aseguró, es otro de los beneficios de la nueva minería. Aunque Sangüezo advirtió que es algo en lo que hay que "seguir trabajando" para que las empresas mineras contraten mano de obra local. Muy activo y comprometido en todas sus labores, junto a otros compañeros durante la pandemia armaron una bolsa de trabajo. "Estábamos en 500 desocupados y habrá bajado en 50%", aseguró. Para incentivar a la contratación de mano de obra local, en el 2022 junto a las áreas de Recursos Humanos de la minera en la que trabaja, llegaron a la Puna para que haya un intercambio con los pobladores. "Para que vean qué recursos humanos tienen disponible y qué necesitan", precisó. "Hay mucha gente que se aprovecha y dicen que vive acá y no viven acá, porque la gente que ingresa a la minera pasan de Salta en colectivo directo a las mineras", acusó y aseguró que a la par algunas empresas "se justifican que necesitan mano de obra calificada, pero hoy por hoy las oficinas están todas en Salta", sumó. El minero pidió que las empresas rompan con la centralidad: "Mucha gente manda el curriculum impreso o trabaja en el campo y no tiene señal y tienen que viajar a Salta para las entrevistas", cuestionó.
Pero Sangüezo no solo brega por las cuestiones laborales, sino que es también un gran difusor de la cultura andina entre los trabajadores de otras provincias."Siempre resalto de la influencia de otras culturas, acá nos cuesta mucho mantenerlas porque la demanda de gente es mucha, y hay gente que vienen de otros lugares, pero no están acostumbrados a nosotros", reflexionó. Además de difundir la celebración de la Pachamama, junto a sus compañeros Esteban Córdoba y Ariel Castillo comenzaron con las primeras peregrinaciones al Señor y la Virgen del Milagro. "Al principio éramos 10 desde mina Patito", indicó. Luego sumaron al monseñor Dante Bernacki con el que llegaron a caminar 400 kilómetros desde el Salar del Hombre Muerto.
Pero no solo es un difusor de la cultura, sino de la integración de los trabajadores de la mina en general. Las olimpíadas mineras que son cada vez más convocantes y que se festejará este fin de semana en San Antonio de los Cobres, también fueron organizadas desde sus inicios por el minero y sus compañeros.