El deporte motor no escapa a la escalada inflacionaria que padece por estos días el país. Si bien se trata de una actividad históricamente costosa, hoy los precios han llegado a “valores astronómicos”. Así lo expresó el múltiple campeón de picadas, el cerrillano Mauro Fernández, en diálogo con El Tribuno.
En condiciones óptimas, es decir sin realizar agregados ni mejoras y sin sufrir averías de ningún tipo, participar de cada fecha implica un desembolso de unos $ 150.000, promedio. Los valores, obviamente varían acorde al vehículo de que se trate, pudiendo ser incluso muchos mayores.
Fernández explicó: “Hay que tener en cuenta factores generales como combustible, comida y traslado, y siempre y cuando la fecha se dispute en Salta, porque si implica viajar a otras provincias ya hay que hablar de valores mucho más elevados”.
En cuanto a los costos, detalló: “Por ejemplo llevar el motor a un banco de prueba, banqueada como le decimos nosotros, cuesta $ 25.000 la hora. Mínimo en mi caso lo someto a esa prueba dos horas, es decir $50.000”. En cuanto al combustible, señaló que el metanol ronda los $2.500 y se necesitan unos 20 litros, es decir unos $50.000.
“El aceite se cambia cada dos o tres fechas y cuesta unos $50.000, es decir casi $17.000 por fecha. Lo mismo sucede con las cubiertas, que tienen más o menos la misma duración y rondan los $100.000 cada una. A eso se suma la inscripción a las carreras que es de $10.000 (promedio), aquí en la capital provincial”, contó el cerrillano, quien aclaró que los costos varían acorde al vehículo del que se trate.
“Yo voy a competir este fin de semana, porque tenía el auto prácticamente listo desde octubre del año pasado. Si tendría que ponerlo a punto hoy, con los precios que se barajan por estos días no podría hacerlo, me costaría mínimo 300% más”.
Mauro Fernández competirá este fin de semana con un Fanny Car, motor Audi TSI.
Darío “Picky” Ocampo comparte la preocupación de Mauro Fernández. “El esfuerzo que hacemos para competir en cada fecha se multiplicó. También hay que reconocer que los organizadores, el Auto Club, mantiene los precios para la realización de cada fecha sea posible, con inscripciones muy ajustadas”, resaltó.
Ocampo corre con un Fiat 600. El diminuto roedor conocido como el Diablo de Tasmania, cuenta con un motor de 500 cv. “Un juego de cubiertas se va a más de $300.000. Es mucha plata. Algunos están mezclando el metanol con nafta para abaratar costos, pero todo influye en el rendimiento final”, señaló.
Cerrillos, tierra de tuercas, poetas y cantores
Cerrillos, tierra de gauchos, poetas y cantores, es también cuna de tuercas que hicieron escuela. En otros tiempos los circuitos y la preparación de autos de carrera, especialmente cafeteras, era liderada por pilotos y aficionados como el “Gringo” Chasni, el “Ñato” y “Pipí” Jora, “Mingo” Martín, entre otros.
Luego vinieron las nuevas generaciones, de la mano de Mauro Fernández, en la década del 90. Fue a partir de allí que se fue formando la generación conocida como “La Legión Cerrillana” y que está integrada por Darío “Picky” Ocampo, Mariano “Condoro” Ahanduni, Mauro el “Gallego” Fernández, Edgardo “Egui” Guevara, Fabio el "Burro" Soto y Billy Sayús.
Pese a la crisis económica, los cerrillanos siguen peleando los primeros puestos en las diferentes categorías y se esfuerzan por dejar sus nombres impresos en la historia del automovilismo salteño.