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"Cuando el doctor vio mis estudios dijo que era cáncer"

A Graciela Quispe le diagnosticaron un cáncer, siguió una mastectomía y la contuvo su familia. Hoy espera su radioterapia.
Miércoles, 07 de febrero de 2024 01:04

Con voz firme develando su personalidad, Graciela Quispe contó sus vivencias desde que le diagnosticaron cáncer de mama, un cáncer agresivo que devino en una cirugía y quimioterapia. Transitó esa etapa contenida por su familia y sus vecinos, y actualmente espera que autoricen la radioterapia para completar su tratamiento.

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Con voz firme develando su personalidad, Graciela Quispe contó sus vivencias desde que le diagnosticaron cáncer de mama, un cáncer agresivo que devino en una cirugía y quimioterapia. Transitó esa etapa contenida por su familia y sus vecinos, y actualmente espera que autoricen la radioterapia para completar su tratamiento.

DURANTE LA QUIMIOTERAPIA

"Fue sorpresivo para mí. Me diagnosticaron los primeros días de mayo del 2022, me sale un bulto en mi mama derecha y a los dos días me hice una mamografía, tenía un bulto muy chiquito, del tamaño de una uña, y me dicen que me tengo que hacer una eco mamaria", relató Graciela Quispe. Debido a que se hizo los controles por intermedio de la ONG Pro Mujer, que era social, ellos se conectaron con el Hospital Pablo Soria y le consiguieron un turno con el mastólogo quien la atendió el 12 de mayo, fecha que no olvida porque era el día del enfermero. "Cuando el doctor vio mi mamografía y la eco mamaria me dijo que era un cáncer", recordó.

Le sucedieron estudios, resonancia, tomografía, otros de cardiología y en septiembre le llegaron los resultados de la biopsia que lo confirmaba. "Ya la primer consulta que tuve con el doctor Flores (mastólogo) me dijo me tenían que sacar la mama, pero no sabía que era un cáncer bastante agresivo", afirmó y el 21 de octubre la operaron. Tuvo una recuperación bastante rápida porque lo asimiló; además reconoció que contar con un psicólogo, entre otras atenciones, le demostró que el hospital estaba muy preparado para tratarla.

"No necesité mucho porque creo que tengo mucha familia, muchos amigos, capaz que es por mi carácter también, pero no me bajoneó. Así que me sacaron la mama derecha, el ganglio y toda la parte de la axila; eso fue en octubre y el 14 de febrero ya del 2023 me hace mi primer quimio", recordó.

Tuvo ocho sesiones de quimio que finalizaron en septiembre, y reconoció que fue duro. "La verdad que me dolieron todo los huesos, tuve vómitos, se me cayó el pelo, pero la verdad que no me afectó, o sea emocionalmente no me afectó mucho sino que era dolor nada más, pero igual salía para todos lados" dijo.

No obstante, se mostró animada y aseguró que durante la quimiorapia su actitud fue de fortaleza pese a los síntomas, los únicos dolores, y mientras se sentía bien trataba de visitar a su madre, vecinas o familiares para no quedarse en casa una vez que terminaba sus labores cotidianas en su hogar. "Si me quedo encerrada la mente te juega mal. En en mi barrio, por ejemplo, nosotros tenemos cuatro personas que tienen cáncer de mama y una se nos fue, era la que me guiaba porque tenía la misma clase de cáncer y lamentablemente ya perdió la batalla. A mí me bajoneó un poco eso y son cosas que pasan, una ya tiene que estar preparada también", afirmó.

Recordó que antes del diagnóstico, cada año se hacía los controles, aun así su médico le aseguró que puede que no haya nada en un control pero al siguiente puede pasar, porque tampoco tiene antecedentes en su familia-, la detección fue porque se revisó y acudió rápidamente al médico.

Graciela reconoció que le impactó cuando le informaron que era un "cáncer triple negativo", uno de los más agresivos, pero aseguró que el bajón anímico no le duró por el gran apoyo de sus hermanos y de su marido que le permitió asimilarlo.

Actualmente, al igual que otras pacientes, está esperando que el gobierno autorice las radioterapias que se hacen en un solo centro especializado particular de la provincia. "Fui a control con el mastólogo y me dijo que es muy importante la radioterapia, así que todavía no terminé mi tratamiento", aseguró.

La contención de su familia fue clave

CON SUS AFECTOS | GRACIELA QUISPE AL CENTRO CON SU FLAMANTE ESPOSO, SUS HIJOS Y NIETOS, Y OTROS FAMILIARES.

En cada etapa de su tratamiento Graciela Quispe fue asistida por la oncóloga del servicio afín del Hospital, atendiendo sus dolores de cabeza, de estómago y otros malestares, quien la fue guiando cuando no estaba vinculada a su enfermedad. De hecho, una vez la derivó al oculista atendiendo el origen del malestar. Como paciente, valoró que siempre tuvo comunicación abierta con una licenciada del área, sabía que podía llamar y también que la llamaban para ver cómo estaba. "Está bien diseñado el sistema, lo único que falta es que el gobierno libere los tratamientos de radiología, es caro, yo no lo puedo afrontar porque sino no tendría problemas", destacó.

Al reflexionar descubrió que a veces la vida se va dando de determinada manera, y que allí encontró contención por lo que no puede imaginar cómo habría sido si hubiera partido a vivir a Buenos Aires, como tenía planeado para abril del 2021, cuando la sorprendió el diagnóstico.

Aunque fueron días complicados por la quimioterapia siempre valora la contención familiar, su esposo, con quien formalmente se casó hace unas semanas, y la de sus cinco hijos varones de entre 21 y 31 años, quienes ya la hicieron abuela. También agradeció la sorpresiva actitud de sus vecinos quienes tuvieron innumerables gestos y se preocuparon por ella.

"Hay mucha gente que viene, te toca la puerta y te traen una pastafrola, un budín, frutas. Los vecinos se portaron re bien, mis primas, mis sobrinas y tías, yo creo que eso también no te deja caer. Siempre están mis hermanos, mis cuñados, la verdad que no me puedo quejar, el barrio entero siempre dándome cariño", comentó expresando lo feliz que se siente al tener buenos amigos, vecinos y a su familia que no la dejó sola.

"Ahora tengo que seguir con el tema de la radioterapia, y después ver de hacerme otros estudios para seguir adelante", dijo. No obstante se solidarizó con otros pacientes que llegaban del interior también para hacerse quimioterapia y debían volver, agotados, a veces sin dinero para afrontar el costo del transporte. De hecho, llegó a alojar a una persona del Norte pero a veces tenía distintos horarios.

De hecho, contó que fue a pedir que le contemplaran la gratuidad, pero la rechazaron por no tratarse de una discapacidad. Entiende que se necesitaría una ayuda ya que muchos llegan de San Pedro y otros puntos de la provincia y deben lidiar con el malestar, ya que además la enfermedad no te permite trabajar y si no tenían un empleo formal o eran independientes, no pueden generar ingresos.
 

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