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Bastó una guitarra y un grabador para transformar vidas

Gabriela Altamirano, actual directora de "Sol y Arte", recordó a su padre como fundador de la entidad que hoy dirige.
Martes, 19 de marzo de 2024 01:01
DANZA A PLENO | LOS ALUMNOS SE LUCEN EN UNO DE LOS CUADROS DE “DESTELLOS DEL ALMA”.

Fue por el año 2002, que la idea de hacer que el arte en distintas disciplinas, sea una parte esencial en la vida de personas con síndrome de Down. Gracias a la voluntad y al deseo por consolidar esta iniciativa, nació una propuesta de la manera más esperanzadora. Ernesto "Negrito" Altamirano junto a su hija Gabriela Altamirano; fueron fundadores de la asociación "Sol y Arte", una entidad que hace historia en Jujuy. "Mi papá fue iniciador de la cooperativa de trabajo del taller 'Crecer' que después se disolvió", comenzó relatando Gabriela Altamirano, actual directora de este espacio dedicado al desarrollo integral de las personas con discapacidad.

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Fue por el año 2002, que la idea de hacer que el arte en distintas disciplinas, sea una parte esencial en la vida de personas con síndrome de Down. Gracias a la voluntad y al deseo por consolidar esta iniciativa, nació una propuesta de la manera más esperanzadora. Ernesto "Negrito" Altamirano junto a su hija Gabriela Altamirano; fueron fundadores de la asociación "Sol y Arte", una entidad que hace historia en Jujuy. "Mi papá fue iniciador de la cooperativa de trabajo del taller 'Crecer' que después se disolvió", comenzó relatando Gabriela Altamirano, actual directora de este espacio dedicado al desarrollo integral de las personas con discapacidad.

En ese tiempo, el "Negrito" Altamirano -quien tenía una actividad constante- se había jubilado, pero no podía quedarse sin hacer nada. Y al haber sido inquieto, la nostalgia ganaba sus días. Pero gracias a un alumno con síndrome de Down, José Antonio Solíz, el destino sería distinto. "Él extrañaba a los chicos de 'Crecer' pero José Antonio le decía: '¿por qué no enseñamos los dos, música en tu casa?'", reveló. Como José tocaba la batería, le había comentado de su plan al "Negrito", que no dudó en compartirlo con su hija. De animarse al desafío surgió el unir fuerzas y hacerlo juntos. Padre e hija emprendieron este camino y comenzaron a brindar clases en su casa. Él, de música y, ella, de danzas folclóricas. Y con una guitarra y un grabador, el sueño se fue gestando con amor y entrega. "Se fueron sumando chicos y en ese momento la señora Dina -quien era la propietaria del colegio 'Jean Piaget' que ya falleció- le ofreció a mi papá un aula del colegio en el turno de la tarde y empezamos con trece alumnos", destacó.

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Con la sensibilidad y el entusiasmo como bandera, llegaron a sumarse veinte alumnos más y entonces no se hizo esperar la proyección hacia metas más ambiciosas, siempre desde la labor permanente. Y es que se estaba formando una estructura de enseñanza más sólida, por lo que fue tal el crecimiento; que decidieron constituirse como una asociación civil sin fines de lucro. Así es que "Sol y Arte" reunió el impulso suficiente y motivó a las personas con discapacidad y síndrome de Down a por sí mismas a través de la luz que irradian desde su alma. "Son personas hermosas. Recuerdo que a mí me buscaba una mamá de una nena con síndrome de Down que quería que le enseñe a bailar danzas. Me dijo que la niña practicaba danza en una academia de folclore con personas convencionales, pero cuando iba a buscarla a la hora, se enteró por los mismos compañeros que su hija se quedaba toda la hora sentada. Obviamente, para el profesor parecía que era más fácil ir con las personas convencionales y no tenía tiempo para enseñarle a esta alumna con síndrome de Down", dijo. Casos como este, resultan difíciles de entender hoy.

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Ante esto, "Sol y Arte" partió del lado recreativo y después siguió la línea de lo terapéutico-educativo ya que los referentes notaban que el tiempo de las personas con discapacidad no era bien aprovechado en otros espacios, salvo en una escuelita de fútbol. De esta situación, 22 años pasaron.

Por ello, desde la institución era indispensable que los alumnos aprendan más a fin de demostrar su potencial y sus aptitudes artísticas. Entonces primero se formó el ballet con una bendecida trayectoria, nutrida de grandes satisfacciones que brilló en escenarios provinciales y nacionales.

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"Nos dimos cuenta que a través de las artes podemos hacer un gran aporte para la sociabilización y la inclusión de las personas con discapacidad", indicó Altamirano. El arte abordado como una forma de expresión es milagroso. Los estudiantes que no pueden comunicarse verbalmente, lo hacen a través del movimiento y de la música mediante un trabajo muy importante que desarrollan con alegría y dedicación. Es así que desde el 11 de marzo de 2002, este espacio de enseñanza y contención reúne a alumnos que encuentran en el arte de la danza y de la música, un camino de salvación donde se prioriza a las personas y a las actividades que les gusta realizar, encontrando así la aptitud artística escondida, acentuando la enseñanza en el área que el alumno tenga mayor fortaleza.